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sábado, noviembre 23, 2024

Argentinos en estado animal y yugo de la instantaneidad mediática

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El Segundo Congreso Argentino de Cultura realizado en San Miguel de Tucumán fue un encuentro clave, con exposiciones y debate acerca de las múltiples realidades que conforman hoy el universo cultural del país. El Nuevo paradigma comunicacional.

El Segundo Congreso Argentino de Cultura se desarrolló entre el 16 y el 19 de octubre. ¿Y qué quedó, mas allá de los proyectos y programas que se vienen realizando a lo largo y ancho del país?

Fuera de agenda se juntó un grupo significativo de secretarios de Cultura que redactaron un documento conjunto en donde se propone la creación de El Consejo Federal de Cultura.

De este modo se da un paso más en la disputa por un mayor protagonismo a la hora de planificar desde la Nación con una visión federal e inclusiva, para un mejor aprovechamiento de los fondos y recursos asignados.

Así también, se le hizo saber a las autoridades nacionales acerca de la necesidad de incrementar a por lo menos al 1% el presupuesto de cada instancia gubernamental (a nivel municipal, provincial y nacional) como un piso para los fondos asignados a Cultura. Esto ya se logró en la provincia de Entre Ríos.

El Congreso fue amplio en su propuesta y en los temas tratados. Nuestro acotado recorrido dentro de ese vasto universo dialógico y conceptual tuvo que ver con la perspectiva que más nos interesa: la relación de los medios con la cultura y con la sociedad.

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Se abrió el congreso con la exposición del economista Aldo Ferrer, quien propuso -entre otras cosas- “vivir con lo nuestro”. Esta idea cobra significación en el contexto de la crisis internacional actual, por lo que -aseveró- que en caso de profundizarse la recesión mundial, Argentina no tendría mayores problemas dado que somos un país que puede autoabastecerse en alimentos y energía.

“Se acabó la cultura de la especulación, se requiere de una cultura inclusiva, de trabajo y solidaridad. Todos los que integramos el área cultural hemos comprendido que debemos trabajar en conjunto en un proyecto inclusivo. Apertura tecnológica, brecha cultural, cultura y desarrollo, nuevas tecnologías, derecho de autor y derecho a la cultura. Dejamos por un momento el arte como cultura para ver la cultura como una construcción comunitaria”, opinó Pablo Wisznia, subsecretario de Gestión Cultural de la Nación.

Así describió Wisznia el actual momento de la realidad política y cultura de Latinoamérica: “único, fundamental, fundacional, vamos por nuestra segunda independencia”.

jpg_mempo.jpgEn la mesa debate “Hacia el Bicentenario”, el destacado periodista y escritor Mempo Giardinelli partió de la necesidad de reconocer “nuestro inadmisible presente sociocultural, configurado y determinado por entre 10 y 15 millones de compatriotas carentes de esperanzas genuinas y muchos de ellos en franco estado de animalidad. No es un cataclismo ni un flagelo de la naturaleza, es el resultado de políticas perversas que aquí se aplicaron y es urgente revertir. Tenemos la obligación de exigirle al actual gobierno nacional que ha sido capaz de muchos cambios visibles y plausibles en materia de defensa, derechos humanos, educación, de cultura y de salud, que también se cambie en otras áreas en las que Argentina sigue siendo un desastre, una calamidad, por ejemplo en materia de transporte, comunicación, impuestos regresivos, exclusión social y otras cloacas que hacen imposible el apoyo irretricto de los intelectuales”.

jpg_Forster.jpgLa propuesta que atrapó nuestra mayor expectativa fue la que presentó Ricardo Forster, doctor en Filosofía y creador de el espacio político “Carta Abierta” cuando se refirió a los medios y su poder en la Cultura.

“Un viejo pensador -recordó Forster en alusión a Walter Benjamin– decía que los medios de comunicación representan la metafísica de la época, y que habían generado una percepción del tiempo completamente novedosa, totalmente otra. El tiempo como instantaneidad, el tiempo como fugacidad, el tiempo repentino, el puro presente, el radical aquí y ahora devorándose el pasado y el futuro. El tiempo deja de ser un movimiento entre lo acontecido y lo por acontecer y se convierte en la pura afirmación de aquello que es, no hay otra temporalidad que lo que está aconteciendo ahora. Es la radicalidad del puro presente. La fugacidad, la instaneidad, la pura novedad, necesita liquidar la relación sustantiva con las cosas y las palabras, la acción y la idea. Busca lo nuevo, lo volátil. Es la consumación última de la lógica de la mercancía, una da lugar a la otra, la vuelve obsoleta. Los medios están metidos decisivamente en una representación profunda de aquello que llamamos realidad. No sabemos distinguir bien la percepción del mundo de lo que los medios hacen con el mundo.jpg_medios.jpg Esta dinámica se devora absolutamente todo y no tenemos tiempo de asir las cosas cuando ya se nos están deslizando como arena entre los dedos. La idea de ciertas continuidades, de enraizamientos, de durabilidad, se resquebraja, se esfuma, se convierte en pura volatibilidad . Y desde qué lugar discutir el nombre propio, las biografías, las deudas con el pasado, la persistencias espectrales de lo que nos atravesó y constituyó pero que en la lógica de los medios son restos que van a ocupar el lugar del vacío. Vivimos instalados en un tiempo atravesado por el vértigo que tiene la lógica de lo abismal, en un dominio del presente que está en estado permanente de vacío”.

Y nosotros, a partir de la reflexión de Forster podemos señalar que ante la hegemonia mercantilista, la estética del tener, y la frivolidad del sentido que producen los medios, se hace imperioso aportar a la construcción de un nuevo Paradigma Comunicacional, que pueda disputar dentro de los imaginarios colectivos.

Para ello La ley de Radiodifusión que nos debemos como sociedad sería una de las asignaturas pendientes para una mayor democratización de las comunicaciones y de la Cultura.

Este paradigma implica una nueva forma de problematizar las comunicaciones que resignifique la comunicación social desde una ética reconstructiva donde se rescata y fomenta el rol del estado, la solidaridad, los valores humanísticos, el aprecio a la pluralidad y el respeto a la diversidad, así como la revalorización de lo público y lo comunitario, en oposición al paradigma dominante, que es individualista, reduccionista y mercantilista. Esto implica hacer visible lo que cotidianamente no lo es, lo que está oculto por los intereses políticos y económicos dominantes (*).

En este sentido, ¿alguien se pregunta por qué no se puede ver en Salta y el país la cadena Telesur? Otro ejemplo -en este caso positivo- es la posibilidad que tenemos de apreciar los contenidos de un canal como Encuentro, que sin embargo debería tener una difusión masiva por aire y no solo a través del cable.

(*) NdR: una reflexión más extensa sobre el Nuevo Paradigma Comunicacional se puede ver en otro artículo del mismo autor, Julio Haro, en Salta 21: «Los medios sin fin» http://www.salta21.com/spip.php?article1149

– Nota relacionada (surgida a partir del artículo)

http://www.salta21.com/spip.php?article1215 Cultura, deseo y decepción

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