“Acaso estuvo un día en nuestra mano decidir y nos quedamos entonces en esta cueva, en este hueco de las pesadillas, pero habitable a cambio de ciertas condiciones”. Walter Adet
Las isotópicas búsquedas del poeta en la espiritualidad y en la luminosidad, han echado conjuro en esta ausencia física. Pero aún y en silencio, hay una especie de resurrección invicta: otra vez reunirnos alrededor de los fuegos para hablar de su poesía.
Sacar otra vez el libro de la biblioteca, releer su nombre, encontrar en sus letras el símbolo de su presencia, ha sido como darle la mano en la distancia. ¿Acaso no dijo el poeta que matar el tiempo era como suicidarse? Hemos bebido el tiempo de la letra y retornado en carne viva al espíritu y a la luz.
Walter Adet ha logrado componer la poesía en carne viva, puesta a andar tras la infamia, sin estrategias escriturarias ni símbolos gráficos, sin metáforas ni recursos literarios; su nombre mismo, es la descarnada poesía visceral del tiempo.
“porque regresaré desde dormido en esa carta”, rezan los versos. Entonces pienso en el hueco de las pesadillas, ¿acaso no había en su obra paisaje interior? El poeta conocía las miserias humanas y le hubiese dicho a ese hombresucho calumne ¡que la era de las moscas en la leche estaba escrita! ¿Y todo eso de las telarañas negras? Ahora ahí yace la mosca, presa de su lengualarga.
“Y hay en el mundo a toda hora un eclipse de hombres”. En este hueco las condiciones son la dignidad por sobre la dignidad. Para que habitemos en él, hay que dejar las telarañas, al fin y al cabo, atrapan la mosca.
en la otra vida
allanarán la imprenta
donde publica hojas
inéditas el árbol
Dijo Raúl Aráoz Anzoátegui en su despedida a Walter Adet (10-10-92): “¿Acaso la existencia no es eso que jamás se acaba si quien la lleva consigo es un alma elegida para no extinguirse?”
– Datos: Título de la nota tomado de En el sendero gris (sonetos, Salta, 1962). Referencias a El hueco (antología, edición póstuma, Madrid 1992 y Salta, 1992). Ambas obras del escritor Walter Adet
