Teatro negro, comedia y drama en tres obras del Circuito Nacional de Teatro que se presenta en Salta con elencos del país. Gran afluencia de público en las tres obras. Jorge Onofri dedicó la función de La niña invisible a Claudia Bonini, actriz salteña fallecida recientemente.
La Niña Invisible – de Jorge Onofri- Títeres
– hs. 20 en la Fundación. Grupo Atacados por el arte (Cipoletti)
Visualmente bella, trabajada con muñecos y la técnica del teatro negro, la historia de Clarita, la niña invisible, es preciosa. Produce ternura y mueve a la reflexión, cuando los niños son maltratados física, verbal y psicológicamente. Por ello desaparece Clarita. La obra trabaja con los opuestos invisibles: buen trato, amor, comunicación, dulzura, familia, hogar. En esta segunda oportunidad en que la veo, me pareció terrible, pícara y encantadora la pequeña Mimí, la otra nena que fue cobijada en el hogar de Miguel y Ruth. Las niñas tienen algo en común: fueron abandonadas pero Mimí es tan comprensiva a la vez que traviesa que permite condimentar con su frescura, su humor y su picardía, la ingenuidad, inocencia y retracción de Clara, niña que ha sufrido la opresión. La cosecha de frutas es una huella de localismo y el sabor de la compota se hizo sentir. Me fui cantando “Aquel manzano ya no floreció será tal vez por su vejez, por eso mi alma se entristeció al ver que se marchitó…” por ese inmenso mar que ahora, atraviesan Clara y Mimí, felices.
– Sinopsis: Si no somos amados, vamos desapareciendo ante la mirada de 
los otros. Si somos maltratados queremos ser menos vistos hasta volvernos… invisibles. Una niña, su desaparición y el encuentro con una nueva familia – muy especial – que con su ternura y cuidados la volverá visible otra vez. Una historia que nos habla sobre la poderosísima presencia del amor en la vida de la gente.
Desdichado deleite del destino – de Roberto Perinelli
– hs. 22 en la J.C. Dávalos – Grupo Teatro del Pueblo (Buenos Aires)
Excelentes actuaciones de Nacho Vavassori, un neurótico excéntrico insoportable, DT de fútbol de un equipo de la “D” que ama las rosas más que a su mujer y a su hija; de Belén Brito, la calladita que sorprende en el papel de Zulema; y de Nelson Rueda, el vendedor ambulante rengo y simpático que se banca a Pancho para venderle un CD de los wawuancó por $ 5. Las humoradas de una comedia que nos acerca a lo popular con una vuelta de tuerca, mates de por medio, historia de barrio, cumbia, personajes nuestros. Simple, despojada, bien dirigida por Carina Fiorillo.
– Sinopsis: Una comedia que habla sobre los vínculos y las distintas costumbres populares argentinas: el mate, la silla en la vereda, el fútbol, 
el cultivo de flores y la música popular.
Una mañana, Don Pancho, descubre que el destino le ha jugado una mala pasada: sus rosas, a las que cuida y protege como hijas, han sido exterminadas por las hormigas. A partir de esta anécdota se desarrolla una comedia que nos irá develando Zulema, hija de Don Pancho, y un vendedor ambulante que entrarán en la postal para alterar o no los desdichados deleites del destino.
El Jugador – Basada en la novela de F. Dostoievsky
– hs. 23, 30- Sala Mecano- Versión teatral de Oscura Turba (Tucumán)
La puesta es inteligente. Se desarrolla sobre una mesa de billar redimensionada donde cada jugador es una pieza fundamental para este juego en el que se puede perder no sólo la fortuna sino el amor, la salud, el futuro. Me pareció un notable hallazgo la figura de la cropupier (Catalina Lammoglia) quien a través de distintos instrumentos no convencionales pone música y ritmo a la tensión del drama. La entrada de Antonina Vasileievna (Rosa Ávila) produce un cambio en los personajes y en la historia con una excelente actuación. Es una obra de “giros” en donde en una apuesta se puede perderlo todo. Bien pensada. Con dirección y 
puesta de Máximo Gómez.
– Sinopsis: La historia se desarrolla alrededor de una herencia que tardará en llegar porque la abuela, que todos deseaban y creían muerta para poder cobrar la herencia, aparece en el escenario de la acción perjudicando las especulaciones hechas en torno a su fallecimiento. Así, todos los planes se derrumban con la aparición de la abuela, que además de estar completamente sana, dilapida su fortuna en la mesa de juego, frente a la mirada impotente de todos.
De este modo, los personajes, junto al sonido de las fichas del casino, ven escapar sus sueños de la misma manera como se les escapa el dinero y las relaciones que antes eran sólidas se derrumban con una sola vuelta de la rueda.
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