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sábado, noviembre 23, 2024

Spregelburd: escenas de Acasusso podrían llevárselas El Bergantín

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Anoche tuvimos dos funciones para “Late alto el teatro”: la 1ª las 20 en sala Mecano con El bergantín de B. Cappa y Acasusso de Rafael S. Para esta noche tenemos tres obras: “Intemperie” a las 2º en La Fundación, El trompo metálico a las 22 en la Sala J.C. Dávalos y casi trasnoche “Job”, a las 23, 30.

La obra El bergantín tiene un argumento bastante original, una escenografía llamativa, un numeroso elenco compuesto por Galo Ontivero, Flor Dyszel, Cristina Maresca, Yasmín Sapollñik, Rosana Díaz, Victoria Palermo, Sofía Boscacci y Carla Pessolano, bajo la dirección de Bernardo Cappa. El resto del equipo se compone por:

Coord. de Producción de Proyectos de Graduación: Sergio D. Spinella

Coordinación técnica: Gabriel Terenzio

Diseño de iluminación: Pehuén Stordeur

Diseño de vestuario: Pía Drugueri

Diseño de escenografía: Norberto Laino

Asistencia de escenografía: Lirolay Nuciforo

Realización de escenografía: Emilio Muños

Asistencia artística: Aníbal Gulluni

Los actores mostraron su trabajo pero su talento fue desaprovechado. Sus actuaciones no lucieron un óptimo nivel. Por momentos el volumen de voz era bajo y por otros, los gritos producían saturación. Las actrices que interpretaron a Miranda y Luisa lo hicieron bien dentro de un grupo de mujeres aburguesadas entre las que Luisa es la “negrita”. El elenco del IUNA (C.A.B.A.) marca una brecha entre el texto y su representación provocando ruidos e interferencias en su recepción. La obra repara en la Argentina de la década del 40-50 cuando se la consideraba el granero del mundo y exportaba trigo a Europa. Pero los símbolos de argentinidad (himno, cinta celeste y blanca) se diluyeron por la forma en que fueron dirigidos hacia ellos los actores. “Sudacas”, el término empleado por Luisa para agraviar a las mujeres del bergantín que intentan comunicarse con estos heroicos marinos, es relativamente nuevo. En aquellos años nadie lo usó para referirse a un “cabecita negra”. Lo que sucede es que por momentos parecía colarse la idea de un sentido actual como posibilidad de lectura sobre todo cuando se alude al “campo”. Evidentemente la contemporaneidad del texto juega en el dramaturgo esta pasada pero queda en la alusión y en un paralelismo casual. En mi opinión, no convencieron las actuaciones.

Acasussso

– Cualquier semejanza con escuelas de Salta es plena coincidencia.

jpg_acasusso_1.jpgLa obra comienza así, con un monólogo de la maestra más vieja de la escuela, que le habla al juez por el incidente que conocemos al final: A quien crea que la docencia es una tarea que una elige, le decimos: no. A quien crea que la escuela es un segundo hogar, también le decimos no. La docencia es algo que “nos” elige, y si bien nos resistimos como bueyes a este trabajo que tiene más zonas negras que gratificaciones, muchas de nosotras hacemos de esa resistencia una vocación, y dale que vamos. A quien crea que un segundo hogar puede tener el aspecto de un manicomio, que con todo respeto es lo que más se parece a la escuela 78 del distrito escolar Merlo, yo le digo que no. Que ni educadores ni educandos encontrarán allí algo parecido a un hogar.

La presencia de los inodoros en el escenario habla de una estética que combina el absurdo y el grotesco. Pero va más allá de estas formas teatrales.

Los inodoros son también el revés de la historia, lo que no se ve, la “mugre” que tiene que ver con algo que “huele” mal. En una oficina que representa la dirección de una escuela de Merlo aparecen una multiplicidad de espacios escénicos yuxtapuestos. Un espacio que ensancha las meras posibilidades realistas de un realismo reflexivo o de un teatro de ideas. Me parece que entronca un poco más con el absurdo de la existencia de Beckett porque hay una preocupación social. Spregelburd es un rebelde como lo era Ionesco. Sin embargo, hay en la obra una estructura dramatúrgica del orden de lo convencional transfigurada en el cómo. Es el lenguaje lo que se rebela en el autor, es el conflicto social, auténtico y decadente, lo que provoca tensión. Difícil de encuadrar en una forma estanca. Es una multiplicidad de formas expresivas que se combinan en una puesta donde la trama de relaciones de los personajes sostiene el intrincado aparato de la Institución docente, viciada en sus estructuras sistémicas y en su vorágine cotidiana.

Cada uno de los personajes es como los elementos de una estructura. Spregelburd compone Acasusso de la misma manera que la formación de un equipo de fútbol: once jugadores y un árbitro. En este caso, diez mujeres que representan cada uno de los elementos del sistema educativo de una escuela, en un distrito donde la población es complicada. Al equipo lo completan dos hombres, uno de los cuales es Edgard, el jugador «adquirido».

“Hay que estar loca para manejar una escuela” es como la frase pivote de jpg_acasusso.jpgla obra. Y aparece el mundillo interno de la docencia, las miserias humanas, las debilidades del aparato educativo, los malabares de la subsistencia de un docente, las migajas de sueldo, las camarillas, las comidillas, los entremeses, las envidias, las luchas por el poder, las debilidades y carencias, las necesidades, los problemas escolares, los temas de indisciplina, la pobreza de las escuelas, el estrés del trabajo, la falta de infraestructura y tecnología, etc.

La actuación de Elisa Carricajo (Secretaria) es superlativa como la de Paula Acuña (Delia, la directora). Y en idéntica escala con muy buenas actuaciones, el resto del elenco: Ideth Enright, Luciana Pettigiani, Andrea Lo Tartaro, Laura Paredes, Pilar Gamboa, Valeria Correa, Emma Rivera, Mauricio Morando y Adrián Fondari.

El dramaturgo y director, Rafael Spregelburd, conoce al dedillo la vida institucional de una escuela. El final de la obra produce extrañeza. La historia interna está enmarcada por un robo al Banco Río en Acasusso, lo que prende la mecha de la imaginación en Delia para “robar” el dinero de cooperadora y con eso comprar un jugador de fútbol que sería vendido al club de Boca. Nada sale bien, finalmente.

En los planes del autor, seguramente está el hecho de provocar un alargue en el tiempo de la obra como el que se otorga para desempatar un partido. En este caso son las maestras contra la vida las que se juegan en el campo. Hay al menos cinco escenas que podrían ser suprimidas para evitar las dos horas de obra. Para algunos la duración ha de ser perfecta, pero justamente pienso que con una síntesis podría lograrse la perfección.

Es una obra de detalles de conflictos humanos que hacen a la profesión de una maestra, a la vida de una escuela. En definitiva, asistimos al duro trabajo de sobrevivir en la jungla escolar.

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