Luego de hacer público su divorcio del intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, tras una relación de 20 años y 3 hijos, la gobernadora María Eugenia Vidal prepara su mudanza a la Base Aérea de Morón. La razón, argumenta, seguridad mientras pisa el acelerador a fondo con la reforma policial con un solo objetivo: dinamitar y no dejar ni un rastro de la gestión de antecesor…
La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal confirmó ayer que está en pleno proceso de separación de su marido, el Intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, tras casi 20 años juntos.
Si bien no sería un proceso traumático, la relación se dañó visiblemente en la campaña de 2015. Las presiones, las amenazas y el espeso clima que se creó alrededor de la familia Tagliaferro-Vidal habría detonado el vínculo entre ellos.
Sin embargo, los años juntos y la buena sintonía entre las familias de ambos hicieron repensar, durante meses, cualquier decisión. Hoy, la determinación de un alejamiento terminó siendo necesaria.
La pareja se conoció cursando estudios en la Universidad Católica Argentina. Empezaron a salir en el año ´96 y dos años más tarde dieron el sí. Los hijos no tardaron en llegar, y pronto fueron padres de Camila (15), María José (13) y Pedro (7).
«La decisión la tomamos entre los dos», reveló Vidal ayer.
Cierto es que en los últimos tiempos prácticamente no tenían tiempo para dialogar ni tener esos espacios que los llevaron a estar juntos.
Hoy, con la separación consumada, preparan un alejamiento ordenado. Como en su propia vida, la gobernadora bonaerense tendrá que acordar cómo será su nuevo futuro sin su marido. Otro cambio más en su vida.
Ella aguantó durante la campaña, incluso estuvieron la semana pasada en asados en conjunto donde se saludaron cariñosos, aunque distantes. Pero finalmente trascendió.
El fin de semana Vidal reunió a sus tres hijos (Camila, María José y Pedro), preocupada porque la noticia de la separación trascendiera en los medios, portales o redes sociales antes de que ella misma se los cuente.
Se los confesó en soledad y ayer lunes, dio la orden de que la noticia trascendiera: estaba «oficialmente» separada de su compañero de vida de 20 años.
«Nuestra prioridad, como debe ser, es cuidar a nuestros hijos, es que ellos estén protegidos y se sientan acompañados en este proceso que todos como familia vamos a atravesar», agregó la gobernadora en declaraciones a la prensa durante un acto que encabezó en la localidad bonaerense de Villa Elisa.
Vidal tiene pendiente su mudanza a la casa que le están acondicionando en la Base Aérea de Morón, ya que ha recibido serias amenazas, al igual que el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, quien sufrió el secuestro virtual de dos de sus hijos.
Desde su postulación a la gobernación ocurrieron algunos hechos de inseguridad en Castelar, barrio en que Vidal vive desde hace ocho años, los que hicieron que los funcionarios busquen un lugar mejor custodiado. La casa de la Base Morón se encuentra a cinco kilómetros de la vivienda en la que viven en la actualidad. La gobernadora conoce la zona e incluso las instalaciones ya que hasta allí llega todos los días para subirse al helicóptero que la traslada a La Plata y otros distritos del territorio que gobierna.
«Nos explicaron que la casa de Castelar no era adecuada para controlar la seguridad y tomamos la decisión de mudarnos, así que estamos evaluando opciones«, contó Tagliaferro cuando aún se desconocía su separación.
La familia cuenta con la residencia en La Plata pero la posibilidad de trasladarse a esta ciudad fue descartada, según la mandataria, por la dinámica escolar de los hijos.
«La residencia (oficial) no es un lugar donde yo viviría. Igual, la decisión de no ir a La Plata yo la había tomado antes de conocer la residencia por el colegio de los chicos. Ya me comprometí con ellos a que iban a seguir teniendo su escuela y la van a tener», dijo Vidal en su momento.
Acaso, ¿teme Vidal por su seguridad? ¿por qué elige la custodia de la Fuerza Aérea? Llamativo es el dato porque en las próximas horas, Vidal pisará el acelerador a fondo con la reforma policial en la Legislatura bonaerense. Es una de sus promesas de campaña, además de la lucha contra el narcotráfico.
Ya está casi lista la norma por la cual todos los comisarios y subcomisarios de La Bonaerense deberán desnudar su patrimonio. El plan es dinamitar la gestión de su antecesor y no dejar rastros, incluso en los colores.
En efecto, un puñado de días después de que la nueva administración anunciara la obligatoriedad de presentación de declaraciones juradas para los altos rangos de la Policía bonaerense, la custodia policial del edificio de la gobernación desapareció por un par de horas.
La familia del intendente Julio Garro fue víctima de un llamativo robo y otros funcionarios provinciales sufrieron episodios extraños. Semanas atrás, el ministro Cristian Ritondo había rechazado una suma importante de dinero de manos de un mensajero de la fuerza de seguridad provincial, según confían altas fuentes bonaerenses.
Desde que María Eugenia Vidal anunció que avanzaría en una reforma profunda de la Policía de la provincia de Buenos Aires, el clima se enrareció, aunque la orden de la gobernadora es no dar ni un paso atrás.
Por estas horas, Ritondo y Julio Conte Grand, secretario Legal y Técnico provincial, ultiman la implementación de la norma por la cual todos los comisarios y subcomisarios de la Policía bonaerense deberán desnudar su patrimonio, una medida que pone a prueba la autoridad de Pablo Bressi, jefe de la fuerza. «Habrá que ver si se banca la presión de los jefes de abajo», deslizan en su entorno.
Hasta ahora, tanto Vidal como su ministro de Seguridad están conformes con la labor de Bressi y del subjefe policial, Fabián Perroni, este último a cargo del reciente Operativo Sol y de la seguridad de los espectáculos deportivos durante el verano en la Costa Atlántica.
Si bien pasó semanas de zozobra, Vidal hizo un curso acelerado durante la fuga de los hermanos Lanatta y de Víctor Schillaci en el que se sumergió en el sistema podrido que nuclea a la Policía provincial y al Sistema Penitenciario Bonaerense en connivencia con algunos sectores de la política. El ministro de Justicia, Carlos Mahiques, también trabaja en una reforma integral del servicio penitenciario. Si bien cuenta con menos empleados que la Bonaerense –casi 100.000 policías en total contra unos 20.000 penitenciarios-, la purga penitenciaria conlleva más tiempo de estudio por su complejidad.
«La fuga (de General Alvear) me sirvió para entender el sistema; un sistema perverso, grotesco y muy complejo», suele repetir la gobernadora entre sus íntimos.
La Policía provincial, cuentan desde la gobernación, está desbordada. No hay chalecos y las armas son viejas, y miles de efectivos ni siquiera tienen la placa policial que los identifica. Desde la fuga de los tres condenados a reclusión perpetua por el Triple Crimen de la efedrina, la administración bonaerense la emprendió con una purga de comisarios generales en varios distritos del Conurbano bonaerense que aún no terminó: varios de esos jefes fueron ascendidos por el ex ministro Alejandro Granados y el ex jefe policial Hugo Matzkin, en la mira de la actual gestión.
Vidal no solo quiere investigar el patrimonio de los policías –una medida osada e inédita-, sino que además los quiere exponer. La mujer festejó en privado la difusión de la escucha entre un jefe distrital de la fuerza y Marcelo Alejandro «El Faraón» Melnyk, uno de los sospechados por la fuga de los hermanos Lanatta y de Schillaci.
La revisión de la Policía provincial forma parte de una investigación integral de la gestión anterior por parte de Vidal: desde que asumió, sus funcionarios están abocados en buena medida a desmenuzar la herencia sciolista, mucho más compleja de lo que el macrismo en su versión bonaerense había previsto.
«La gestión provincial nunca fue un objetivo para ellos. Solo querían llegar a la Presidencia de la Nación», explica uno de los funcionarios más cercanos a Vidal y uno de los encargados de hurgar en la gestión de Daniel Scioli. Un ejemplo: el nuevo gobierno concluyó en que el ex gobernador gastó muchísima más plata en la publicidad que en la inversión y puesta en marcha de las Unidades de Pronta Atención (UPA), uno de los pilares del ex motonauta durante la campaña presidencial. «Es un Estado de mediados del siglo XX: es todo viejo, nada funciona», agrega el mismo funcionario bonaerense.
El plan de Vidal es dinamitar la gestión de su antecesor y no dejar rastros…
– Urgente 24