El suplicio de Tántalo atormenta a los pobres. Condenados a la sed y al hambre, están también condenados a contemplar los manjares que la publicidad ofrece. Cuando acercan la boca o estiran la mano, esas maravillas se alejan. Y si alguna atrapan, lanzándose al asalto, van a parar a la cárcel o al cementerio… En esta civilización, donde las cosas importan cada vez más y las personas cada vez menos… (Del libro de Eduardo Galeano Patas Arriba. La Escuela del Mundo al Revés).
La noticia
Un joven que hurtó dos pedazos de queso en un supermercado, por el valor de once (11) pesos cada uno, irá a juicio oral y público por resolución de la Cámara del Crimen que revocó el fallo del Juez de Instrucción que lo había sobreseído por considerarlo insignificante, no alcanzando el grado de lesividad como para conformar un daño jurídico.
El hecho había ocurrido el 5 de mayo próximo-pasado en una sucursal de un barrio céntrico de la Capital Federal, cuando un policía que custodiaba el local advirtió por la alarma que el muchacho llevaba entre sus ropas la porción de queso, la otra porción se le había caído en la corrida.
El fallo de la Cámara ha originado grandes polémicas entre los juristas, como ha ocurrido en reiterados casos similares.
Para la reflexión
Seguramente habrá algunos lectores desprevenidos que opinarán: y bueno si ahora roba o hurta un pedazo de queso, mañana puede robar un banco. No, eso es hacer futurología. Suena a lombrosiano. Hay que tener fe en el hombre. También suena a ridículo meter preso a un hombre por algo insignificante, es una exageración. Es necesario que los jueces levanten los ojos del Código Penal que tiene un alto nivel de violencia sobre todo contra los pobres y marginados.
Los delitos convencionales que representan la mayor parte de las estadísticas judiciales, nos preocupan, pero nos hacen olvidar, descuidar o mirar al costado, los delitos desde el poder, la corrupción, los económicos, los tratos inhumanos, el abuso policial, las torturas, los represivos y un largo etcétera, que dañan gravemente a la comunidad, también llamados delitos no convencionales.
Siempre habrá funcionarios que meten la pata. No es grave. Mucho peor es que metan la mano…dice el criminólogo Elías Neuman.
Es dificultoso comprobar los delitos de corrupción –aunque se conocen y se sufren- por muchos factores: no hay leyes específicas, las pruebas son irrelevantes para la justicia, están amparados por la función y el abuso de poder y por algunos legisladores y/o jueces temerosos o cómplices y todo pasa a ser un recuerdo por la impunidad que le otorga el mismo poder. Y los corruptos conocen muy bien estas dificultades para actuar descaradamente o no.
Hemos llegado a tal estado, que tenemos políticos (hay honrosas excepciones) mediocres, nada estudiosos o de poca o escasa cultura, que arriban al poder y designan en su entorno –por sus propias falencias e incapacidad- a asesores de muchísima confianza que sepan de números, de bancos, de reintegros, de mordidas, de comisiones, de porcentajes, etc., etc., tan corruptos como sus jefes.
El costo social, económico y de víctimas y la impunidad de estos delincuentes de “cuello o guantes blancos” (aunque algunos para disimular vistan de vaqueros y sin corbata), es tan grande, que un solo delito cometido produce más daño que los causados por todos los que están en Villa Las Rosas (como le llaman a la Cárcel de Salta).
Claro, hay que aclarar que la corrupción, en el sistema capitalista y en este modelo político, no solo esta instalada en los gobiernos, sino que juegan un papel importante las sociedades anónimas, las corporaciones y las empresas multinacionales y nacionales, los bancos, las financieras, etc., con las que dicen haber realizado algún “negocio”.
Tampoco se investigan seriamente los orígenes de ciertas fortunas, sea por las dificultades para analizar el delito y los obstáculos probatorios, además de tener buenas coartadas, o por diversos motivos. La cuestión es que sus fortunas ascienden de modo geométrico y proporcional a la miseria del pueblo y como afirma otro gran penalista y criminólogo, el Dr. Raúl Eugenio Zaffaroni “mientras mueren anualmente en indoamérica 200.000 niños en su primer año de vida por efecto de elementales carencias alimentarias o sanitarias y un número igual o mayor sobrevivirá, pero jamás alcanzará su completo desarrollo bio-psíquico debido a las secuelas de las mismas carencias”.
Hay para mucho más, por ahora creo suficiente para comprender que estas realidades son consecuencias del sistema corrupto que muchos no quieren combatir, por cómplices unos, por desidia otros. El hurto de un trozo de queso me llevó a estas reflexiones.
Al que le quepa el sayo que se lo ponga.
– NOTA: Tántalo dios de la mitología griega castigado por sus delitos no podía beber ni comer en un lago con el agua hasta el cuello, cada vez que lo quería hacer, el agua era absorbida por la tierra y los frutos elevados por el viento.
– El autor de la nota es Médico Forense. Para leer sus artículos haga click en el nombre
El Código Penal tiene un alto grado de violencia hacia los pobres
Buen dia: leyendo esta nota, confirmo que no solamente yo tengo la certeza de lo que pasa con los ladrones de guantes blancos y digo¿ sera que se puede propiciar un cambio de leyes para castigar a los que se amparan en una funcion publica para cometer delitos ? vemos dia a dia crecer su patrimonio y no hacemos nada, por eso cada vez estamos peor, maestros mal pagos, crece a ritmo acelerado la desocupacion que viene acompañada por desnutricion, analfabetismo, etc, etc… si el dinero se escabulle y va engrosar las cuentas de los delincuentes, no niego que hay funcionarios honestos pero dejan de serlo cuando se convierten en complices y no denuncian por mas que vean lo que esta ocurriendo