La palabra “paraíso” nos habla de un lugar, que para algunos es mito o cuentos de hadas, la cual denota la aspiración a la felicidad plena ¡pero claro! no es terrenal como tampoco es terrenal la felicidad plena en esta vida, significa una aspiración, deseo, esperanza, anhelo que lo poseemos pero aún no se concreta.
La excelente producción teatral de Romina Chávez Díaz, nos introduce en la cuestión existencial sobre la felicidad buscada desde la relación amorosa con el otro…
«El paraíso inútil» es una obra densa en significación en el sentido de que invita a reflexiones diversas y desde muchas ópticas con un contenido que no deja de ser en ningún momento edificante por la riqueza pedagógica que contiene. En forma singular y desde esta aclaración es que voy a dar mi apreciación.
La obra se realiza en un sistema temporal casi surrealista, con poca actualidad cronológica pero con certera significación para aquel que la degusta. Su desarrollo espacial en las tablas explotan al máximo la simplicidad dejando claras las escenas que se suceden entre los blancos y negros matizados por la regulación en la intensidad de las lamparillas incandescentes queriendo expresar las polaridades como el bien y el mal, lo que es y lo que no es, las reglas morales y la trasgresión, la tensión entre el origen y el fin existencial y su derrotero.
Es destacable la dicotomía del papel de la”mujer, madre, hermana”vs “alienada, ambigua, histérica, violenta” que expresa la convención cultural recibida y ejercida durante la vida con tantas deformaciones psicológicas en el género femenino y aquí debo observar que este modelo de mujer quedó en el pasado y que no responde a la actualidad pero subyacen valores tradicionales, aunque ya dejados de lado y que son dignos de rescatar: la fidelidad, la maternidad, el rol femenino, etc… Aquí cabe la pregunta: ¿por qué caducaron estos valores en el sistema social que se muestra encarnado en el papel desarrollado excelentemente por Ana Carolina Beltrán? Algunas respuestas encontramos en las apreciaciones que hace sobre la obra la Lic. Miriam Díaz en su nota en Salta 21 del día 2 de agosto. ( http://www.salta21.com/spip.php?article926)
El tema de la vida se presenta como determinante para la conclusión de la obra. Ismael, personaje desarrollado por el actor Juan Cruz Cárrega, tal vez el de mayor participación pero con escenas poco significativas desde una mirada integral de la obra, muestra a la presencia masculina con un valor poco esencial y está reducido a un hombre trabajador, monótono, machista, lejano y ausente. Entre otras cosas habla de la perfomance actual del varón en algunos de sus aspectos ; ya padre en su primera relación dentro de lo convencional no llega a serlo con su amante, personaje realizado por Natalia Martínez quién en su juventud y belleza desea un hijo, que es el signo, el símbolo y más exactamente el testimonio de vida más elocuente en una relación amorosa de pareja.
Es más, es el fruto del amor que no les llegará por cosas del destino o quizás por la incapacidad sexual de Ismael o sencillamente por su desinterés ya que se lo ve retroalimentando su “sí mismo” en la nueva relación de pareja, priorizando la sensualidad a un proyecto de vida profundo y perdurable que solamente es posible en la pluralidad.
No quisiera terminar este breve análisis sin hacer notar la terminología bíblica en la obra.
La palabra “paraíso” nos habla de un lugar, que para algunos es mito o cuentos de hadas, la cual denota la aspiración a la felicidad plena ¡pero claro! no es terrenal como tampoco es terrenal la felicidad plena en esta vida, significa una aspiración, deseo, esperanza, anhelo que lo poseemos pero aún no se concreta.
El decálogo expresado por la mujer convencional es un conjunto de normas sociales que se presentan como impuestas por la sociedad y aquí se debe hacer notar que estos en la antigüedad eran pactos para la mejor convivencia entre dos vecinos, dos hacendados, dos pueblos, dos reinos, Dios y el hombre, Dios y su pueblo.
El antidecálogo expresado por Ismael, representa la rebeldía que si no tiene bases sólidas para la construcción de un futuro mejor se convierte en “inútil”, un futuro de soledad y de frustración dejando en el entorno temporo-espacial destrucción, des-ilusión y en definitiva daño.
El símbolo del agua, símbolo de la vida, expresa la vitalidad única que cada persona posee. Pero que en el proyecto de los amantes no llega a concretarse en “el hijo deseado “ y esto en la etapa más intensa de la relación entre los amantes.
En definitiva una obra excelente porque hace pensar, te mantiene entretenido, quizás para verla más de una vez y que te invita a reflexionarla con alguien más.
– Funciones de «El paraíso inútil»: sábado 16 a las 22, 30 hs. y domingo 17 a las 20 hs. en El Ático, Mitre 37, segundo piso.
– Foto de portada: Isidoro Zang
– Leer también:
http://www.salta21.com/spip.php?article926 El paraíso inútil o la conquista de la modernidad
El paraíso inútil y la búsqueda de la felicidad
YO ENTIENDO QUE LA BIBLIA NOS ENSEÑA Y ACONSEJA QUE TANTO LA MUJER COMO EL HOMBRE NO PUEDEN TENER NI OTRO NI OTRA, SE DEBEN FIDELIDAD ENTRE SI, UN SANO CONSEJO.CREO YO GRACIAS, SI HACEMOS CASO NOS AHORRAMOS UN MONTON DE PENURIAS TRATARE DE LLEGARME A VER LA OBRA..FELICIDADES
Luz para poder ver la Verdad
En la obra queda resaltada la denuncia contra un “régimen ético-social ya caduco”. El ser humano es ante todo libre y es esto lo que lo hace tan precioso, digno y sublime, lo cual nos invita a pensar en el gran valor de la vida de toda persona y en todas sus etapas, en el ¿porqué de los decadentes, los miserables, los corruptos, los excluidos, etc….? está claro, son humanidades caídas, lo cual no quita su valor altísimo subyacente y el trabajo desde la JUSTICIA que aquí cabe.
El discurso anti-bíblico que se expresa es real pero también debemos apreciar que esta misma Biblia ha servido, sirve y seguirá sirviendo a millones y millones de personas en su camino de felicidad y no solo desde una visión personal, sino desde la organización familiar, comunitaria y social. Muchos recurren a este manantial de sabidurías para orientar sus actos: creyentes o no, creyentes cristianos u otros creyentes.
Es verdad que en nombre de la Biblia se han cometido y se siguen cometiendo atrocidades, pero esto no es más que un manoseo intencional de algo bueno: es como cuando se hace porno infantil.-
Por otro lado, si bien la Biblia tiene expresiones retrógradas respecto de la mujer es porque Dios habla en nuestro idioma, es decir a nuestra manera, en nuestra cultura, y a cada época. Por eso también ya hace más de dos mil años, Jesús, en el cual se centra todo lo escrito en la Biblia, reivindica a la mujer como nadie lo hizo hasta ahora. Basta pensar en la posibilidad de la “idea” de un Dios encarnado en una mujer hace 20 siglos, la reivindicación de esta ante la caída en la prostitución, fueron las primeras testigos de la resurrección de Jesús, sin la cual no existiría el cristianismo….
El tema de la moral en la obra el “Paraíso inútil” está expuesto claramente, pero no está cerrado y esto también invita a reflexionar, ¿qué es la moral?, ¿para que es la moral?, ¿sirve hoy la moral? Es un tema amplio, solo diré que la moral si no es camino a la felicidad, a la bien-aventura entonces es una moral equivocada, mal interpretada, el fin, el alma, la esencia de la moral es ayudar a “actuar para conseguir felicidad” porque todos buscamos felicidad a través de nuestros actos, actitudes, en el como procedemos.-
Cualquier sistema opresivo, sometedor, tanto para las mujeres, hombres, niños, etc.. es totalmente condenable, venga de donde venga, pero también es condenable el exceso de liberalidad cuando se daña a otro, entonces la libertad siempre está referida al otro, a los otros y así se va constituyendo un sistema de acuerdos para la mejor convivencia en comunidad y en sociedad, sistema que es siempre perfectible.
Sin duda una obra exquisita en el sentido de que se la puede reflexionar “buceándola” a distintas profundidades.
La mirada
Sin dudas la obra dispara múltiples lecturas, eso es positivo. Quiero acotar que en la obra hay una intensa queja contra las normas, prohibiciones y mandatos sociales, sobre todo, hay un discurso anti bíblico; porque todo ello ha contribuido a la infelicidad. La mujer cobra vuelo en la obra porque ella ha sido la transmisora de la falsa moralidad, es la que queda presa de ella. Cuestiono la fidelidad en el matrimonio, mientras el hombre puede tener otras, la mujer debe guardar decoro. Cuestiono las imposiciones y los «mandamientos» y el sometimiento de la mujer a un sistema opresivo.