Un militante cree en la solidaridad social.
Un militante camina en ésta vida en un constante proceso de humanización, su militancia lo hará mejor padre, mejor compañera o compañero de vida de su pareja, mejor amiga o amigo de sus amigos.
Un militante respeta el trabajo, no porque se someta a él, sino porque sabe que en el trabajo está su fuerza, su poder de organización y el sentido final de su militancia: la justicia social.
“Un buen militante jamás negocia los derechos de los vulnerables, por que sería negociar sus propios derechos.
Sabe aprender con ellos cada día y hacen juntos de nuestra tierra un lugar mejor para vivir, más humano, más solidario, más digno”.
Un fuerte abrazo para todos y FELICES FIESTAS.
– Prensa A.P.P.CH.S