En las dos primeras interpretaciones, fue lucido el aporte del clarinetista invitado. Terminó el recital con una obra mayor. Obtener de un trío de cámara la explosión final de la fantasía para el grupo original, no es tarea fácil.
Salta, sábado 28 de junio de 2014. Teatro Provincial. Salón Victoria. Recital del trío “Status Ra”. Nocturno op. 75 de Friedrich Voigt (1833-1894). Suite de Darius Mihaud (1892-1974). Phantasie de Frank Bridge (1879-1941). Invitado: Alberto Fernández (clarinete).
Una breve música de lo que se supone una noche tranquila. Voigt, natural de la bella ciudad alemana de Coblenza, fue un compositor que se especializó construyendo música de cierto estilo militar. Conocidas son sus marchas aunque su capacidad compositiva le permitía acceder a otros géneros. El nocturno de hoy escrito para la combinación camarística de esta noche, con la alternativa de reemplazar el violonchelo por una trompa, comienza con un bellísimo canto del primero al que le sigue el clarinete y a partir de allí trazos melódicos atractivos denuncian su pertenencia al romanticismo.
Luego una “suite” del ecléctico Milhaud, compositor francés que por su forma desde lo tonal, bien podría pensarse en una adaptación para orquesta sinfónica dados sus particulares atractivos. A partir de su pujante obertura desgrana tres cortos movimientos adicionales que terminan en un motivo netamente jazzístico de ocho notas totalmente pegadizo al oído. En estas dos primeras interpretaciones, fue lucido el aporte del clarinetista invitado, Alberto Fernández que pinta tan bien como el excelente músico que fue su padre con similar instrumento.
Terminó el recital con una obra mayor, la Phantasie del inglés Bridge, lírica, de amplitud sonora en sus acordes elegantes como escribían los compositores británicos formados en su tierra que luego incorporaron las nuevas concepciones surgidas de los conservatorios vieneses. Es poco conocido en las salas de concierto, tal vez por la carencia melódica de su música, pero el carácter abstracto de la misma, revela harto conocimiento compositivo. Obtener de un trío de cámara la explosión final de la fantasía para el grupo original, no es tarea fácil y sin embargo el autor alcanza cotas lejanas.
Y ya que hablo del trío original, Alicia Carbonell (piano), Nicolás Atampìz (violín) y Andriy Chiornyy (violonchelo), es menester mencionar un nuevo aporte a lo que ellos dominan con fluidez, la música de cámara. Ya es repetitivo señalar sus virtudes individuales o en grupo, pero no es ocioso reiterar su eficaz preparación que le permite transitar nuevos caminos con absoluta autoridad.