Las cúpulas de las dos fuerzas ordenaron a los efectivos concentrarse en sus cuarteles y vaciaron el reclamo, que generó una crisis en el ministerio.
La crisis que desató la rebelión de gendarmes y prefectos no perdonó a Raúl Alberto Garré, el hombre al que todos acusan de haber confeccionado el plan de recorte salarial que luego Cristina Kirchner plasmó en un decreto y que más tarde tuvo que suspender.
El hermano de Nilda Garré debió renunciar ayer a su cargo de jefe de Gabinete de Asesores del ministerio de Seguridad y dejó aún más herida a la ministra, que ya venía golpeada desde la irrupción de Sergio Berni como secretario de Seguridad y por las mismas protestas.
La renuncia, en rigor, es una formalidad: Garré fue echado por su propia hermana y fuentes del Gobierno indican que sucedió después de una discusión a los gritos.
Durante los ocho días que duró la manifestación de gendarmes y prefectos, Raúl Garré había sido apuntado por los manifestantes como uno de los responsables de la poda salarial. “Él le llevó el proyecto a su hermana y la ministra se lo elevó a la Presidenta”, decían los gendarmes. El ahora ex jefe de Gabinete fue siempre un fiel colaborador de su hermana. La había acompañado, con el mismo cargo, en el ministerio de Defensa.
Protesta
Las protestas en la Prefectura Naval y la Gendarmería Nacional fueron levantadas ayer en las sedes centrales de ambas fuerzas tras una orden a los suboficiales para retomar sus puestos por tiempo indeterminado, hasta que lo disponga la superioridad, lo que en la jerga castrense se conoce como “planes de llamada”.
Ayer a la mañana, fue despejado el edificio “Guardacostas”, del barrio porteño de Puerto Madero, mientras que en el “Centinela”, sede de la Gendarmería en Puerto Madero, apenas quedaba una decena de agentes liderados por Raúl Maza.
Ayer, los uniformados habían rechazado -con declaraciones y con una protesta en Plaza de Mayo- la posición del Gobierno nacional, esgrimida por el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, que consideraron “imposible” otorgarles un salario básico de 7 mil pesos.
“Hay una batalla perdida, pero eso no significa que hayamos perdido la guerra”, dijo el gendarme Maza, quien de todos modos aseveró que seguían con el reclamo.
Según informó el propio Maza, la ausencia de uniformados ayer en los lugares de protesta se debe a que “los prefectos tuvieron ayer planes de llamada”, lo que los obliga a permanecer en sus puestos por tiempo indeterminado hasta que lo disponga la superioridad.
El gendarme, que es uno de los voceros de los uniformados que reclaman mejoras salariales, añadió: “Tienen a la gente encerrada en los distintos puestos”.
“Ni siquiera las familias pueden verlos. Los que estamos peleando por esto somos todos suboficiales. Nosotros no tenemos agua, nos sacaron los baños químicos, no tenemos luz. Recibimos amenazas constantemente”, advirtió Maza al explicar que la orden se ha impartido también en Gendarmería.
Fuentes relacionadas con el ámbito de seguridad y militar explicaron que esta medida de las “llamadas” o “acuartelamiento” del personal se debe a que no se quiere a los gendarmes y prefectos protestando como en los últimos días en la calle, por lo cual deben permanecer en sus guarniciones correspondientes.
“Son órdenes concretas que deben cumplirse, porque si no pueden ser severamente sancionados, lo que perjudicaría al uniformado en su carrera y posterior pase a retiro”, remarcaron las fuentes.
El edificio “Guardacostas”, sede de la Prefectura, uno de los epicentros de las manifestaciones, se encuentra detrás de la Casa Rosada y a escasos metros del helipuerto que habitualmente la presidenta Cristina Fernández utiliza.
La protesta comenzó el martes de la semana pasada en repudio al recorte de salarios por la aplicación del decreto 1.307, aunque luego el Gobierno anunció la restitución de los adicionales y la renuncia de Raúl Garré, señalado como ideólogo de esa medida.
“No damos el brazo a torcer todavía”, sostuvo Maza, uno de los ocho agentes de la fuerza que fueron pasados a disponibilidad por encabezar el reclamo.
De inmediato subrayó: “Nosotros nos vamos a quedar hasta que tengamos una respuesta”.
– Los Andes