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sábado, noviembre 23, 2024

Irene Ferrari por los pagos de Areco

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Del gaucho, había oído hablar de pequeña, andando en bicicleta alrededor del monumento a Güemes, de mayor con el Martín Fierro y con el folclore que le canta pero, en verdad empecé a entender toda la cuestión gracias a esta maravillosa carrera.

A los pagos de Areco –San Antonio de Areco-, llegué este año con el objetivo de relevar la localidad para la excursión de día completo, evaluación de mi carrera de Turismo.

Gracias a la amabilidad y compartido entusiasmo de una futura colega mía, Evangelina Ramírez, conocí a la directora del Museo Güiraldes, Cecilia Smith. Ansiosa por ir al encuentro de alguna personalidad del lugar, sede provincial permanente de la Tradición, le consulté a esta mujer, quien gentilmente y haciendo uso de algo que cada vez encuentro menos en mi ciudad, la hospitalidad, me envió a la casa del paisano Rufino Leguizamón.

Rufino, músico arequero, me recibió en su casa, junto con su mujer y su suegra. Me mostró sus cintos, sogas y cuchillos, su música típica de la zona, en compañía de su acordeón, sus fotografías de los distintos lugares por donde anduvo junto al Comodoro Güiraldes, sus poemas. Terminamos cantando y tocando, junto a su hijo, una zamba suya, recuerdos de su niñez en Areco, navegando por el río en una balsa improvisada y andando en un caballito bayo.

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El día de mi práctica, como le había pedido, al terminar de guiar el Museo Güiraldes con mis compañeros, allí estaba Rufino. Vestido «de domingo», para simplemente saludar al grupo, contento de que la gente se interese por las cosas de sus pagos.

Otra vez la hospitalidad prevaleció: esa que no pregunta de dónde venís, ni a dónde vas, qué hiciste o qué harás y, con toda humildad, me ofreció volver a Areco y hospedarme en su casa. Como el sábado pasado era su cumpleaños nº 78, no podía ser mejor ocasión. En el almuerzo con la familia, pude conversar con otro auténtico gaucho, «Nacho» de sobrenombre. Me habló de cuando se iba a caballo hasta Zárate a buscar ganado que llegaba al puerto. Una hora y algo, a todo galope.

También pude asistir a una peña en «La Matera», el mismo lugar donde se hacen los festejos por el día de la Tradición, el 10 de noviembre, junto al Parque Criollo y Museo Güiraldes. El lugar estaba repleto; la Escuela Municipal de Danzas Folclóricas festejaba sus cuarenta años, bailando toda la noche, junto a los músicos que tocaban, ¿de qué otro modo si no? Las costumbres sólo están vivas mientras alguien las sigue practicando.

En la peña se encontraba el músico Marcelo Zaldívar, hijo del autor de «El humahuaqueño». Este hombre tan valioso y amigable, me presentó a sus amigos músicos no sólo de Areco sino también de San Andrés de Giles y de Buenos Aires. Gracias a él, además pude conocer en su taller al pintor Miguel Ángel Gasparini, dueño de la Casa Museo Gasparini, y recibir de obsequio y de sus propias manos una lámina que confeccionó especialmente, en ese mismo momento.

Allí tuve oportunidad de cantar la cueca «La Arenosa», como invitada junto al pianista Adolo Colombo Mocetti, el guitarrista Santa María y el bombista Quinteros, mientras gran cantidad de parejas bailaban y alegraban con sus pañuelos. Además de terminar haciendo a dúo una chacarera con la cantante que los acompañaba, Elvira Pérez -doble coincidencia-, estudiante de turismo.

Con Rufino visité en su casa y taller al excelente soguero Raúl Draghi, quien pacientemente me mostró y explicó su trabajo, con hilos de tiento tan delgados… («trenzó, como hizo música Bach, pintura Goya, versos, el Dante» de Trenzador, Ricardo Güiraldes).

La tarde estaba cayendo, pero el primer piso del taller, estaba bañado de una claridad envidiable, propia del reflejo de los rayos del sol en tanta llanura, sin edificios que oscurezcan.

El cuero de un equino queda tan hermoso trabajado en sus fundas de cuchillo, por ejemplo, que si uno lo mira sin tocarlo, puede parecer una fina madera o algún tipo de mármol. Cuando tenga un caballo, tendré un juego de sogas hecho por Raúl, cueste lo que cueste.

El día domingo, fueron mis padres para Areco y fuimos todos en banda jpg_ferrari_3.jpgal Club River de esa localidad a cantar y tocar un rato en un festival. Como el hijo de Rufino se había cortado un dedo y no podía acompañarlo en la guitarra, terminé de guitarrista, cosa que para nada es mi especialidad pero que hizo que este simpatiquísimo buen hombre haga bailar a la gente, como lo hizo por casi cuarenta años para los festejos por el Día de la Tradición.

Fue hermoso cantar «Mientras bailas», de Roberto Cantos, justamente «mientras bailaban» los bailarines, entre quienes se encontraban ganadores del Festival de Cosquín.

Este es un país con gente que aún vive por la alegría de las pequeñas cosas, que son en verdad, las más grandes. Reunirse, acompañarse, conversar… y si es con música, buena mesa y paseos, mejor.

¿Y qué es TRADICIÓN? Directamente desde el diccionario: «Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación».

AVISO: Este año los festejos por el Día de la Tradición, son el sábado 8 y el domingo 9 de noviembre.

Para conocer más sobre San Antonio de Areco,

http://www.pagosdeareco.com.ar

Y si no, directamente, ¡¡¡VAYAN!!! (O ¡¡¡VUELVAN!!!) Son sólo 114 km por la Ruta Nacional nº8. Desde Retiro salen Chevallier ($23 ida) y Pullman General Belgrano.

Imperdible Platería Draghi: museo y local, la casa en sí es fabulosa. Juan José Draghi, fallecido recientemente y padre del soguero Raúl Draghi, fue el Fundador de la Platería Tradicional Argentina. La página web: www.draghiplaterosorfebres.com

Y por supuesto, el Parque y Museo Criollo Ricardo Güiraldes.

Notas relacionadas:

http://www.salta21.com/spip.php?article962&var_mode=calcul «Siento que Salta me abraza»

Dato: para leer notas sobre la autora del artículo (y otros autores de Salta 21) , hacer click en el nombre.

1 COMENTARIO

  1. Irene Ferrari por los pagos de Areco
    Irene: acabo de llegar de psasr unos días en los pagos de Areco, ¿sabés que siempre se acuerdan de la suise, principalmente los amigos de «La Olla de Cobre» siempre tan hospitalarios, estando a tan pocos Kms. de la capital, tendrían que promover el turismo sin pensar en individualidades, haría falta una charla de concientización turistica, pues la gente es sumamente hospitalaria, pero en fin, vos conocés los avatares del turismo, Juan

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