Después de haber llamado por teléfono al IPS y que te pasaran otro número al que debés llamar, en este segundo te piden ingresar a la página web para seguir varios pasos como Afiliado. En medio del estado febril o del miedo que te surge ante el vacío estructural del sistema sanitario, te piden «allí» que bajés la aplicación COVID Salta. Hasta aquí, si ya la tenías, perdiste un tiempo precioso.
Volvés a la página web de tu maravillosa obra social para ver si te salteaste algún paso. Además estás un tanto preocupado (a), desesperado (a), quizá no leíste algún dato. Te volvés pensante y mandás a cada número un WhatsApp. Te clavan el «visto». Te clavan, sí, te dejan abandonado (a).
Seguís pensando y decidís llamar a los laboratorios «aprobados» y algunos bioquímicos listados.
«Tiene que tener el pedido médico para que podamos realizarle el hisopado».
Nadie te lo dará porque ninguno responde. Nin….gu… no.
Volvés a llamar y te vuelven a decir que sin «pedido» no hay estudio.
Avisás a tu familia -si por fortuna la tenés- para que consigan un (a) médico (a) que te haga el pedido y ¡bingo!, le habrás ganado a la ineptitud y al «lavado» frecuente de manos, lavado tipo Poncio aunque resulte chocante acordarse de este personaje maldito. Pero es a lo Poncio que se manejan en Salta: desde arriba hacia abajo. Nadie se hace cargo. Nadie.
Respuesta final: «no hay reactivos en Salta. Hasta el miércoles 2 de septiembre se hicieron hisopados. Desde hoy (3/09/2020) no se realizan. El sistema de salud en Salta está colapsado. Llame la semana que viene, en una de esas…»
Supuestamente un (a) médico (a) te llamaría, vería tus síntomas, haría el pedido de hisopado y te haría el seguimiento. Supuestamente.
Te acordás hasta a quién votaste y te replanteás tu existencia.
Aquí es donde te viene de golpe el pesimismo. Y advertís que en un punto del contacto que mantuviese con el laboratorio, ese «Otro» te explicó que como afiliado necesitás pedido; como particular, no.
¿Como, cómo, cómo?
Justo, mirá que oportuno, te enterás que el papá de una amiga está con síntomas y el bioquímico le hará testeo en casa. He aquí la cuestión: en forma particular.
Vos no tenés la plata para hacerlo particular porque sos empleado de la administración pública de Salta. Y sentís como un choque: ¿por qué particular si pago obra social?
Este es el momento de la rendición: aceptás pagar pero no tenés. Aceptás que seguirás en la situación inicial cuando te agarró fiebre y tuviste la ilusión de marcar el número del IPS.
Le contás a alguien que a su vez te cuenta que la médica de cabecera del PAMI de un familiar suyo, no atiende; que llamó y le dieron varias versiones y en este orden: «no atenderá todo septiembre», «tiene COVID», «hasta el 17 no atenderá, después sí«; y finalmente, al descubrir la incoherencia y planteársela, le dicen : «solo atiende urgencias». Tampoco hay atención en el Hospital asignado por cápita para el paciente PAMI.
Cuando mirás al costado y ves que hay alguien pidiendo plasma por su estado de gravedad, pensás que con COVID incluido estás bien, puesto que esa pobre persona está en terapia intensiva luchando por su vida.
Pero entonces, ¿tenías COVID? Sí, porque justo hoy que no te hacen el testeo, se te quitó el olfato y el gusto.
En una salita a la que terminaste llamando para que te ayuden, te dan indicaciones: reposo, poca movilidad, mucha agua, autocontrol…
El final de la historia es que debemos comprender que mínimamente, estamos frente a una situación dramática.
Estamos solos (as).
Darío Zeta dice por la TV en el programa «Animales Sueltos» que «hay una tendencia a cagarse en el otro».
No seamos cargadores. Es lo único que nos salvará como humanidad.
00: 31 – 5/09/2020