El primer encuentro de “Pensamientos Emplazados”, Programa de reflexión y producción en torno al arte actual del NOA y el Cono Sur, inició con una clínica de análisis de obra a cargo de la curadora y crítica argentina Eva Grinstein, que concluyó el 9 de julio. Salta 21 dialogó con Eva sobre las problemáticas del arte contemporáneo.
El proyecto es organizado y coordinado por las artistas y gestoras Roxana Ramos, Ana María Benedetti y Soledad Dahbar, del espacio La Guarda (Catamarca 253). Cuenta con el apoyo del CFI (Consejo Federal de Inversiones) y la Secretaría de Cultura de Salta.
Grinstein marca diferencias profundas y esclarecedoras que merecen ser tomadas en cuenta para continuar la discusión sobre el arte.
El encuentro con Eva, disparó esta nota. Animarse a convivir con el arte puede ser la gran diferencia entre buscar lo que es o no es el arte.
¿Qué te trajo a Salta?
– Fueron dos motivos, en primer lugar la Fundación Andreani nos propuso a los integrantes del jurado del Premio Andreani que cada uno curara la exhibición del Premio en los diferentes museos del país que integraron la itinerancia, y yo elegí como destino el MAC de Salta porque no lo conocía y tenía muchas ganas de trabajar allí. Y en segundo lugar, un grupo de artistas salteños nucleados en el espacio de artes visuales La Guarda, me invitó a hacer clínica de análisis de obra con veinte jóvenes artistas de la región, seleccionados por mí a partir de una convocatoria lanzada poco antes de mi llegada a Salta. De modo que fueron diez días de trabajo, primero estableciendo los criterios para el montaje de la exhibición Andreani y luego en las jornadas con artistas.
En arte: ¿posmodernidad o modernidad? O en todo caso: ¿cuál creés que es el rasgo en arte que caracteriza esta época?
– Creo que los dos grandes rasgos que caracterizan a esta época en lo que se refiere al campo artístico no tienen que ver con el debate Modernidad-Posmodernidad, sino con la verdadera revolución que nos ha causado la era digital –con todos sus efectos, nuevas ventajas, nuevos problemas- y con una creciente libertad expresiva que aleja las prácticas cada vez más de las disciplinas tradicionales.
¿Pensás que existe una cultura de museo o que la cultura se ha museificado?
– Pensando en los contextos de infraestructura débil como los latinoamericanos, en el que se incluye la Argentina, pienso que la museificación o institucionalización de la cultura es un rasgo absolutamente deseable, difícil de sostener. Creo que es válido desear para nuestras culturas más y mejores museos, capaces de preservar nuestros patrimonios. Por otro lado, siempre existirán prácticas que operen en los márgenes o por fuera de lo institucional, y eso está muy bien también.
Hoy: ¿todavía hay algo que mostrar?
– Sí, por supuesto hay mucho que mostrar. Varían los soportes, los formatos, aparecen nuevas formas de mostrar, pero la necesidad de mostrar y ver no se acaba.
¿Basta con exponer en una “sala de arte” para decir que eso es arte?
-Las exposiciones y las salas de arte son parte importante del circuito artístico, y sin dudas contribuyen a legitimar una producción, pero no corresponde al mero acto de exhibir la responsabilidad de determinar qué es arte. Se trata más bien de una larga cadena de legitimaciones integrada por diversos eslabones, primero el propio artista con su gesto que, como Duchamp, puede convertir en arte incluso un urinario, y luego pesa la mirada de los colegas, de los críticos, del público, de las instituciones, etc. En todo caso, la pregunta sobre lo que es o no es arte ha dejado de interesarnos, porque no hace más que someter lo producido a un veredicto acerca de su supuesta naturaleza esencial. Al mirar una película uno no se pregunta si es o no es arte, uno sólo observa si atrapa o aburre, si tiene ritmo, si emociona, si convence, si sorprende. A una obra visual habría que observarla del mismo modo, y seguramente al responder esas preguntas ya no nos resultará tan importante saber si ‘es o no es’.
¿Cuál sería tu manifiesto para el arte o ya no es válido?
– Creo que todos tenemos nuestros manifiestos personales, implícitos en la mirada. En mi caso, podría resumirse en dos principios que defiendo y promuevo: creo que el arte es una plataforma de encuentro entre personas, y creo que el arte es un territorio de libertad donde todo es posible.
¿Qué diferencia existe entre curadora y restauradora, son opuestas?
– Se ha generalizado una convención según la cual se llama curador a la persona que tiene a su cargo una o varias de las decisiones en torno a una exposición, por ejemplo la selección de artistas y obras, las decisiones de montaje, el articulado de relaciones entre artistas o entre obras, etc. Un curador actúa a veces como jurado, a veces como crítico, a veces como organizador, casi siempre como mediador entre artistas e instituciones o artistas y públicos. El restaurador, en cambio, es el técnico dedicado a reparar y conservar obras de arte.
¿Vale la pena la crítica?
– La crítica ejercida en medios de comunicación masiva tiene la importante misión de aportar pistas de lectura, claves de interpretación que orienten a un posible espectador y lo acerquen a la obra o al artista. Cuando se la ejerce en medios especializados, la crítica se vuelve menos didáctica pero igualmente válida, y es pensada como contribución a un circuito de lectores ya iniciados en el tema. Considero que ambas formas de crítica son fundamentales a la hora de enriquecer una escena.
¿Qué valorás en una obra de arte? Por ejemplo en pintura y en escultura…
– La valoración del arte contemporáneo –que excede las antiguas disciplinas de pintura o escultura- es para mí la valoración de una obra en contexto, es decir que no hay valores esenciales sino puras contingencias a considerar en cada caso. De modo que es imposible responderte en una frase ‘qué valoro’ como si siempre fuera un mismo rasgo o cualidad: cada práctica o pieza artística exige una valoración diferente, y en todo caso se trata de estar atento a cuál es la contingencia que le da valor en cada caso. A veces puede ser la destreza técnica, a veces la trayectoria del artista, a veces su búsqueda conceptual, a veces su originalidad o novedad. Son múltiples posibilidades que la particularizan.
¿La reproducción artística mató la obra de arte o llevándola a casa también vive?
– La reproducción es una buena forma de popularizar una obra, pero sin dudas la mejor manera de hacerla vivir es llevando originales a casa. Si no se puede comprar un Picasso auténtico, hay que comprar arte argentino actual y animarse a vivir la experiencia de convivir con una obra creada en este tiempo.
–¿Eva mujer es Eva artista? ¿Fusión o divorcio?
– Hace tiempo que elegí el camino de la teoría y no me dedico a hacer arte, no me considero artista. Pero sí reconozco que en mis textos como crítica o en mis propuestas curatoriales me interesa ser lo más creativa posible, y actuar como los artistas: lo más libremente posible.
Contáme un poco de la escritora…
– Escribo ficción desde chica pero no doy a conocer esos textos, son escrituras más personales que por ahora no han salido a la luz. Mi escritura pública se canaliza hoy en tres formatos: el ensayo, los prólogos para artistas –que al no ser textos críticos sino textos que deben acompañar al artista en su presentación, están más cerca de mi producción ficcional- y la crítica en revistas especializadas.
¿El mundo se ha estetizado?
– Sí, sin dudas, y eso representa un dilema para los artistas, que antiguamente monopolizaban el vínculo privilegiado con la estética.
¿Qué es lo bello y qué es lo feo?
– La filosofía y la estética se han ocupado largamente del tema y no creo ser capaz de resumirlo en un párrafo, pero nuevamente hablo de la contingencia y la subjetividad: no hay belleza o fealdad esencial.
Por último: ¿qué opinión te merece el arte de lo efímero?
– El arte efímero por supuesto me interesa por los conflictos que plantea: es difícil de exhibir, de vender, de conservar, de comunicar. Uno de nuestros grandes desafíos es trabajar con lo inmaterial y lo efímero; todavía hay muchísimo por investigar y experimentar.
– EVA GRINSTEIN (Buenos Aires en 1973), Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) y miembro de la Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte. Actualmente trabaja como crítica, docente, escritora y curadora independiente. Es corresponsal de las revistas Art Nexus (Colombia) y Arte Contexto (España). Integró el Departamento de Artes Plásticas de Casa de América (Madrid, 2002-2003) y dirigió el Área de Artes Visuales del Centro Cultural Rojas (Buenos Aires, 2005-2006).
Fue responsable del envío argentino a las bienales PR04 (San Juan de Puerto Rico, 2004), Bienal do Mercosul (Porto Alegre, 2005) y Mostra Ventosul (Curitiba, 2007). Como curadora presentó entre otras exhibiciones colectivas Superyó (Malba, 2004) y Motivos personales (Macro, Rosario, 2006), y las individuales Bellezas y desastres, David Lachapelle (Malba, 2007) y La escultura del presente, Diego Bianchi (General Roca, 2007).
Para Eva Grinstein el campo artístico se revolucionó con lo digital
despues de haber tenido el privilegio de escuchar a Eva hablar de sus proyectos de curadoria, esta entrevista con preguntas de contenido preciso me parecio excelente. Ayudo a completar la primera imagen que forme de ella.
gracias