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sábado, noviembre 23, 2024

Perder la cadena de frío

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Nuestra salud de a poco se va minando por consumir alimentos en mal estado.

Cuando hay cortes de energía, hay pérdidas de alimentos en los comercios y en los hogares, pero no es tan sólo eso, sino sucede también que al restablecerse el servicio, los usuarios se dan con una desagradable sorpresa, de que sus artefactos se vieron afectados por la falta de tensión y no funcionan adecuadamente.

Pero ahora quiero detenerme no en los artefactos que mal que mal con dinero se pueden arreglar, no así nuestra salud que de a poco se va minando por consumir alimentos en mal estado, y en los productos farmacéuticos que deben indefectiblemente mantener una temperatura promedio para lograr su propósito curativo.

Los alimentos debido a los cortes programados por las empresas prestatarias pierden la famosa y mentada “Cadena de Frio”; resulta inconsistente, por carecer de lógica que en pleno siglo XXI, cuando la tecnología superó cualquier mente imaginativa, que tengamos este problema, cuando ya en el siglo XIX, el avezado científico suizo, Arrhenius (Premio Novel de química en 1903), descubrió que las reacciones químicas aumentan con la temperatura.

Estos cortes programados, nos ponen en las puertas de hechos calamitosos, que a la larga o a la corta terminarán perjudicando notablemente la salud de toda la sociedad, que por la vorágine de la vida misma, quizás ni cuenta se da de la alimentación que consume y la que brinda a sus hijos.

Las empresas prestatarias del servicio de energía, acuerdan sin consultar a los usuarios cortes de energía programadas, por aducir que no se da abasto en la distribución para toda la población; y es ahí donde se genera el drama, ya que los alimentos necesitan seguir la “Cadena de frio”, que es la que le suministra temperatura controlada. Una cadena de frío que se mantiene intacta garantiza al consumidor que el producto que recibe, se ha mantenido durante la producción, transporte, almacenamiento y venta dentro de un rango de temperaturas. Un ejemplo de la cadena de frío se encuentra dentro de la industria farmacéutica, donde al pasar por la serie de elementos y actividades necesarias se debe garantizar la potencia inmunizante de las vacunas desde su fabricación hasta la administración de éstas a la población.

Las temperaturas bajas, garantizan las características organolépticas de los alimentos (textura, sabor, olor, color), también paralizan la reproducción de microorganismos y demoran la pérdida de calidad de los alimentos.

A doña María y don Juan, no los desvelan las explicaciones científicas, sólo salen con sus bolsas del mercado para comprar los alimentos del día, sin saber que en la noche anterior, ese alimento que estaba guardado en una heladera quedo a la buena de Dios, por haber perdido la “Cadena de Frio”, debido a los cortes programados por falta de inversión de las empresas que bien cobran las boletas y si te atrasás y no pagás en tiempo y forma por cualquier circunstancia fortuita no miden en reparos y te dejan definitivamente sin luz, luego para reconectarte una infinidad de ítems que te deja una abultada boleta para el próximo pago; claro es un negocio, y cómo negocio que es, las cuentas deben ser claras, y deben brindar con excelencia lo que se paga rigurosamente; pienso!!! Y si nosotros los consumidores también pedimos un resarcimiento por hacernos comer alimentos que perdieron la “Cadena de frio”.

La realidad nos muestra la poca inversión de las empresas que prestan este servicio, y los entes que deben controlar su eficiencia, es como si acompañasen la gestión de los empresarios, siempre dándoles la razón.

La energía sí existe, el tema está en la poca inversión para su distribución.

– El autor pertenece al grupo Conciencia Ambiental Tucumán

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