Celebrar se considera un gran acontecimiento, algo destacable que no debe ni puede pasar desapercibido, marcando el momento y dejando huellas para el buen recuerdo, es decir, es algo notable.
Siempre se celebran cosas que nos producen alegrías y nos sentimos tan entusiasmados que provocamos en los demás contagios, que son acordes a lo que estamos viviendo, un cumpleaños, un casamiento, un logro personal…sentido controvertido con el nombre que se le dio a este día “Celebración del Día Internacional del Medio Ambiente”, suena lindo, pero que más alejado este título de la verdadera realidad; en tal caso y según la perspectiva o lentes con que se mire, podría haberse llamado “Día Mundial del ambiente partido a la mitad”. Realmente medio ambiente es lo que le estamos dejando a las generaciones por venir.
Y por qué podríamos considerar cambiar este nombre, sencillo; la falta de conciencia en el mismo hombre está haciendo estragos en su propio entorno. El hombre debido a su avaricia desató fuerzas naturales inusitadas que hoy no puede manejar. Nosotros mismos nos ocupamos de llegar a este punto sin retorno, la inconsciencia por querer tener más y más posesiones económicas llevaron al hombre a desequilibrar su propia hábitat, o fomentar la destrucción de su entorno de vida; apoyando el desequilibrio de su propia Casa Grande.
El desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal, y la gran crisis no es ecológica, la crisis es política.
Cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del medio ambiente se llama la felicidad humana.
Hace diez años atrás, se hablaba sobre “cambio climático comprometido”, hoy el “cambio climático es irreversible”.
En el transcurso de estos años se fue incrementando la mala conducta ambiental hacia nuestra Madre Tierra, la inconducta se hizo una bola de nieve en bajada, que en su loca carrera fue dejando a su paso solo devastación y desolación y un pronóstico nada halagüeño e incierto.
Pocos se hacen cargo de lo que se viene, muchos de aquellos que tienen la responsabilidad de decisión de que se haga tal o cual cosa a favor o en contra de su medio ambiente, miran para el costado. Son muchas cosas malas que le hacemos a nuestra Madre Tierra, destrozan, destruyen, piensan que lo único que nos va a salvar es el dinero.
Lo único que me llamó poderosamente la atención y como luchador de los derechos ambientales, es ver la pluralidad de criterio que tuvo el Defensor del Pueblo al otorgar menciones a gente que trabaja por el medio ambiente sin hacer distinciones, “que a este sí o que a este no”. Eso es un gran indicativo, tal vez esperanzador, poco se ven esos tipos de voluntades y pluralidades en el manejo de los que tienen el poder.
Nuestro Papa Argentino “Francisco”, fue lo mejor que nos pueda haber pasado en estos últimos tiempos, eligió ese nombre emblemático para llamar a la reflexión a los que impulsan llegar más rápido al abismo y caer al precipicio, debido a sus malas conductas ambientales.
Sigo insistiendo, lo único que cambiará la dirección a la cual nos dirigimos es la educación ambiental temprana, para poder llegar a miles de personas y propiciar un cambio de actitud favorable hacia la conservación de nuestros recursos naturales.
– El autor pertenece a Conciencia Ambiental Tucumán