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domingo, noviembre 24, 2024

“25 watts” o el escaso brillo de las “luminarias”

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En las III Jornadas de la Escuela de Filosofía, Carrera de Filosofía, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta (UNSa.), que se despliegan actualmente del 18 al 20 de noviembre, se presentó el libro de mi autoría Las sombras de Marx.

“[…] No siempre se le puede arrancar al discurso, una palabra [significativa] …” Jacques-Marie Émile Lacan

La presentación del libro* estuvo a cargo del alumno Julio Quintana, militante de la UJS-PO e integrante del Frente Todo un Palo, que ganó las pasadas elecciones de Centro de Estudiantes el día 12 en una votación ajustada, se leyó ayer una ponencia que disertó en lo sustancial, en torno a Ricoeur.

Allí, los autores (a los que esquivaré mencionar por una cuestión de delicadeza…) se afanaban en una prolija exégesis de una de las obras del reverenciado pensador. Y es que en el ámbito de la Historia en Argentina, y en especial, en la de la carrera local, se está “despertando” un interés más que tardío de una cuestión que viene de hace tiempo.

Previo a seguir, anhelo aclarar que, con el propósito de ahorrarme la ira “temible” de los Savonarola de fuera y dentro de la institución…, se reitere algo sobre un tema ya trillado, no implica necesariamente que no pueda enunciarse algo nuevo o que inaugure otras líneas en lo que se dijo hasta el cansancio. Existen inagotables ejemplos, que evitaré detallar para que no se acuse de haberme atragantado y atiborrado con conocimientos al “repedo” (casi nunca, los saberes que uno pueda atesorar son al vicio, excepto cuando no se les saca mayores consecuencias que la de una “erudición” estéril…).

El asunto es que la ponencia adolece de cuatro graves defectos de estructuración.

El primero de ellos, es que no cumple a cabalidad con el mandato académico que urge a que se efectúe un “estado de la cuestión”, antes de ingresar en el comentario parsimonioso de Ricoeur o de otro autor. En ese terreno, los colegas (sin delimitar si son varones o mujeres) obviaron la esencial contribución de una profesional que si no fue la primera en el país en hablar de que la Historia era una narración, que casi no se percibían diferencias entre “novela histórica” e Historia y que esta última es un discurso social, peleando contra muchos otros para adquirir legitimidad, fue sin dudas, una de las primeras en el NOA (luego, cansada de un eje que ya la aburría, escapó de lo “obvio y de lo obtuso” hacia otros horizontes…). El feliz “escándalo” que suscitó alcanzó tales proporciones que, para comenzar, dentro de la Facultad, motivó que otra profesional se viera en la “necesidad” de defender la cientificidad de la Historia, oponiéndose a que fuera un discurso y negándose a que entre “novela histórica” e Historia, no hubiera con la Historia más distancias que las establecidas por redes y juegos de poder, como las instituciones que ponderan a la novela, ficción, y a la Historia, ciencia. Aprovecho para subrayar que si bien he pincelado por mi lado, cuando era estudiante de grado y mientras varios se reían de la “ocurrencia” (en 2010, uno de esos escritos no impresos de la época, será editado en una revista de la universidad), parecidas apreciaciones, no me atreví a llegar tan lejos como la colega a la que aludo.

El tema es que sus primeras y geniales contribuciones, que suelen adelantarse a lustros de lo que después se polemizará en Salta y en el resto de Argentina, fue abordado por algunos oportunistas de re nombre en otras disciplinas y en la misma Historia, descubriendo precisamente, la “pólvora”, dado que no hicieron sino girar alrededor de lo que se había esgrimido en aquellos artículos de entre 1987 y 1993.
La segunda falla de estructura, es que los que difundieron su “investigación” en las citadas Jornadas, no fueron apenas más allá, de una “reflexión” teórica a propósito de teorías y por pulsión teorética; id est, no fueron allende una mera “logografía”, al opinar de Pierre-Felix Bourdieu. Y si por ahí, tras innumerables renglones, se les escapó una que otra cosa de su propia cosecha, no alcanzaron alto vuelo (más abajo se observará con qué contrasta la metáfora del “vuelo”…).
La tercera “grieta” es que no pudieron cumplir con un requisito que lo establece no únicamente la academia, sino los estándares de un buen artículo: estar a la altura del objeto que se glosa o investiga. Los profesionales fueron entonces, literalmente superados o desbordados por el objeto a rodear.

La última fisura se asocia conmigo y en particular, con uno de los docentes autores de la comunicación: presuntamente, ese colega habría invertido alguna paciencia (lo dudo bastante…) y alguna atención (lo dudo más…) a leer una que otra obra de mi pluma (acaso una de ellas, sea mi poco entendida Tesis Doctoral), para re/matarme con comentarios que no son adecuados reiterar; se adivina que eran de todo, menos constructivos (por descontado, no fueron elogiosos…). Aguardaba con alguna expectativa que el profesional en juego, me deslumbrara con su propia brillantez, dado que “ninguneaba” y lo sigue haciendo, mis verdaderas contribuciones en más de un campo del saber, que abarcan desde la lógica matemática, pasando por la Semiótica, el marxismo, la Semiótica Audiovisual, el Psicoanálisis, las reflexiones en torno a los problemas de aprendizaje en la esfera del Primer Año en la universidad, entre otras áreas. Pero no; lo que encontré fue un pobre vuelo de codorniz o estilo gallináceo, de “25 watts”.
Y acá lo que se violentó es que el crítico de los artículos y libros de un colega, tiene que justificar con sus propias producciones escritas y no con simples palabras habladas, su competencia para el desmantelamiento de otro que al menos, abrió arduas disputas en múltiples esferas del conocimiento, las cuales principian por “dividir aguas” en el extranjero (Chile, Venezuela, España, Brasil) y también acá, a pesar de cientos. Una vez más, el objeto malamente criticado superó a quien lo intentaba glosar, de lo cual hay que extraer alguna enseñanza: todavía les falta y mucho, muchísimo, para siquiera salir del estadio de “discípulo” que no articula su propia voz, por lo que habrá que continuar escribiendo, aunque siendo respetuosos de las contribuciones de los otros, saberes con “valor agregado” que aún no son capaces de suscitar por sí mismos. De forma que va un cordial aliento en ese aspecto.

* http://www.salta21.com/spip.php?breve2340

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