Alberto Noé: “la Rusa María introduce la modernidad en Salta”

Con el sociólogo Noé hemos iniciado un diálogo sobre los conflictos sociales que se han desprendido a partir de la expresión populista de los vecinos del barrio Hernando de Lerma por la zona roja. Analiza cuidadosamente la historia de la prostitución en Salta y establece el punto neurálgico del problema: la esfera de lo público y lo privado. Y llega bastante lejos.

Las clases dominantes odian los sueños porque son incapaces de producir una poética del futuro. Osvaldo Soriano, 1987 (“Rebeldes, soñadores y fugitivos”) *

¿Dónde comienza el problema por la legalidad e ilegalidad de la prostitución?

– Aquí hay un conflicto entre lo público y lo privado. Hay que ver Salta antes de los 70, después todo cambia. Hasta 1960, había una Ley de profilaxis, el estado intervenía, finalizando arbitrariamente en 1962, funcionó.

Nuestro país es atípico. En 50 años tuvimos cinco golpes de estado. Todo comenzó en 1930 cuando se produce el primer golpe, que pone fuera de la Ley a una organización de trata de blancas, Tzvi Migdal que engañaba a jóvenes judías polacas con el cuento de que les iban a conseguir novio en Buenos Aires. Recordemos que era el lugar de desembarco de inmigrantes y si no entraban por allí lo hacían por Río de Janeiro. Esta organización mafiosa ya operaba en los inicios del siglo XX, es puesta fuera de la ley, desde sus inicios había sido expulsada de Bs. As. por la propia comunidad judía.

La Tzvi Migdal llegó a tener sede social, sinagoga y cementerio propios- no reconocidos por la comunidad judía- y es a esta organización que perteneció la Rusa María, cuyo nombre era María Grynsztein; llegó a Salta en 1929 porque sale de esa organización mafiosa. Y con ella, como dice el escritor Osvaldo Soriano: “cambia la noche de Salta”.

¿De qué modo cambia con la Rusa María la noche salteña?

– Introduce tres cambios: trae el cabaret, el prostíbulo y el tango.

¿El tango…?

– Sí. Lo dice Carlitos Moreno, cantor de tangos que vivió en Salta y ahora reside en Buenos Aires. Al tango lo introduce ella, aquí no se conocía. El Negro Martín Salazar estuvo ahí… (con tristeza). El tango es de la orilla. En Salta todo llega tarde. Los “decentes” no bailaban tango…

¿Por qué le dicen Rusa María?

– La Rusa María era judía polaca, le decían “Rusa” como forma peyorativa de decirle judía. Venía de un pequeño pueblito de Polonia.

¿Cómo eran los cabarets de la Rusa María?

– Los cabarets eran lugares donde había espectáculos, donde se encontraban políticos, empresarios, clase media y alta … Todo transcurría “puertas adentro”; había espectáculos en el bajo, donde hoy es el Bº Hernando de Lerma, Córdoba desde Mendoza a Zabala e incluía la calle Ituzaingó.

¿Para qué iban al cabaret?

– Iban a divertirse. Por ese entonces no había teatro y entre los años 30 a 50 era difícil llegar a Salta, era complicado. La Rusa María era una empresaria de la noche salteña, traía bailarinas, cantoras, cantores y músicos de Europa y de América, es la que introduce la modernidad en Salta. Iban hombres de clase media y media alta. Hasta las mujeres los mandaban: “Andá y divertíte ahí porque volvés mejor”, les decían (se ríe). Durante más de 30 años fue una institución en Salta.

¿Tenían sexo?

– Si querían sí. Pero en el cabaret había reglas. No gritar, no emborracharse, respetar a las coperas, respetar a las pupilas. Los hombres pagaban por una mujer y todo era muy discreto, era reservado. Tanto en el cabaret como en el prostíbulo la Rusa María cumplía con la Ley Serrey por la cual se obligaba a la prostituta a tener un examen semanal y a tener libreta sanitaria. El fantasma de aquella época era la sífilis y la gonorrea. Así como había un manicomio, existía el sifilicomio municipal. El estado, a través de la Ley Serrey, interviene, controla y legaliza la prostitución en el ámbito privado. La prostitución en el ámbito privado estaba legalizada.

¿Se evitaban enfermedades?

– Soriano dice que la Rusa María salvó de sífilis a tres generaciones de salteños porque obligaba a las pupilas a desinfectar el miembro viril con agua caliente y espadol, antes y después.

¿Y las mujeres también lo hacían?

– Sí, también. Pero fundamental y principalmente al hombre, se lo lavaban en una palangana. El estado y la Rusa María contribuían a controlar y a detener el fantasma de la sífilis. Hoy ese fantasma es el SIDA pero no viene de la prostitución y es una especie de epidemia.

El lugar donde tenían relaciones era reservado, se guardaba una especie de “secreto profesional”, había una regla: no denunciar…

– Absolutamente. Allí se daban los ritos de iniciación de los hombres: todos iban ahí. Hay anécdotas de películas… Estaba todo legalizado. Salta no tenía más de 100 mil habitantes y pasando la San Martín era el sur y más allá la inundación… era de gente humilde. Había una Salta dividida después del mercado San Miguel. Pero ellas ejercían la prostitución en ámbitos privados, no estaban en la calle como hoy están los travestis. Donde estaba el 1514, era una de las pocas casas que existían allí, tenías que ir en coche a caballo, no había autos. En este prostíbulo se exigía el lavado con agua caliente y espadol.

¿Qué diferencia hay entre un prostíbulo y un cabaret?

– En el cabaret se daban espectáculos, escuchabas música, era para bailar, tomar y tener relaciones sexuales. El prostíbulo era sólo para relaciones sexuales.

¿Por qué los hombres se iniciaban sexualmente ahí?

– Porque las mujeres iban vírgenes al casamiento. La mujer estaba en la casa, la preparaban para casarse. Iban a la Escuela de Manualidades, en la 20 entre España y Belgrano, un edificio bello, donde aprendían corte y confección, a tejer, a bordar, a hacer manualidades o iban a la Escuela Normal…

¿La Rusa María se prostituía?

– Era la madama, administraba, cuidaba, explotaba. Administraba de manera empresarial, tenía cinco locales: dos cabarets y tres prostíbulos. Uno estaba instalado en calle Córdoba, era el «Chantecler», y otro era atendido personalmente por ella, en la Tucumán, el «Armenonville».

¿Era linda?

– Era rubia, alta, muy llamativa, refinada. Se vestía bien y usaba joyas. Uno de sus maridos, tuvo dos, era Espeche Cano. No tengo conocimiento sobre hijos…

¿Las mujeres iban al cabaret?

– Podían ir. Había que atreverse. No iban solas, iban matrimonios. Había que respetar las reglas.

¿Las que trabajaban con la Rusa María eran de aquí?

– Eran extranjeras y del interior del país. Como Salta era chica a nadie le iba a gustar que le digan “tu hija trabaja en lo de la Rusa…”. Las traían de afuera. Eran hermosas mujeres.

¿Y la sociedad, qué opinaba de todo esto?

– Las mujeres que trabajaban con la Rusa María salían al centro vestidas de otra manera, eran sensuales, las salteñas eran rescatadas; ellas llamaban la atención. En general mi generación las llamaban “las locas” para no darle legitimidad. Pero la alegría terminó con el golpe de estado que derroca a Frondizi a quien lo meten preso en la Isla Martín García. Ponen a un fantoche, a José María Guido. Era el que lo seguía a Frondizi, el presidente provisional del senado. Las provincias son intervenidas y Salta no es la excepción. En 1962, el interventor federal que llegó a Salta era Remy Solá y la primera medida que toma es prohibir la prostitución y el cabaret, fue quien prohibió la prostitución legal.

Soriano dice que las pupilas hacen huelga, ¡les clausuran con candado las puertas! Hay resistencia por parte de ellas y enfrentan desnudas a la policía. Imagináte, en pleno invierno y con lluvia. Al otro día va la policía y están todas en cama, enfermas pero no consiguieron doblegar al interventor Pedro Félix Remy Solá, “dispuesto a moralizar a rajatabla a la ciudad bajo su mando”, dice el escritor.

(Referencia: “no hubo contemplaciones para la Rusa María. La reacción de las pupilas no se hizo esperar e iniciaron una suerte de lucha gremial en defensa de su fuente de trabajo. Esta despareja lucha entre las fuerzas del orden y las prostitutas alcanza ribetes patéticos”.)

¿Qué pasó con la Rusa María?

– A partir del 62 la prostitución y el cabaret son prohibidos en Salta. En 1963 muere la Rusa María. Muere al año siguiente de la clausura y con ella, muere el cabaret de Salta. Cuando se cierran los prostíbulos pasan a ser ilegales. Hay que recordar que luego viene otro golpe en el 66 con Onganía y se combate la prostitución a nivel nacional. Al haber ilegalidad, la prostitución se va más al sur.

¿ Actualmente no se necesita la prostitución?

– En la actualidad, las mujeres de clase media, entre los 35 y los 50, ocupan los lugares que antes ocupaban los hombres en el mercado de trabajo. Se independizaron. Tienen otro tipo de comportamiento, tienen enfermedades masculinas: diabetes, dolencias cardiovasculares, hipertensión. Esas mujeres ejercen roles masculinos y pierden la seducción femenina. La libido está puesta en el trabajo. ¿Y dónde va el hombre? A la prostituta. De acuerdo a estudios de la UBA, la mayoría de los encuestados sostienen que las prostitutas los tratan bien, son seductoras, son en la cama, mujeres; desempeñan el rol femenino, tienen erotismo. Hoy hay falta de erotización en las mujeres de clase media. Ademas, se puede observar que las mujeres se juntan entre ellas, en bares, confiterias y restaurantes, encontrás mesas largas sin un hombre. ¿Qué es esto?

¿Cambió la prostitución?

– Hay dos tipos de prostitución: en la vía pública, con valores accesibles económicamente, que es la que originó el conflicto con los vecinos del Bº Hernando de Lerma; y la clandestina, a través de diarios – avisos clasificados- hoteles y bares. En los hoteles, les dan a los clientes un libro de fotos, el «book», se llama desde la pieza y se elige, ni hace falta que busqués, te ofrecen. Pero la represión, donde había lo que se llama “razias”, batidas, barre con todo. La dictadura del 76 termina con la prostitución. Mirá que hablamos de la que desapareció a 30 mil, la del terrorismo de estado: ¡callarse la boca y obedecer! ¿Prostitución? ¡Ni loco! La noche de Salta termina en los 60; en los 70 eliminan, desaparecen personas, desaparecen a las prostitutas.

¿Cómo fue lo de la muerte de la Rusa María?

– Ningún salteño escribió nada, eso llama la atención. Esta es una sociedad del miedo y de la hipoocrecía como aparece en las excelentes peliculas de nuestra comprovinciana, Lucrecia Martel.

Cuando la Rusa María falleció en 1963, nadie fue al velorio porque en el imaginario significaba una vergüenza, un papelón. Se borró todo el mundo. La lloraron en el ámbito privado, en el ámbito público fue patético. Según Osvaldo Soriano, acompañó el féretro una pareja de desconocidos. La gente no fue al velorio ni al entierro. Ella estaba sola. Va la carroza en dirección al cementerio, la gente espiaba en forma vouyerista, abrían un poco la ventana para mirar los restos de la Rusa María.

(Referencia de Soriano: «Cuando el breve cortejo la acompañó hasta el cementerio judío apareció un nuevo inconveniente: las autoridades se negaron a que esa mujer fuera inhumada en tierras de su propiedad. Luego de amargas discusiones ante el féretro, este fue conducido a pulso hasta el campo cristiano; allí las beatas de la sociedad se interpusieron y le negaron derecho a descansar junto a los muertos ilustres. Hubo que pedir amparo judicial para poder dejar el cadáver bajo la tierra».)

¿El juez de turno hace que la entierren?

– La pareja interpuso un recurso de amparo, interviene el juez de turno. Nunca le pusieron una lápida. La Rusa María no tiene lugar, queda fuera de lugar. Con su entierro se entierra la noche de Salta. Éramos felices y no sabíamos, fueron años felices.

Con el gobernador, el Dr. Migue Ragone, en los años 70, hay una posibilidad de resolver esto pero la derecha peronista y la Triple A crean las condiciones para dar un «golpe» y lo sacan del gobierno, estuvo año y medio, no tenía buena prensa, después lo asesinan. En los años 50, al gobernador Bernardino Biella también le pasó algo similar, le dieron un golpe mediático: le pusieron cocaína en su escritorio, duró un año y medio; casualmente los dos eran hijos de italianos… La vieja oligarquía parece no soportar que gobiernen la provincia en aquellos tiempos descendientes de inmigrantes. Hay que recordar que el autor de la zamba-himno de Salta, La Lopez Pereira, escrita por Artidorio Cresceri, también era descendiente de inmigrantes italianos…!!!

Con la dictadura del 76 viene el gran problema: el presente es producto de la dictadura. La prostitución no vuelve a legalizarse.

¿Qué hay hoy en Salta que hace que sea la capital gay?

– El gay permanece en el ámbito privado. No es lo mismo gay que travesti. Después de la dictadura principalmente durante el menemismo, en los 90, aparecen los travestis, sobre todo en Salta. En Argentina toda, esto llama la atención. Al incrementarse el número de travestis se generan conflictos urbanos, como en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires, hay que recordar que más del 50 % de los travestis que estaban en la zona roja, eran salteños. Se van a Buenos Aires para no ser vistos por sus pares. Por otro lado, después de la dictadura hubo cambios en la familia en Salta, con la modernización tardía, la modernización «conservadora». En realidad se moderniza el arcaísmo, es sólo un barniz. La sociedad hace de cuenta que no ve pero están mirando.

Una de las causas del incremento de travestis puede ser la deserotización por el conflicto de roles en la familia. Se observa un incremento de la población femenina en detrimento de la masculina en el mercado de trabajo; principalmente en los sectores populares surge la figura de la mujer como jefa de familia; el hombre, al dejar de ser proveedor, se va de la casa o es adicto al alcohólico…

No hay ley, el hombre no tiene poder y la mujer se vuelve fálica. Por eso el hombre busca la prostitución. Esa modernización de grandes edificios es pura cosmética. Se ve una Salta moderna con autopistas, countrys, búnkers, todos se retiran: “hacen valle escondido”. ¿De qué se “escuenden”?

Las mujeres ingresan al mercado laboral, el turismo que viene a Salta es principalmente europeo y se necesitan servicios, tours, restaurantes, bares, los lugares son atendidos por mujeres, mozos profesionales hay pocos. Hay una predominancia femenina en el mercado del trabajo. Las mujeres pueden salir todas juntas pero si lo hacen los hombres aparecen como “raros”.

Tambien aumentó el poder adquisitivo en la mujer y la ausencia de varón hace complicada la resolución de la búsqueda de pareja, esto significa que la ausencia de padre, supone la ausencia de ley. No hay identificación del varón con el padre. Según el psicoanálisis contemporáneo “el nombre del padre es el nombre de la ley”.

¿La mujer puede ejercer esa ley?

– Cuando la mujer quiere ejercer la ley es insensata, no puede. Ademas, la prostituta tiene eros, erotiza. El revés del machismo es la mujer fálica, hay hasta un cambio en el timbre de voz.

Tienen tensión, estrés, fuman más que los hombres. ¡Hay estrés en Salta! Algo impensado en los 70. Antes se dormía la siesta, no había grandes distancias.

Hoy hay homosexualidad latente y manifiesta. La prostitución no está legalizada, tiene que volver al ámbito privado para resolver el conflicto.

¿Entonces no se puede poner una zona roja?

– ¡Qué palabra! ¿Te das cuenta? Le dicen roja, como el infierno, como el símbolo del comunismo… Eso generaría un conflicto, tiene que ir al ámbito privado y se resuelve lo de las prostitutas y lo de los travestis, tiene que volver al estado para evitar el SIDA.

¿Cómo es la Salta de la posdictadura?

Los travestis y la zona roja son un emergente de la posdictadura. Hay un antes y un después de los 70. La dictadura hizo una cirugía sin anestesia, su proyecto cultural basado en el miedo y en el terror, estan presentes hasta hoy. Actualmente, Hay preeminencia de lo femenino sobre lo masculino. ¿Quiénes son los clientes de los travestis? ¡Los hombres! Los vecinos del Bº Hernado de Lerma anotaron las patentes de los autos de los clientes: hombres casados, dirigentes políticos, empresarios, profesionales…

La historia comienza con los travestis, los vecinos se autoconvocan y piden que las autoridades vayan, eso es significa el ejercicio de la cidadanía activa.

La droga es otro componente: hoy se mezcla todo, droga, prostitución, travestis. El travesti forma parte del paisaje urbano. Se observa una marcada homosexualidad, adicciones a las drogas livianas y pesadas, suicidios juveniles. Es una sociedad anómica; la anomia es estructural: las normas de convivencia y los lazos están rotos. Tiene una correspondencia con la lógica neoliberal: éxito en el mercado y triunfo del individualismo; no hay noción de lo colectivo; no hay solidaridad. Es la cultura del narcisismo. El hombre está en cirsis junto a la crisis mundial del capitalismo. El hechizo se volvió contra el hechicero. Todo es yo yo yo… Hay un darwinismo social: triunfa el más fuerte.

¿Qué es una zona roja?

– Se asocia a lo callejero. Es algo decadente. Es el producto de la decadencia del cabaret. Allí se da el conflicto entre lo público y lo privado por la falta de control estatal e institucional. En Buenos Aires, a los travestis los mandaron a Palermo, eso no es una solución, es como un campo de concentración. Y en la calle hay droga y delitos, es un problema jurídico también.

¿Las mujeres deberían volver a sus viejas actividades?

– No. Tienen que completar al hombre. Somos seres incompletos, finitos, barrados (divididos), alienados, cosificados. No tiene que competir. Se tienen que dejar hacer el verso, si el asunto es vivir y pasarla bien. Vida hay una sóla. Pasa por la seducción, tiene que haber un juego de seducción. Las fálicas están permanentemente viendo las faltas del otro. Los hombres tienen más interés en estar con prostitutas de clase media que con mujeres. Hay que recuperar el rol femenino.

Alberto Noé es Licenciado en Sociología de la Universidad de Buenos Aires (UBA); Doctor en Sociología en la Universidad de Sao Paulo (Brasil) y actualmente es profesor del Doctorado en Ciencias Sociales de la UBA.

– * Fuente bibliográfica, entre otras.