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domingo, noviembre 24, 2024

A los 84 años, murió Félix Luna

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(Télam) El historiador y escritor Félix Luna falleció ayer a los 84 años tras una larga enfermedad, informaron a Télam desde la Academia del Folklore que preside Antonio Rodríguez Villar.

El historiador Félix Luna, quien murió ayer a los 84 años víctima de una grave enfermedad, fue uno de los artífices de un modo distinto de entender la historia, ya que sin dejar el rigor académico acercó a la gente la vida y obra de los forjadores de la patria y desmenuzó hechos trascendentales a través de ensayos, novelas e incluso como letrista de canciones.

«Desde hace mucho tiempo vengo ejerciendo una historia de tipo narrativo que no se compadece con números, estadísticas y sociología, una historia volcada más a lo político y mostrada a través de los personajes más representativos, como los caudillos, (Julio Argentino) Roca, Hipólito Yrigoyen, Alvear y (Juan Domingo) Perón, por ejemplo», subrayó hace un tiempo en una entrevista con Télam.

Nacido en Buenos Aires en 1925, de familia riojana, Luna fue uno de los más prolíficos historiadores argentinos; escribió numerosas obras de historia, ensayo, ficción, entre ellas «Yrigoyen» (1954), «Alvear» (1955), «Diálogos con Frondizi» (1962), «El 45» (1968), «Ortiz» (1978), y «Golpes militares y salidas electorales» (1980).

Se destacan también otros libros de historia como «La comunidad organizada» (1985), «Soy Roca» (1989) e «Historia integral de los argentinos» (1994-98).

Fue fundador y director de la revista Todo es Historia publicada sin interrupciones desde 1967 y que ha influido decisivamente en la construcción de la historia argentina.

También condujo varios programas radiales y televisivos relacionados con la difusión de la historia, así como colaboró en diarios de la ciudad de Buenos Aires y el interior del país.

La idea de una Argentina con un pasado glorioso y un auspicioso porvenir que ha atravesado generaciones y está profundamente arraigada en el imaginario colectivo, era según Luna, consecuencia «del formidable salto» experimentado en el país entre 1880 y 1910.

«La Argentina se convirtió en un espejo de la civilización europea en América: gran clase media, educación de excelencia, transporte, comunicaciones. Fue uno de los cuatro o cinco países más grandes del mundo. Muchos intelectuales así lo pensaron, así lo dijeron y fueron creando la sensación de que así ocurriría», señaló en más de una oportunidad.

A su juicio entre los factores que impidieron «una evolución mayor de la Argentina» siempre recalcó la caída de Hipólito Yrigoyen: «El 6 de septiembre de 1930, el quiebre de la constitucionalidad, el fraude y el descreimiento en la democracia sembraron las bases para lo que vendría después».

«Además, hubo un equivocada idea difundida por las oligarquías de la década del treinta de que la solución del país era reforzar los vínculos con Gran Bretaña -potencia ya en declinación- y que significaba el carbón y el ferrocarril frente a la nafta y al camión», puntualizó en una entrevista.

De reconocida afiliación radical, fue la de Arturo Frondizi la figura política que más lo cautivó a lo largo de su trayectoria: «Me parece que reunió de un modo casi milagroso al estudioso y al intelectual con un hombre informado, que estaba al tanto de lo que pasaba políticamente en el país y dentro de su propio partido», analizó.

El historiador, que entre otros cargos fue secretario de Cultura de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires (1986-1989), Comendador de la orden del Mérito de Francia (1988); Orden del Sol de Perú (1990); Orden de Cruzeiro do Sul de la Embajada de Brasil (1998); Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (1996); Orden de Bernardo O`Higgins, Chile (2000); Doctor Honoris Causa (Universidad de Belgrano; 2003).

En colaboración con Ariel Ramírez escribió las letras de las obras la Misa Criolla (1963); Los Caudillos (1966); Mujeres argentinas (1968) y Cantata Sudamericana (1971). Y fue profesor de historia en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad del Salvador y en la de Belgrano.

Entre los numerosos premios que recibió a lo largo de su trayectoria figuran el Premio Konex de Historia y Folklore (1985); Premio Consagración Nacional correspondiente a 1990 otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación (1992); Premio de la Asociación de Distribuidores de Diarios y revistas, rubro Letras (1994) y, Premio Konex por el rubro biografías históricas (1994).

Como académico fue Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia (1992); y de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas (1998); Miembro de Número de la Academia Nacional de Periodismo (2000).

3 COMENTARIOS

  1. Su pasado, «pesado»…
    A la par que me enteré acerca de la triste muerte de un grande como el antrópologo Claude Lévi-Strauss, me topo con la noticia del fallecimiento de alguien que, en espacios académicos como la aldeana y mediocre Facultad de Humanidades de la UNSa., se lo considera «historiador»…

    La crítica que le dirijo no es por no haber sido un investigador riguroso, esto es, por casi las mismas causas por las que algunos se oponen a Pigna (por ser mediático, etc.), sino por un pasado algo sinuoso con respecto a determinados personajes golpistas de nuestra malhadada Historia Argentina y por cómo se refirió a los sectores populares en sus innumerables obras, muchas de las cuales tuve que literalmente, padecer en la no menos mediocre Carrera de Historia de la citada Facultad.

    Al igual que «consagrados» al estilo de Ezequiel Gallo, Tulio Halperin Donghi, Cortés Conde y toda esa «runfla» fascistoide y que le hacen asco a lo que ahora se denomina «historia militante», pero que en el fondo, realizaron nomás, una historia militante, pero orientada al statu quo y a defender los intereses de los grupos privilegiados…, el tal Félix Luna (que a veces, orbitaba el satélite, en especial, cuando llegaba la «hora de la espada»…), se refiere a los segmentos no acomodados (que no únicamente incluye a obreros explotados de forma pre capitalista o de manera ya burguesa…), con epítetos tales como «la gente ignara», la «chusma», la «turba levantisca», la «muchedumbre ignorante», etc., etc. Esos «personajes» a los que nombré, que «dictan» (porque son «procesistas»…) lo que se debe y no entender en tanto «Historia» y que me los hicieron sufrir en asignaturas como Historia Argentina I, II y III y en Historia de América III, tal cual si fueran los Einstein de la disciplina, fueron, son y serán los «intelectuales orgánicos» de los conjuntos hegemónicos, para los cuales operaron como los escribas que les acariciaban las «dolencias» a los poderosos (aunque estuvieran muertos…) con «narraciones» atiborradas de adjetivos DESCALIFICATIVOS contra la «chusma».

    Menos mal que falleció; ojalita pronto le sigan los otros… Es probable que coma un asadito y brinde en su mala memoria.

    Cordialmente,

    Dr. Adrián López

    DNI: 24.138.809

    • tu peso es liviano, hermano…
      Ser atrevido es virtud de los sabios pero también es defecto y vicio de las personas de alma estrecha, de corazón confundido y de intelectuloides que marchan por el camino de la frustración y el fracaso.

      Uno puede discentir con el pensamiento de un historiador, filósofo, etc…pero es parte de la honestidad saber reconocer la intención buena en el «adversario» , si se quiere. Re-matar un talento por imponer una forma de pensar, una formación intelectual (que por lo demás es accidental en la vida) es cobardía pura.

      Luna, un gran historiador del siglo XX, contribuyó a enriquecer el ser Argentino con nuevos elementos históricos que ayudaron a purificar la tan moldeada y dibujada pseudo historia que heredamos muchos desde principios de este siglo.

      Saludo a sus queridos y seres cercanos que lloran su ausencia y les confirmo que su existencia no fué para nada en vano y que apesar de no compartir plenamente su pensamiendo, muchos hemos sido edificados con su sabiduría.

      Pibe Adrián, cada dias das más pena hermano. Te hás llenado con demasiados conocimientos al repedo. Te estas desperdiciando. Siendo un desperdicio hueles cada dia peor…perdés dia a dia calor existencial, tacto afectivo y se te ve sumido en las oscuras y frias paredes del sarcófago pseudo-racional.

      PD: cita de argumento «Menos mal que falleció; ojalita pronto le sigan los otros… Es probable que coma un asadito y brinde en su mala memoria»: liviandad y autodegradación pura, ¿»cordialmente»?, no hermano, no es cordialidad es sadismo, desubique y hasta hipocrecía por tu falta de honestidad con el buen saber y por tu falta de sensibilidad con el otro. Y firmo la nota «atte» por respeto al lector, vos estás muy lejos de merecer esto.

      Atte Hugo Luis Daher

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