La ideología neoliberal había querido hacernos creer a todos que ya no era posible la intervención humana en el rumbo de las cosas y que el mundo, a partir de la caída de la Unión soviética, se cambiaba a sí mismo, declarando de este modo la impotencia del discurso político.
Freud en el texto Dostoievski y el parricidio sostiene la tesis de la culpa inconsciente como el motivo que determina que el sujeto termine de algún modo atentando contra sí mismo y arruinando sus propias conquistas.
Y si ya no hay casi nadie a quien se pueda dirigir un síntoma como mensaje, si ese Otro de la cultura ya no escucha, entonces el malestar tiende a derivarse por otras vías muy diferentes a las de la formación de los síntomas clásicos.
A pesar de que se presenta con las cartas de un escritor al que sólo le interesa la literatura, su visita no deja de ser una visita con una marcada intencionalidad política y muy poco literaria.
Seguramente Pino Solanas no tuvo la intención, al menos consciente, de discriminar ni agraviar al electorado salteño, sino de señalar algunos rasgos de la política en las provincias (le concedamos por ahora esa confianza), pero el pez por la boca muere.
La reciente invasión a Libia por parte de la Otan con el objetivo de derrocar a un régimen no favorable a los intereses de los Estados Unidos y de sus aliados y obtener un dominio en la región y la apropiación de las reservas de petróleo, muestran la falta de límites del neoliberalismo en el mundo.