Tal vez, como en alguna oportunidad lo relatara algún lugareño, algún anatema ancestral conspira contra la felicidad y el derecho al bienestar general que garantiza el Preámbulo de nuestra Carta Magna.
A pocos kilómetros del centro de la ciudad de Salta, el Encón Grande aún es tierra de promesas. Sin agua potable, sin caminos adecuados y sin transporte, los lugareños esperan más que la presencia de funcionarios en fiestas religiosas.