Luego de tocar unos 40 minutos, el 28 de marzo de 2005 Charly García tiró el micrófono y abandonó el escenario del Teatro del Lago en Córdoba no sin antes culpar a Piñón Fijo de los desajustes del sonido. “No se puede tocar después de un payaso”, dijo.
Me imagino a Juan Carlos Romero en la Inauguración del Teatro Provincial, cuyo sueño era dotar a la provincia de un teatro elitista para gente “bian”. No nos dejaron pasar a los “negros incultos con zapatillas y alpargatas”. Entradas para exclusivos y “amiguitos” de los directores del teatro y compañía circundante en la gran apertura gran, con corte de luz de por medio que el “diario grande” tapó para hacer quedar bien a su Amo.
Juanca: ¿imaginaste que vendría Chu chu ua chu chu ua?
Adiós solemnidad adiós.
Siento que Piñón Fijo (jueves 10 de julio) marcó un antes y un después del Teatro Provincial. Después del payaso más famoso del país y de la última década, se viene a descubrir que este teatro es para el entretenimiento de la gente. Sinfónica y ballet controlan a la “gran masa culta”.
Como decía una sabia amiga mía: esto de mostrarse que voy al concierto para que sepan que escucho música clásica es bien innecesario porque en casa también puedo hacerlo. Y en este punto me refiero a los snob.
El snobismo de los salteños llegó a su apogeo y ayer, con Piñón Fijo, resultó ser evidente. Dirán que es otro público y que Chu chu ua chu chu ua… pero es que, como diría un estudioso, la masa es imprevisible.
Que venga también La Tota y sería el delirio total. Un encanto. Así los de alpargatas y zapatillas también tienen cabida.
Pero que quede bien claro: Salta no tiene un Teatro Colón. Ahora ya no se puede volver hacia atrás.
Párrafo seguido
El payaso es divertido, brinda un espectáculo lleno de colores que llaman la atención de los chicos entre los 2 y los 5 años. Su espectáculo musical tiene condimentos que atrapan a los padres. Las mamás y los papás llevan a sus hijos porque a ellos les gusta Piñón. La guitarra eléctrica y el saxo, los títeres Quenchu y Cabrito continúan despertando sensaciones de alegría en los niños. Un humor cordobés recorre el espectáculo, el ritmo musical es pegadizo y los recursos y dispositivos del show redundan en juegos de ilusión y de magia.
El payaso se sacó el gusto y llenó el Teatro Provincial. “Mojapestaña”, “Basta de mamadera”, “Por una ventanita”, “Chu, chu ua, chu chu ua” fueron algnos de los temas cantados.
Pero sinceramente creo que debe buscar un Hit nuevo Piñón. Que vuelva cien veces más al Teatro Provincial. La próxima vez esperamos a La base y El Polaco.
¿Nos podrían traer a los Rolling Stones?
