“El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. El hombre es ante todo un proyecto. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es; yo opino que es real el motivo o causa del ser»- decía Jean-Paul Sartre.
Para realizar la interpretación y crítica de El malentendido, obra de teatro presentada en la Sala Mecano el 14 y 15 de diciembre por el grupo La Sardinera del Norte, conviene refrescar algunas nociones sobre la postura filosófica de Albert Camus. En el mejor de los casos, un espectador, ha elegido por su propia voluntad, ir al teatro a ver la obra. Y esto ya es bien sartreano. Para ello elijo la siguiente cita:
Toda la existencia es una elección constante; pero no es sólo elección la elección consciente y deliberada; nuestros impulsos más secretos, nuestras tendencias más oscuras, son, también, elección. El hombre, ser que se crea a sí mismo, se crea eligiéndose y eligiendo sus posibles; si no los eligiese, no se crearía a sí mismo, y sería creado por los posibles que actuarían sobre él desde fuera. Elegimos todo lo que somos, y somos eso que elegimos; y eso que elegimos lo elegimos creándolo, no escogiéndolo dentro de un juego ya dado de posibles. Vicente Fatone
Conocer el concepto de libertad en el marco del existencialismo es entender que sólo el hombre es libre, sólo el hombre elige, sólo el hombre es un ser deficiente, incumplido e imperfecto.
Quién fue Albert Camus
Un novelista, dramaturgo y ensayista francés, nacido en Orán, Argelia, en 1912. Estudió en África del Norte y trabajó en distintas actividades hasta llegar al periodismo. Durante la resistencia dirigió el periódico Combat. La novela El extranjero , ha fundado la fama de Camus. Fue asesor literario de la editorial Gallimard.
El malentendido es una de las más celebres piezas teatrales de Albert Camus cuyo talento literario y sensibilidad se centraron siempre en la complejidad, la ambigüedad y la riqueza de la condición humana. Sus obras dramáticas se revelan como un medio especialmente eficaz para desplegar conflictos ideológicos y éticos a través de personajes veraces y situaciones límite. En esta obra, escrita durante la ocupación alemana en Francia, un destino no sólo ciego, sino también voluntariamente cruel, convierte en criminales a seres inocentes.
Otras obras de Camus: Los justos, Calígula, El mito de Sísifo, La peste, La caída, El exilio y el reino y El hombre rebelde.
La pieza de Albert Camus, también fue puesta en escena durante el 2007 en el Teatro Maipú de Banfield, interpretada por el Elenco Estable del mismo teatro. La Sardinera del Norte, en Salta, hace lo propio tras su estreno en el Arístenes Papi.
El malentendido: fase crítica e interpretativa
En primer lugar, tengo que señalar el buen gusto y el tino para la elección de esta pieza teatral. La gran apuesta de esta obra está justamente en la puesta en escena, desplegada en toda la Sala Mecano de la Casa de la Cultura. Es un gran acierto del director-puestista Manuel Maccarini a quien el grupo ha elegido para este trabajo artístico.
En mi opinión, el espectador, los que estamos contra la pared de la sala en la que hay escasas sillas, asistimos al crimen premeditado, pero también, somos los “inocentes” que han transitado el mismo camino que Jan (Marcelo Cioffi). Fuimos, como el narrador de La Peste dice, los condenados a la prisión: … “por un crimen desconocido estaban condenados a un encarcelamiento inimaginable”.
Entramos al hotel de la muerte, sumergido en las montañas, somos recibidos por los personajes y destinados a una habitación. Jamás saldremos de ella, quedamos presos de la condición humana, de nuestra propia libertad que no nos deja excusas y nos acusa. Hemos realizado el acto de la elección, hemos entrado. Por eso la Madre expresa a Marta: “él quería irse”, en relación a Jan. Allí se desvirtúa todo, porque Jan no pudo elegir y no se trata de eso, rompen el pacto y con ello se disuelve la existencia presente.
La disposición de la escenografía en la sala me pareció la representación del Tahuantinsuyo: un mundo ordenado, idea que entronca también con la idea de un mundo apacible antes de las guerras del siglo XX, en la obra, antes del crimen de Jan; y luego el gran pachacuti, el mundo al revés, la pos guerra, el crimen de Jan.
Los cuatro espacios de los cuatro reinos luego se me proyectaron claramente por la divisoria espacial del mundo de la obra y el gobierno de cada personaje en cada espacio. Y apareció también la idea del hombre como un dios fracasado en el personaje del Mayordomo (Daniel Chacón). Marta (Cecilia Sutti) es la mujer condenada a ser libre, comete el delito junto a su Madre (Ana Barreto) porque creen que tiene sentido.
Marta exclama: “lo hacemos por interés”. Lo dice cuando brinda atenciones a Jan. Es el fin de ambas mujeres porque ya no hay proyecto posible, no podrá realizarse. Tanto Marta como la Madre, han cometido los crímenes con sinceridad y lucidez. Son lo que son, lo que han hecho de sí mismas y por ello no hay excusas. No hay lugar para el arrepentimiento, tampoco para el sentimiento; por ello, María (Julieta Córdoba) no forma parte del sistema pero lamentablemente tomó la decisión, la noche antes, de dejar a su esposo en ese hotel. Representa la insignificancia del ser y encara la relación Hombre-Dios.
La música acompaña la existencia; los doblajes de voces refuerzan el sentido; el vestuario condice con el aire enrarecido y el murmullo y los sotto vocce, se desatan en el climax: el crimen. Una atmósfera típica de la era Camus.
Todos comprenden al final, lo absurdo de vivir, la ruptura del mundo, la fragilidad del ser. Ahora, la única forma posible de ser es la muerte.
En esta pieza, el plan del existencialismo se cumple, la filosofía se une al lenguaje y ambos, se representan en la puesta escénica y en el rol de cada uno de los personajes.
Interpretaciones ajustadas, un buen nivel actoral es lo que define el trabajo del elenco de La Sardinera. La puesta engrandece el trabajo.
Una obra para la reflexión y el análisis; simbólica, compleja, en la que las obsesiones del argelino, Albert Camus, con el tema del crimen y la muerte como fronteras del ser humano nos descubren como seres sin afecto y sin memoria, pecados que se conservan aún y que por ello, somos imperfectos y frágiles.
La crítica al pensamiento está en el programa de mano y en la cita elegida: «La filosofía se ha puesto al servicio del crimen…»
Otra obra que dignifica el teatro salteño con esta voluntad de creación y su resultado altamente significativo.
Ficha técnica:
– Actúan: Ana Barreto, Cecilia Sutti, Daniel Chacón, Marcelo Cioffi, Julieta Córdoba.
– Adaptación, dirección y puesta en escena: Manuel Maccarini
– Iluminación, musicalización y edición: Fredy Frías, Manuel Maccarini
– Técnicos de iluminación: Daniel Rivero, Luis Contreras
– Vestuario: Mariela Garrido (diseño), Fátima Torres (realización)
– Escenografía: Mariela Garrido, Mario Abraham, Víctor Hugo Carabajal, Marcelo Cioffi, Fredy Frías
– Diseño gráfico: Marcelo Cioffi
– Director asistente: Daniel Chacón
El malentendido: la era Camus y el absurdo del mundo
Hola soy Diego N. Fiqueni y queria aportar lo sgte, creo q es una de las mejores obras q vi desde q estoy en Salta, tuve la posibilidad de participar como expectador en el Aristene Papi, y me impacto mucho la puesta del Mal Entendido de Camus, muy bien lograda por el Director tucumano, y magistral la actuación de la sra que hace de madre, en general todos los actores muy bien. ah otra cosa la disposicion de los espacios y la iluminación EXELENTE.