Teatro de Arte

El lunes a las 21 hs. en El Ático, la profesora Miriam Díaz abrió el taller de Teatro de Arte con una clase abierta, libre y gratuita para desarrollar el tema. Utilizó imágenes fotográficas proyectadas en pantalla en lo que ella considera: “hay una relación entre el teatro de arte y la fotografía”.

A partir de cada imagen, la expositora, que presentó el tema como una charla, fue desarrollando conceptos ligados al Teatro de Arte. Sin entrar en la semiología como una posibilidad interpretativa de la imagen, versó su discurso en las potencialidades de la imagen y en las cualidades artísticas, similares a las del teatro.

Pero en ánimo de replantearse la cuestión artística, subrayó que si todo es arte, posiblemente, estamos ante la muerte del arte. Esto significa de plano, que las distinciones existen y que hay que hacerlas.

Para verter algunos conceptos de la clase de Miriam Díaz, no se intentará dar el flujo exacto de su discurso, único e irrepetible. Es, por lo tanto, siempre una interpretación acotada de la amplitud desarrollada y excede a los marcos de esta nota.

Para brindar síntesis al lector, se tomarán algunos puntos.

Sólo el poeta, el loco y el artista poseen una mirada dilatada de la realidad. Para hacer arte, esa mirada ingresa a un campo de lo extracotidiano. “Sensaciones de vértigo es el teatro de arte”– explica Miriam. Pero aclara que la “armonía aristotélica como principio ordenador del mundo, ha quedado atrás. Si bien es cierto que el trabajo del actor es mantener y apelar al equilibrio armónico”.

En una foto con perspectiva, analiza la falta de principio y final, el vacío de personas, la luz a determinada hora del día… lo que es un claro ejemplo de esa sensación de vértigo.

El apareamiento de lo fantástico en donde se funden elementos, es otra característica del teatro de arte. Por ejemplo, dos texturas y distintos recursos, dos imágenes aparentemente opuestas (mujer y cocodrilo).

Hay una ley física que consiste en gastar menos energía para producir mayor efectividad. Pero en arte, se gasta mayor energía para obtener mínimos resultados. Hay una destilación.

Las fotos de René Magritte, sirvieron para subrayar que en el teatro de arte se resuelven acertijos de las alteraciones. La yuxtaposición de elementos produce sentidos nuevos y se juntan elementos que no tienen razón para que estén juntos. En arte, se puede hacer algo extraordinario con saberes particulares; existe un reciclaje de elementos; en el teatro de arte se abandona toda convención.

En la apertura, explicó que estamos acostumbrados a una codificación: para manifestar furia, para saludar, etc., tenemos un código. Esto se rompe en el teatro de arte.

Aclaró que el espectador no necesita un entrenamiento porque el placer estético es suficiente aunque no comprenda y destacó: “cada espectador sale con su propia metáfora”. Sí, el actor es quien debe desarrollar la técnica y cubrirla de organicidad: “nuestro trabajo es poner lupa sobre lo cotidiano”- dijo.

El teatro de arte es estilizado; el arte para el espectador es bello. Mientras un espectador más sabe, más interesante se vuelve la obra. El espectador agita el pensamiento, sale de la obra y sigue pensando. Explicó que no ocurre lo mismo con espectáculos de entretenimientos.

Comentó que muchos artistas se recluían para cambiar la mirada dado que el estado de aislamiento produce otra mirada. “Pero no hace falta- señala- porque hay técnicas para desarrollar esto”.

Se refirió al hiper realismo. “Es una mirada descarnada sobre las cosas”- destacó. Se trata de verlo todo. Citó a Baudrillard para explicar algunos puntos. El mundo se ha vuelto pornográfico. El teatro está en las calles y funciona por el morbo de la masa, es el arte que consume la masa.

Sobre David Nebreda, se paró para analizar un poco el morbo. Pero explicó que sus fotografías (realizadas con su propio cuerpo, excrementos, etc.) tienen un equilibrio y son perfectas. El artista dijo “Mi vida es más terrible que mis imágenes”- desde el encierro en un loquero.

Puntualizó la importancia del cuerpo en el teatro, ya que el cuerpo y la voz son los únicos instrumentos del actor. El texto está fuera y es del orden de la dramaturgia. Con el cuerpo se altera el orden normal, por ejemplo, la velocidad, ese es el trabajo del actor que consiste en marcar presencia.

Miriam Díaz recurrió al teatro del Noh y al Kabuki para explicar algunas distinciones en el teatro de arte.

En el teatro de arte el vestuario es extracotidiano, los lugares son incómodos- no específicos- y genera inquietud. Esto no sucede con los teatros estables, por ejemplo. El teatro de arte es fascinación y vértigo.

Los objetos usados en el teatro de arte no están en ningún lugar y deben sacarse de la basura. Se da lo que se denomina fusiones imposibles. El actor es un bailarín que ejecuta una danza desde el comienzo y hasta el final. El actor decide sobre el contenido de su cuerpo.

“Si no entendemos no importa, nos fascina”- indicó. Al teatro realista no le interesa el placer estético. “Se dijo que el teatro realista refleja la vida, esto no es así porque la vida no es así. Opera como tranquilizante”- señaló. “La vida es un caos, uno muere antes de la escena final”- dijo.

“Estás cansado”, es la mejor frase que se le puede decir a un actor porque esto subraya todo su trabajo.

Con intervenciones de algunos teatristas, preguntas, interpretaciones, etc, la clase llegó al cierre con la explicación del trabajo a realizarse en el taller.

– Las fotos puestas en esta nota fueron algunas de las exhibidas y analizadas, entre otras, en la clase abierta. Las dos primeras son de Magritte, la tercera es Nebreda y la última, del teatro del Noh.