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jueves, octubre 10, 2024

“50 sombras de Grey”: la fusión química entre un millonario sádico y una virgen intelectual

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Porno blando para mujeres, dicen algunos; el Harry Potter porno… dicen otros… o porno para mamás… A mí no me asusta tanto el film como para tomarlo de modelo sexual, de melodrama romántico o de peligroso para la salud. Es una película erótica con juegos sadomasoquistas. Todos recordarán “Nueve semanas y media” a la que algunos amigos míos le otorgan más contenido que a esta, pero que de alguna manera dio qué hablar en los 80’.

En otro sentido, recordamos a la famosa “Drácula, de Bram Stoker”, a la que viví como una película romántica en la que el terror fue secundario.

“50 sombras…” es una historia de amor moderno, un drama romántico cuyo protagonista realiza prácticas sexuales sádicas. El gancho del film es lo erótico, como si algunos pretendieran encontrar recetas sexuales para el placer. Es cierto, sí, que llama la atención el sadismo porque en medio de eso, nace el amor romántico. Pero no me impresiona después de haber visto “El marqués de Sade”, por citar un ejemplo de este tipo de perversión.

Lo sexual es anecdótico. Resulta interesante que el millonario Christian Grey (Jamie Dornan), tenga sus sombras, su locura, un pasado que lo marcó desde niño y que no lo habilita para relacionarse de otra manera que no sea la perversión.

El tipo no es cualquiera, es un exitoso empresario, atractivo por doquier, que puede mover las fibras de cualquier mujer con sólo mirarlo. Seduce, encanta, enamora. Esto les cae mal a muchos que ven como negativo que sea millonario. Pero si no lo fuera, si no tuviese una mansión, aviones y un imperio económico enorme no sería sofisticado ni complicado ni excéntrico. Lo es, y es así, porque el dinero se lo permite. Ejerce un poder sexual porque una, es hermoso y otra, es rico. Sin su dinero, sería medianamente seductor. Sería un hombre común con un particular atractivo, y sus sombras quedarían en una “fantasía sexual”. Nadie “normal” puede tener una habitación que ocupa un departamento sólo para prácticas sexuales.

Molesta lo de la “sumisión”, pero no es porque Anastasia Steele (Dakota Johnson) tenga que salir a planchar, lavar y cocinar para un hombre. La sumisión es sexual, y se asocia a una práctica milenaria. Grey le pide a Ana que sea “su sumisa” en el sexo y el paquete se completa en que él es un impenetrable a nivel amoroso.

Tanto la película como la novela de E.L. James, primera parte de la trilogía que está compuesta por ‘Cincuenta sombras de Grey’, ‘Cincuenta sombras más oscuras’ y ‘Cincuenta sombras liberadas’, tienen un 50 % de aceptación y un 50 % de rechazo, también están las sombras de los espectadores en una zona gris e indefinida, a los que nos les provoca ni una cosa ni la otra.

La cinta es aceptable desde mi punto de vista. Entretenida o aburrida, dependerá del grado de particularidad de cada uno. Quizá encuentren que no da para hacer una reflexión, pero resulta que los mares de tinta que suscita quiere decir que o era extremadamente liviana y por eso tanto escrito a la vuelta, o era profunda y se necesitaba tanto abordaje para reconstruirla.

Como sea, se ha convertido en un fenómeno a nivel mundial. Generó expectativas y tuvo grandes impactos: parodias, absurdos, crímenes, fabricación de juguetes sexuales, ventas millonarias de la novela que superó con la primera parte a la saga completa de Harry Potter, discusiones bizantinas, odio, amor, deseo, alarma. En síntesis, armó la polémica.

Recuerdo a “Propuesta indecente”. Fue calificada como lo peor del cine en su momento. Hoy es un clásico. No digo que “50 sombras…” vaya a pasar por el mismo tamiz. Digo que en cada tiempo, se puede hacer una lectura diferente.

No quedé flechada por Grey, tampoco aturdida. Me conmovió el drama interno del protagonista. Y la novedad de que no es un tipo común, sino que tiene una patología que alguien se animó a contextualizar.

Sam Taylor-Johnson al parecer, no convenció a la autora. Se dice que la directora abandonará su trabajo y no concretará la segunda y tercera partes. También se publica en varios medios que el actor principal tiene problemas con su esposa por las escenas filmadas y porque las mujeres quieren algo con él. No es novedad que cuando una cinta es exitosa (más allá de que sea mala o buena), los actores dejen de poder caminar como antes por las calles.

De Dakota no se habla mucho. La bella actriz tiene un papel difícil porque es la que pone el cuerpo para la tortura. Sus rasgos de inocencia son atrapantes. Hizo bien su trabajo. Ambos lo hicieron. Ella es hija de Melanie Griffith y de Don Johnson. Pero resulta que hasta la entrega de los Oscar por lo menos, Melanie no había visto la película. Creo que hay que saber separar realidad y ficción, nada más. Para Dakota no fue fácil el desnudo, no sé para quién lo sea, después de todo. Sacarse la ropa en cámara es tan difícil como llorar. Pero Dakota debe quedarse tranquila, porque lo mejor de ella es su mirada, y por lo demás, se ve muy bien.

Finalmente a la película la califico con tres estrellas, es decir, siete puntos. Quizá porque el humor le quita peso dramático, y quizá porque en comparación con “El amante”, le faltó un poco de arte. La novela de Margarite Duras me fascinó y su adaptación al cine me conmovió absolutamente. Es literatura y es cine arte. Condiciones que no se fabrican y que marcan la excelencia. Eso no significa más que una apreciación. No todo tiene que ser arte en cine o literatura. Es mi comparación como para agregarle un parámetro. Y nada más.

Véala. Al menos será un motivo para intercambiar opiniones. (Lo de porno blando para mujeres me resulta sesgado, desde cuándo hay porno duro para hombres?)

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