El 31 de octubre subieron a escena ambas obras en el Marco de la XX Fiesta Provincial de Teatro realizada en Salta del 30/10 al 2/11, con veinte obras que compitieron por la Selección para representarnos en la Nacional a llevarse a cabo en nuestra provincia, durante el 2015, a inicios del año. A las 20 hs. de aquel viernes, se presentó “Lo que no se escucha” en la Fundación Salta y a las 21, “Paradise night club” en el Centro Cultural América.
“Lo que no se escucha”, según explica el mismo grupo en sucesivos partes de prensa, es “la ópera prima con la que se recibieron los diez primeros actores de la Escuela de Arte Dramático de Salta, agrupados en Tumbaloya Teatro”. La obra es “el resultado de un intenso trabajo realizado totalmente por el grupo de estudiantes, desde la escritura del guión hasta la gestión de la puesta en escena”.
Bajo la dirección de las profesoras de la Escuela, Natalia Aparicio y Roxana Lugones, ambas con sólida formación profesional, el trabajo se presentó en la Fiesta de Teatro. Al comienzo de la obra, resulta agradable la fusión colectiva animando un trabajo corporal que representa máquinas humanas, quizá la recreación de una especie de Tiempos modernos. La imagen se vuelve reiterativa al cabo de algunos minutos, incluso con la repetición de la misma secuencia de acciones durante el desarrollo de la puesta.
Lo mejor del espectáculo, es la alusión al trabajo esclavo infantil con imágenes proyectadas hacia el final. Es decir, la temática elegida. El espectáculo mostró hallazgos muy buenos que les permitió a los muchachos atrapados por un sistema asfixiante, transmitir la belleza de esas pasiones ocultas, por un lado, la música; por el otro la poesía, y finalmente, el amor. Esos leves trazos de un recorrido casi autómata de los obreros, deslizó una estética preciosista que no se mantiene a lo largo sino en pequeños tramos de la escena total. La armonía muchas veces se sobrepuso a la ferocidad de la patronal y quizá por ello, perdía fuerza el símbolo del poder.
Me pareció una obra para reflexionar y para armar tu propia historia acerca de la esclavitud laboral, el trabajo infantil y la opresión a la que son sometidos los trabajadores.
Un potente Gustavo Copa como Pedro, un cafiso o rufián, casi en idéntica sintonía con Rodrigo Cebrián interpretando a Constantino, un cliente, concentraron lo mejor de las actuaciones. En los roles femeninos actuaron Elena José como Madame Renata y Andrea Estrada como Lucrecia. Cabe destacar la asistencia técnica de Gabriela Ojeda y Sebastián Guitián.
La puesta recreada por Juan Nicastro Trapaglia fue desbordante, excesiva para la síntesis dramatúrgica. El trabajo logrado por Nicastro absorbió el resto de los signos. Y veíamos ante nuestros ojos el retrato categórico del frente de un burdel. Excelente manifestación visual de un montaje realizado sobre el espacio.
– Fotos tomadas por Salta 21
