Presentación: miércoles 17 de diciembre a hs. 20:30 en La Musa, Esteco 117. El Diario del Quijote, es la última de Juan, en versión artesanal con herrajes y tapa de madera.
Ilustraciones de Picatto y Prólogo de Marta Swartz.
El libro lleva ilustraciones del artista plástico salteño Nicolás Picatto. El arte de tapa está diseñado por el plástico salteño Adrián Rodriguez, sobre la obra El asesinato de Andreas Baader, del Pintor Neorenacentista contemporáneo Odd Nerdrum, con el permiso del Museo Nerdrum de Oslo, Noruega.
Prólogo de EL DIARIO DEL QUIJOTE
En El Diario del Quijote, Juan Ahuerma Salazar nos presenta, entre sus personajes, a un profesor obsesionado por demostrar un giro en la historia del hombre de La Mancha. Al mismo tiempo, nos muestra la mancha que quedó en nuestra historia por ciertos giros que se sucedieron a causa de oscuros personajes, algunos propios, otros ajenos, pero que influyeron en estas latitudes sin remedio.
Con su escritura irreverente, apasionada, que sube hasta la más alta cúspide de la poesía para posarse luego en el mote jocoso, como quien siente el vértigo de su propio vuelo, Juan nos lleva de vuelta a la utopía que fue capaz de vivir una generación que, por intrépida y generosa, resultó presa fácil de los que siempre ostentan calculada malignidad.
Intrépida y generosa también es esta novela, autobiográfica en parte, que nos permite atisbar -gracias al resplandor de los flashes de la memoria- nombres y hechos, líneas de pensamiento y acciones, que nos marcaron para siempre. Como si de fotografías se tratara, en estas páginas se suceden las imágenes de las desventuras para mostrarnos con una infinita y persistente ternura que se abre paso entre la ironía y el humor, cómo en esta parte del planeta también se luchó contra molinos de viento y se soñó con ínsulas.
Igual que al Quijote, a Juan Ahuerma Salazar se le ha concedido el don de “ver bajo el agua”. Por eso sabe, y nombra, y dice, aún comprendiendo que los que apenas perciben la superficie, lo tildarán de loco.
Intrépido y generoso él también. Con esta obra -como lo hiciera en sus anteriores novelas- nos obliga a volver a mirar nuestra historia, a reconocerla en los pliegues de nuestro presente y, especialmente aquí, nos señala el camino para perdonar sin permitirnos arrojar al olvido ni un resplandor, ni un sollozo, ni uno solo de los sueños a los que les prestamos encarnadura.
Marta Schwarz
