Una anécdota más sobre la Maquinaria Mediática

Hace 83 años nacía Patrick Lumumba. Sin embargo, me resultó vana tarea encontrarle en las efemérides. Por el contrario, me di con un cúmulo inmenso de información respecto del nonagésimo cumpleaños de Nelson Mandela. Exigua es la información que sobre Patrick Lumumba hoy se puede obtener. Y sé que ha hecho lo suficiente como para entrar en la historia.

Una vez más, sentí el olor a aceite quemado de la maquinaria mediática del poder. Aquella que decide qué es noticia y qué no lo es, qué es destacable y lo que no. Informa generalmente lo frívolo. Y así, logra el espectáculo circense que reduce al ser humano en espectador autómata. Al poder no le conviene el que seamos críticos. Mejor… entretenidos. Así, es mucho más probable que a través de los medios de comunicación sepamos más de los hábitos sexuales excéntricos de algún cantante del mainstream y se nos informe de ello insistentemente, pero a la vez se haga muy poca alusión (o ninguna) a la falta de insumos médicos y sanitarios en los hospitales públicos de nuestro país, por citar un ejemplo.

Recientemente, los medios de comunicación efectuaron una cobertura exhaustiva de la fiesta de cumpleaños por anticipado que recibió Nelson Mandela, quien cumplirá 90 años el próximo 18 de julio.

Hace pocas semanas, al ex presidente de Sudáfrica le fue concedida la gracia de una nueva “exoneración”, ya que EE. UU dejó de considerarlo un terrorista. La ceremonia en virtud de su cumpleaños tuvo lugar en el Hyde Park de la grisácea ciudad de Londres, donde se dieron cita varios artistas y grupos musicales y contó con la asistencia de variopintas y tristemente célebres figuras del terreno político, ello sin dejar de mencionar a algún actor hollywoodense y algún que otro millonario que se hicieron presentes. Lamentablemente, entre las aproximadamente 45.000 personas de la concurrencia, no se encontraba ninguna de aquellas que, hoy como ayer, forman parte de las mayorías étnicas segregadas, oprimidas y empobrecidas de Sudáfrica. Quizá la región escogida para la fiesta les haya resultado un poco alejada e inaccesible, y seguro están también los que piensan que el escenario elegido es un poco colonialista, y hasta tal vez un poco británico. Inclusive voces coterráneas del Sr. Mandela, como la del ex líder de la oposición sudafricana Tony Leon, han manifestado su descontento por el lugar escogido para la fiesta.

Muy a pesar de la opinión formada que tengo sobre el Sr. Mandela (o del fenómeno Mandela), es dable admitir que tal vez es un ícono viviente, que representa quizá un ideal democrático de liberación no sólo en Sudáfrica, sino en África toda y por qué no, también para el mundo. Ahora bien: gran parte de esta construcción se debe al papel fino, sutil e ideologizante de la propaganda neoliberal, en tanto a (in)formación de opinión se refiere. Gracias a ella, fue fabricada gran parte del “aura mítica” que envuelve la figura del Sr. Mandela, creando en muchos una suerte de inmediatismo formal en el que asocian a su figura los valores democráticos de occidente, los valores del deber ser, los valores “políticamente correctos”. La mass media es formadora de opinión, indudablemente. El poder en su afán de dominio total, ha llegado a las instancias de intentar programarnos a través de la información, tratando de enseñarnos hasta cómo pensar.

A esta maquinaria mediática del poder también le debemos la omisión canallesca de un hecho, un hecho cuando menos memorable mucho más de lo que las efemérides tributan a la memoria en los periódicos: me refiero a otro cumpleaños que debería celebrarse en este mes de Julio, más allá de que quien los cumple, ya no está entre nosotros físicamente. Me refiero al fallecido –o mejor, brutalmente asesinado- líder y pionero de la liberación anticolonialista africana, Sr. Patrice Émery Lumumba. Nacido el 2 de Julio de 1925 en Onalua, ubicada en la provincia de Kasai, en el otrora Congo Belga, fue el principal artífice del Movimiento Nacional Congolés, creado en 1958 con el fin de propiciar la independencia del ese país frente al coloniaje Belga.

Conforme al ideario panafricanista, Lumumba se entregó a la ardua tarea de superar las diferencias tribales con el fin de lograr la unificación para la emancipación congoleña. Tras sus memorables discursos cargados de fervor independentista, pronunciados ante miles de personas, tanto en la Conferencia Panafricana de Accra como en Léopoldville (Kinshasa en la actualidad), la imagen y la palabra de Lumumba comenzó a emerger e inquietar a Bélgica y, por supuesto, a sus aliados.

Lumumba fue electo Primer Ministro conjuntamente con Joseph Kasavubu, en un gobierno de coalición. Lamentablemente, Kasavubu era funcional a los intereses de Bruselas, y escudaba su servilismo a la corona bajo la fachada de un discurso nacionalista. De esta manera, se produjo una operada división entre los independentistas que lideraba Lumumba, y los neocolonialistas de Kasavubu. Balduino I, por aquel entonces Rey de Bélgica, fue personalmente a Léopoldville a declarar la “independencia” del Congo, en julio de 1960.

Lumumba, tomó el micrófono en esa ceremonia, y tras dirigirse a la audiencia congoleña en un discurso que escandalizó al monarca, le dijo a éste: “pelele, ya no somos tus monos”. Tras este abierto desafío, se desató una crisis a la que se sumó una campaña de desestabilización iniciada por los poderosos. Hasta que un tal Joseph-Desire Mobutu, quien fuera promovido a coronel por el mismísimo Lumumba, dio un golpe de estado en Septiembre de 1960. Claro está, con la ayuda de EEUU y Bélgica.

El 2 de Diciembre de ese año, tras varios intentos fallidos, Lumumba fue detenido y sistemáticamente torturado hasta el día de su asesinato, el 17 de Enero de 1961. Tenía sólo 35 años. Sus restos fueron disueltos en ácido. No se los pudo despedir como se despiden los restos de los demás.

La sangre de Patrice Émery Lumumba manchará por siempre a las manos de la CIA, las de USA, las de Bélgica y las de la ONU. Ese hedor a hierro humano también es exudado por las manos de algunos poderosos que se nos aparecen anónimos. Seguramente algunos a los que Lumumba defendió poniéndose en riesgo, también participaron ignominiosamente de su eliminación.

A pesar de los esfuerzos colosales que realiza el poder mediante su maquinaria mediática para desalojar a personas como Lumumba de la memoria colectiva, todavía quedan espacios que resisten esta acometida. No es perogrullesco decir que su legado es un ejemplo de resistencia, si es que hemos de trasladar este criterio al ámbito de los hechos.

Hoy lo evocamos desde este espacio … donde se puede escuchar sobre todo, el eco de un furibundo sonido de tambores y likembes, como una manifestación sonora de la resistencia. Seguramente más que un “happy birthday Nelson”, ejecutado por Elton John y transmitido por la BBC.

– Maximiliano Mendoza es estudiante de la Carrera de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, ciudad donde reside.. Esta es una colaboración especial de Mendoza para Salta 21.