Lo que llamó mi sorpresa fue el grado de enojo y reacción, centralizada en la persona (humanidad) de la Presidenta.
Debo reconocer que mi nota La Batalla Cultural http://www.salta21.com/La-batalla-cultural-10364.html me complicó la existencia. De arranque con Romina (titular de Salta 21) que explayó sus advertencias, pero a mi amiga Elsa Martina, como el grupo de pasivas provinciales, le cayó incómodo y, como toda adulta mayor, no escatimaron represalias al suscripto. No pretendo instaurarme como un esclarecido, pero la obviedad planteada, creo, que además de positiva, es progresista a la época. Quién puede negar la necesidad de actualización permanente y formativa de los docentes en todos sus niveles; incluso tomé la idea de Elsa de que simultáneamente se tienen que resolver situaciones estructurales imprescindibles, como son los Edificios/Bibliotecas/y sobre todo salarios pertinentes. Eso no está en discusión.
Lo que llamó mi sorpresa fue el grado de enojo y reacción, centralizada en la persona (humanidad) de la Presidenta. El desagrado está puesto en la figura-personaje de la mandataria y su condición de Mujer. No se tolera sus condiciones femeninas y probadas dotes de capacidad intelectual-emocional-volitivo-y de gestión política; más aun tratándose de coetáneos que supervivimos a los vaivenes y crueldades de los diferentes golpes militares y gobiernos neoliberales del 90. En esos tiempos, Elsa Martina, alternaba su doctorado, con la preparación casera de bollos y pan casero. Eran los tiempos de Cavallo y sus Chicago boys, otro tanto sucedía con el resto de mis compañeras asistentes sanitarios. Toda esa patética realidad quedó sepultada de la memoria para ganar la pulseada, el repudio a la figura Presidencial. Las condenaría si tuvieran involucradas en los juicios de Lesa Humanidad, pero fueron honestas laburantes en todos los gobiernos.
Buscando Una Explicación: el mal entendido
El lenguaje es polisémico. Allí donde uno escribe un simple punto de vista, otros ven un sentido ofensivo, una palabra hiriente, un malendido. Las palabras siempre nos traicionan, puesto que nos resulta difícil sustraernos a la humana y ciega tendencia a comprender su sentido inmediato. ¿Por qué motivo una palabra puede resultar algo tan perturbador? El entender es incompleto requiere de los ajustes propios del lenguaje verbal. El acto comunicativo es de enorme complejidad. En todo discurso (escrito en este caso), el hablante (el que escribe la nota) pone al otro/os en posición de escuchar (leer en este caso) y virtualmente en dialogantes-escuchas. Ambos deben necesariamente hacer hipótesis acerca de lo que el otro dice y/o quiso decir con sus enunciados. La concordancia nunca es completa. Sólo son posibles sucesivos acercamientos.
Las interpretaciones de los dichos y lo que se interpreta de los mismos pueden expresar: 1) el nivel científico de la mente cuando ésta permite su refutación y nuevas formulaciones, aceptando su carácter siempre aproximativo. 2) el nivel religioso de la mente cuando ésta se apoya en cortes basados en verdades reveladas y dadas de hecho. 3) El nivel del funcionamiento mental psicopático cuando las explicaciones y las interpretaciones son tomadas más cerca de lo autorreferencial y sujetas a auto convalidación interna sin verificación con los datos ofrecidos por la realidad, definida desde un marco compartido y no sólo idiosincrático. En definitiva, hay que contextualizar si no el riesgo es psicopático.
La cosa se complica porque no hay un solo tipo de conductas psicopáticas. Las hay ambiguas o confusionales, las hay esquizoides pero también melancólicas y cada cual tiene su propio mambo. Los famosos son los Psicópatas esquizo, conocidos por su audacia/manipulación y desfachatez. Los clásicos oportunistas y usadores (ventajitas). En mis irreconciliables amiguitas reina lo confusional por primar la terquedad y ceguera ante una realidad incontrastable. Nada que ver el País que arrastrábamos y el esperanzador que heredamos. Los logros son incuestionables, lo único que realmente molesta es la preeminencia de la política, que de ser secundaria pasó a desplazar a los Economistas mediáticos, que vehiculizaban sus orgasmos televisivos en los corrillos de los canales del Poder. Se les acabó el curro de imponer, desfachatamente, sus traiciones y mentiras. Hay autoridad y lo hace saber.-
Polisemia
Desde el punto de vista que una palabra tiene múltiples significados, sí. Pero no es el caso del artículo en cuestión: las palabras significan eso, y no otra cosa.
¿Qué es lo que no entendí?
¿Qué es lo que entendiste vos sobre lo que supuestamente no entendí yo?
¿En qué parte del artículo usás la polisemia?
Yo más bien leo implícitos.
La realidad, más bien, está atravesada por el lenguaje. Una cosa es la intencionalidad con la que se dice algo y otra, lo dicho. Ambos son factibles de interpretación. No caigamos en la paranoia de que nunca comprenderé lo que leo y nunca diré lo que quiero decir.
Gracias al deseo vivo, pero no por eso interpreto lo que mi deseo me dicta. El asunto va por otro lado. De lo contrario, enseñemos a desear y no a leer ni a escribir…
Los enojos irreconciliables
Estimada Romina, En principio agradecer su deferencia por leer esta modesta colaboración con la página, luego reconocer que no tan sólo el lenguaje es polisémico, sino que se expresa por múltiples canales , a más de la palabra. Cuando escribo estoy transmitiendo un pensamiento, que podría ser traducido (dicho) a través de la piel/del tacto/de los sonidos incluso algunas veces, las personas hablamos desde nuestro estómago/intestinos/pulmones/corazón y así sucesivamente. La realidad está atravesada por el deseo (infiltrada) y, ahí está la máquina imparable de los malentendidos. Lo que llamamos «realidad» es un simulacro de comprensión, imposible de universalizar. Una suerte de identificación que, bajo ciertas circunstancias, nos permita creer que «compartimos» algo parecido a una objetivación del mundo. Lo cierto que ese fantasma interior (llamado DESEO), nos introduce de lleno en la parafernalia de las paradojas/las contradicciones/las dudas, pues es una larva que anida en el inconsciente, perturbando la comprensión. Si no fuera así, seríamos todos uniformes , sin cabida para la creatividad o el ensueño (la ilusión). Las persona están condenadas a soportar la frustración y malestar de no ser entendidos en totalidad, de no poder compartir las imágenes internas , que no pueden ser transmitidas tal cual sino tan sólo por sucesivas aproximaciones. En definitiva, estamos a expensas del polisémico antojo del DESEO.
Posturas irreconciliables
Para evitar polemizar con un columnista de Salta 21 deseo expresar lo siguiente:
– El lenguaje no es polisémico. La literatura emplea un lenguaje polisémico. En un artículo de opinión, en el que se dice algo como:
“y, no cabe dudas de que el nivel general de nuestros maestros, está en decadencia si lo comparamos con la excelencia de nuestros maestros originarios. Me ha tocado en la ruta, acercar a maestros rurales y debo decirlo, sin ambages, que muchos de ellos, son decadentes y el fenómeno va en aumento. Quizá se trate de retomar un reforzamiento en la selección de personal, porque (como en todas las cosas) para determinadas funciones, se necesita un mínimo de requisito y no tiene porqué molestar”; no hay polisemia, hay aseveraciones, sugerencias y razones. Es decir, hay posturas. El lenguaje empleado es denotativo con la intención de convencer o persuadir al interlocutor.
– Los tres niveles a los que alude el autor son, al menos, del ámbito de la psicología, y no del plano discursivo.
– Cualquier persona tiene la libertad de repudiar las figuras presidenciables. Si no puede dar las razones de ello, su carencia es del orden lingüístico, en cuanto no maneja la competencia que le permita dar razones de su postura. Por otro lado, que sea mujer u hombre no significa más que una circunstancia, la condición sexual no garantiza a nadie ningún tipo de aprobación.