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sábado, marzo 1, 2025

FFCC, una vieja y ahora frustrante historia

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Desde la inauguración en 1857 – por cierto relativamente tardía- del ferrocarril desde el por entonces Parque de Artillería, más precisamente donde hoy se hallan el teatro Colón y la plaza frontal a Tribunales- hasta la catedral de Flores, unos 10 km, la historia es vieja. Tuvo su tiempo esplendoroso, pleno de progreso y despliegue, y otro de frustraciones hasta llegar a redondos fracasos, sobre todo desde que se nos fue quedando exhausto el Banco Central, allá por 1952.

Cabe subrayar que las líneas iniciales fueron el resultado de la ley Mitre y los capitales eran ingleses y en menor medida franceses. Empero, el presidente Figueroa Alcorta impulsó la sanción de la ley 6757 en 1909 que creó la empresa Ferrocarriles del Estado, cuyo primer administrador fue el ingeniero Pablo Nogués, un genial y probo argentino que puso su sello a los caminos de hierros nacionales.

Al comienzo eran 3490 km, en 1925 alcanzaban a 6617 y en 1936 eran casi 10 mil km de vías férreas del Estado que conectaban distancias, fomentaban el desarrollo y el arraigo poblacional y nos comunicaban con Chile (el ferrocarril a Antofagasta lo inauguro el Dr. Hipólito Yrigoyen, con visión geopolítica memorable), con La Paz (luego se llegaría, por otro ramal, a Santa Cruz de la Sierra con una mira geoestratégica también remarcable) y con Asunción, pasando por Encarnación.

No puede omitirse que estos FFCC estatales fueron pioneros en la Patagonia, con ramales con cabecera en Puerto Deseado y en Trelew. No se puede olvidar otra línea inspirada en la meta de un país integrado: Formosa- Embarcación (Salta), transversal y por ende articuladora en la otra dirección. La longitudinal ya estaba delineada por los ingleses, aunque el Belgrano que promovió Nogués también iba de norte a sur y nada menos que hasta La Paz. De algún modo pudo erigirse en nuestro transiberiano o el FFCC de Nueva Orleans a California y funcionar como factor de eslabonamiento. Quizás, el astigmatismo geopolítico de algún cenáculo porteño – no involucra a la gente de a pie de la gran urbe – aventó que esas proyecciones se plasmaran.

Entre privados y estatales, los FFCC, con sus más y sus menos, siguieron el rumbo trazado por sus antecesores, los caballos: hicieron nuestra patria.

Ahora, más de un siglo después que Figueroa Alcorta, la presidenta Cristina de Kirchner nos propone crear una entidad ‘nueva’: Ferrocarriles Argentinos Sociedad de Estado. Lo mínimo que cabe decir es que resulta desopilante que 106 años después estemos tratando lo mismo. Con un agravante: ahora hay que rehabilitar lo que ya teníamos y por diversos motivos desmantelamos en beneficio del transporte automotor, al que se le dio prioridad simultáneamente con el establecimiento de la industria automotriz que comenzó en Córdoba, en las postrimerías del gobierno del general Perón y a la que diera decisivo apoyo el presidente Frondizi, a partir de 1958. Coincidió este respaldo con el ‘Plan Larkin’ de desactivación de ramales y de reducción de los ferrocarriles. Este rumbo continuó con la dictadura militar del 76 – ¿no es un contrasentido que el mensaje del Poder Ejecutivo Nacional al enviar el proyecto que va a tratar en abril la Cámara de Diputados consigne ‘política liberal de la dictadura’?¿Dictadura liberal? Es una de las tantas sinrazones argentinas…-, las privatizaciones de Menem-Cavallo – leyes 23696 y 23697 mediante – y todos estos años del kirchnerismo, desde 2003, plagados de subsidios a los concesionarios y descontroles. Recién el año pasado se produjo un viraje parcial comprando a China material rodante llave en mano – ni una tuerca nacional ni 10 minutos de trabajo argentino – y penosamente habilitando algunos ramales como el que va a Córdoba, viaje que demanda 19 horas en contraste con las 11 horas de hace un siglo.

El proyecto de ley que ingresó a Diputados el 18 de marzo – PE nº002-15 – empieza con un falso dilema: “El Estado puede ser más eficiente que los privados”, reza la exposición de motivos del proyecto ¿Estamos en un laboratorio de ideas debatiendo o hay que gobernar? A nadie le interesa la disyuntiva teórica de ‘Estado vs privados’. Nos importa que tengamos soluciones y éstas sólo sobrevendrán si nos dejamos de plantear dicotomías y entendemos de una vez por todas que necesitamos capitales privados que inviertan y un Estado que regule y controle. Desde hace añares, en cambio, tenemos desinversión y descontrol. Es decir, a la primera combinación virtuosa la hemos reemplazado por la segunda, perversa por donde la mire y analice. Así nos va.

¡Claro que queremos a los FFCC rehabilitados! Por eso anhelamos que se abran los caminos legales y de certidumbre para las inversiones de us$4 mil millones anuales que requiere esa recuperación ferroviaria. Y que el Estado, en vez de cacarear y de asumir cada vez más gravosas cargas, se aplique con aptitud y eficiencia a hacer lo que le compete directamente: regular, vigilar, controlar, promover, fomentar, transparentar. En una palabra, ser honesto y capaz.

– Por Alberto Asseff

Diputado nacional
UNIR-Frente renovador

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