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domingo, noviembre 24, 2024

“Fui”: Las venas abiertas de César Brie

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César el personaje. César el actor. ¿Cómo escindir actor y artista cuando el teatro nace de la esencia del ser? El actor se representa a sí mismo. Ya no es él. Es nuestro. Es del mundo. El mundo todo participa del acontecimiento de César/personaje y de César/actor. Ficción y realidad.

El principio de construcción de la obra «Fui» se asienta en la delgada línea que separa actor y artista. El destinatario del César de ficción son sus vivos y sus muertos. A ellos se dirige. Pero también le habla al niño que “fui”. Su niño ya no es el doble del protagonista, es un “Otro” que lo habita. Ser ese otro que vive en mí mismo es lo que la ficción me permite. Soy ahora un habitáculo del mundo que va como artista pregonando “fui y estuve”. “Y estaré”.

El actor/personaje exiliado de sí mismo enuncia la metáfora de la vida. Cuando expresa “fui” vuelve a nacer y en ese origen está también el origen del teatro: cuando renazco soy actor.

“Cada uno puede volver del exilio y abrir la puerta de su casa” es una idea – puesta en la sinopsis- que confluye con algunos poemas borgeanos. El yo lírico de Borges se exilia en la palabra y retorna poeta a la casa de su infancia. César sufre la desterritorialización a través del exilio y recupera las palabras a través del teatro. El teatro le devuelve el cuerpo del actor y resurge. Comprende que el niño es la memoria necesaria de su necesidad de ser hombre.

En mi opinión, lo que César Brie escribe y representa es una autoficción, la ficción de sí mismo.

fui1.jpgCuando el protagonista recupera su territorio, el cuerpo, descubre que la vida es tiempo. Esa es la verdad que revela ante la metáfora. En la puesta, todo significa pasado: Nora, su madre; su padre, sus abuelos; sus hijos; sus amores; la madre de sus hijos; él mismo. En su presente están los recuerdos. La vida es un recuerdo. Es una foto de la infancia, el vestido de su madre, el traje de su padre. Son signos. Transforma a sus muertos en signos teatrales. Sus hijos son el futuro: mirará a su padre a través de los ojos de su hija. La vida es signo. La vida es teatro.

¿No es esto una maravilla?

“Fui” es el mito de la creación del actor desde la mirada de César Brie. “Fui” implica una consecuencia: “Soy”. Y en ese ser, está el ser artista. Muere otro para nacer un actor. Prolongación. Existencia. Vida. Ser. Tiempo. ¿Qué “fui” antes de ser actor? Un niño. Lo que ha transcurrido es el tiempo. Y el tiempo deja marcas: los besos (para cuyas bocas emplea un recurso original), las palabras que nombran signos; los signos que se traducen en palabras; las heridas que guardan silencios y lágrimas y risas…

Las palabras son como un bisturí que deja las venas abiertas de César Brie. Y las palabras interpelan nuestros sentidos en un teatro poético que permite el goce. No es sino a través del goce que eso que dice el protagonista, estalla en el alma.

Miren todos, lo que nos ha hecho el poeta-actor el actor-poeta: nos hizo estallar el alma.

Los artificios de la puesta van en armónica sintonía con el lenguaje/los lenguajes. El actor logra la máxima teatralidad esperable. La organicidad del espectáculo en tanto acontecimiento es perfecta. La emoción subyuga al público y este, se transforma en mariposa que vuela hacia la luz. La oscuridad es muerte. La vida es luz, el teatro es vida.

¿No es increíble?

Magnífica interpretación actoral. Excelente partitura escénica. Dramatúrgicamente impecable.

Una conjunción. Teatro del goce.

Anécdotas nocturnas o nocturnidad anecdotaria

fui2.jpg“Fui” es un espectáculo proveniente de Italia que se representó por primera vez anoche en Salta, en la Sala Juan Carlos Dávalos en el marco de la 30º Fiesta Nacional de Teatro. La afluencia de público fue enorme. Las localidades se agotaron el día anterior. Afuera de la Casa de la Cultura, la gente con paraguas se cubría de la lluvia y formaba la fila hasta avanzada la cuadra de calle Caseros. Le comenté a Cecilia Hopkins: “es la revolución de César Brie”. La revolución brieneana. Ahora entiendo que la revolución es arte puro.

La intervención de un joven del público fue extraordinaria. Cuando César parodiaba al crítico y al asesor de Cultura, hablaba de Séneca y de su hartazgo de ver correr sangre en el Coliseo romano, un espectador se subió al escenario y dijo un texto que parecía ser parte de la obra. “Quiero uno de esos”– le dijo al actor (por un ganchito de ropas que usaba en la nariz). Brie se lo dio y le pidió que se ubicara entre el público que se encontraba en el escenario rodeando la puesta (el resto estaba en las butacas de abajo y de arriba de la Dávalos) y continuó su unipersonal. Me hizo acordar a un cuento de Daniel Moyano, “Un agujero en la pantalla”, cuando un personaje le pega un tiro a Judas y hace un boquete en la pantalla. Se había metido tanto en la ficción, que no pudo separarla de la “realidad”.

La gente aplaudió a rabiar. El artista evidenció su manejo del escenario, su capacidad para hilar y su concentración permaneció intacta. Para Brie el espectador fue un motivo y no un percance.

César/personaje/artista critica los modos de producción del teatro en el sentido capitalista, cuando la gente va a mirar culos y tetas porque un asesor de Cultura necesita “vender”. También le pegó duro a los críticos de los medios masivos de comunicación o que no escriben nada o que escriben dos palabras con desconocimiento. Las políticas de “mercado” no dan espacios al teatro, criticó a su manera.

Al cierre y después de la ovación, dedicó la función al Teatro Estudio Phersu, de Salta, cuyas instalaciones se transformaron en oficinas durante la dictadura militar.

En el hall de la Casa de la Cultura, se tomó fotos con quienes lo esperaban. Entre ellos, estaba el joven “interventor” que no paraba de abrazarlo.

Al salir de este espacio, la lluvia seguía cayendo intermitentemente. ¿Qué hubiese dicho Séneca?

Más allá, la gente formaba pequeños grupos para comentar el acontecimiento teatral.

Cuando hubo estallido álmico se deben cerrar los puños para que el aura no se escape…

En la radio suena “Bésame…bésame mucho…” Las marcas del tiempo- pensé. La revolución de César Brie

– Fotos tomadas por Salta 21

– Notas relacionadas:

Cada uno en su genialidad: César Brie y Jorge Dubatti en Salta por la 30º Fiesta Nacional de Teatro
http://www.salta21.com/Cada-uno-en-su-genialidad-Cesar.html

Teatro militante: «Árbol sin sombra” de César Brie o la Masacre de Pando
http://www.salta21.com/Teatro-militante-Arbol-sin-sombra.html

Karamázov, a la manera de César Brie
http://www.salta21.com/Karamazov-a-la-manera-de-Cesar.html

La obra del año: todas las voces todas con “El Ulises” de César Brie
http://www.salta21.com/La-obra-del-ano-todas-las-voces.html

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