Cuando faltan pocos días para que se cumplan 22 meses del homicidio de Ángeles Rawson, nada se sabía sobre cómo había llegado el cuerpo de la adolescente, de 16 años, desde el edificio de Ravignani 2360, en Palermo, hasta la cinta transportadora de la planta procesadora de residuos de la Ceamse, en José León Suárez, donde fue hallado el 11 de junio de 2013.
Este hecho constituyó uno de los grandes misterios del caso. Sin embargo, en la audiencia del miércoles pasado, uno de los ocho policías que declararon en el juicio oral que se impulsa contra el portero Jorge Mangeri aportó la punta del ovillo para poder esclarecer la maniobra con la que el único acusado del homicidio habría intentado hacer desaparecer la principal prueba que lo incriminaba: el cuerpo de la víctima.
Esta revelación se produjo diez días antes de que los jueces Ana Dieta de Herrero, Fernando Ramírez y Jorge Gettas, que integran el Tribunal Oral N° 9, se trasladen a la planta de José León Suárez donde fue encontrado el cadáver, para realizar una inspección. Dicha revisión se realizará el viernes próximo y también participarán los fiscales Fernando Fiszer y Sandro Abraldes; el abogado Pablo Lanusse, que representa a la familia de la víctima, y el defensor de Mangeri, Adrián Tenca.
Durante la audiencia del miércoles pasado, el subcomisario de la División Homicidios, Ricardo Juri explicó que a partir de una serie de conversaciones que mantuvo con el personal de la Ceamse se habría establecido que el camión en el que fue trasladado el cadáver de Ángeles hasta la planta de José León Suárez «no era de la zona de Palermo donde vivía la víctima, sino que tenía que ser uno de los últimos en llegar a la planta de Colegiales».
En su declaración, el detective señaló que esos camiones recolectores realizan el recorrido «de la zona que tiene como eje la avenida Balbín hasta General Paz, en Núñez».
Para fundar su hipótesis, el jefe policial recordó un dato clave; se trata de la misma zona en la que días después del hallazgo del cuerpo un barrendero encontró el cuaderno de comunicaciones de Ángeles.
El jefe policial también remarcó que el hecho de que el cuerpo haya pasado por la cinta en la que los operarios separan la basura para reciclar «fue fortuito» porque el contenido del camión también podría haber ido directamente a un relleno.
De haber ocurrido esa última posibilidad, el cuerpo de Ángeles nunca habría sido encontrado.
Ninguno de los vecinos del edificio de Ravignani 2360 que declararon en el juicio recordó haber visto a Mangeri en una actitud sospechosa el día del homicidio. Tampoco quedó registrado el paso de Mangeri en las cámaras de seguridad instaladas en Ravignani al 2600.
Pero hay un detalle: desde el edificio de 2360 hasta Santa Fe no hay ninguna cámara de seguridad. Ese segmento de la cuadra podría constituir un punto ciego que habría favorecido la maniobra de Mangeri, a quien no se vio salir del edificio, pero sí llegar, a la 1.30 del 11 de junio.
Con la revelación aportada por el subcomisario Juri, se abonaría la presunción de que el acusado habría cargado el cuerpo cubierto con una bolsa en su automóvil y lo habría abandonado en un contenedor cercano a Balbín y General Paz.
– Fuente: La Nación