Fue estrenada en la Muestra de Teatro Breve durante el 2014, participó de la Fiesta de Teatro de la provincia durante el mismo año como así también en otros eventos; y su última puesta, fue para el Encuentro Escénico Teatro Infinito en ocasión del 12º Aniversario del Salón Auditórium Dr. Rafael Villagrán, el pasado 6 de mayo. Obtuvo 4 Nominaciones a los Premios Victoria en los rubros: Mejor Director/a Ana María Parodi, Mejor Maquillaje, Mejor Actriz Protagónica Adriana Torres quien recibió otra nominación en la categoría Actriz Revelación, llevándose este último Premio.
El título de la obra es en realidad una categórica ironía sobre la “solidaridad” ejercida por ciertos sectores de la sociedad que actúan de manera abusiva con personas en menores condiciones económicas y culturales.
La obra, escrita y dirigida por Ana María Parodi, recorre la historia de Lucía, una joven sin educación que vive en un asentamiento y que trabaja limpiando.
Una gran Adriana Torres interpreta a una mujercita carenciada, cuya ingenuidad la lleva a confiar en una mujer bien vestida y de buena posición social, quien le promete ayuda para el niño que lleva en su vientre.
La mano de la directora se hace sentir en este unipersonal a través de un enorme trabajo actoral. El uso de pocos elementos en la escena y el vestuario de la protagonista permiten configurar el mundo de Lucía. Nos acercamos a ella desde un necesario intimismo para oír la historia que ella misma no comprende.
Las lágrimas en sus ojos ante la ausencia de su bebé al poco tiempo de nacer nos deja tiesos en las butacas. Con los pechos llenos, la pobre mujer ansía el regreso del hijo robado, porque la palabra “maldad” no forma parte de su universo. Abandonada por el padre de la criatura, derrama su humanidad sobre el público que transita tan desoladora tristeza.
La solidaridad para con Lucía sólo había formado parte de una macabra trampa. La “ayuda” previa al nacimiento del niño, tenía en verdad un precio. Regalarle una remera usada y proveerle alguna limosna eran el símbolo de la miserabilidad de la clase burguesa.
La vigencia del tema nos apabulla desde la impotencia. Lucía nos desborda de emociones fuertes al tiempo que construimos en nuestra mente la imagen de la pobreza, mientras somos testigos del desamparo de cuantas Lucías pasan a diario por este tipo de situaciones.
La pieza en su brevedad, condensa en sí todo un sistema de precariedades a que son expuestas mujeres que no han podido recibir educación, de paupérrima condición económica y de latente riesgo frente a su maternidad. Construida dramatúrgicamente sobre sedimentos sólidos, el drama se inspira en una verdad que nos mueve a la reflexión.
Lenguaje, signos y estética se combinan para acelerar una propuesta que apela a la inteligencia emocional y a la mirada social sobre ciertas personas poco dignas que se dicen solidarias y que a cambio de migajas, se adueñan de vidas ajenas.
Excelente mirada de un cuadro que retrata varios aspectos de una sociedad hipócrita y egoísta.
