Históricamente nunca nuestro país vivió un antecedente de tanta franqueza por parte del sector conservador de la República.
Sin imposturas (literalmente) anunció sus propósitos electorales de enajenar, paulatinamente, el patrimonio nacional. Entiéndase volver atrás los bienes institucionales recuperados, tales como YPF /Aerolíneas Argentinas y otras importantes organismos recuperados, como lo son la repatriación de cientos de científicos que oportunamente habían emigrados a lo ancho del mundo y que en estos doce años, dejaron su marca de reconstrucción. Para la derecha, eso es un bien menor, porque su centro de interés está ajustado a las ganancias económicas inmediatas: ganar, ganar plata y no parar de ganar. Todo lo demás es una tarea secundaria. No debe extrañar al pueblo votante, puesto que manifiestamente, fue enunciado. La sordera de la cuasi mayoría, ya es tema del Psicoanálisis. ¿Qué razones intrasubjetivas, pueden bloquear la mente, para que las personas no oigan lo que no quieren oír? ¿Qué factor mental, puede incidir para que las personas, pierdan su función de memoria de una historia reciente?
En el libro de Vance Packard, “La formas ocultas de la propaganda”, nos acerca mínimamente a algunas razones: Trata de los esfuerzos que, en gran escala y a menudo con éxito impresionante, se realizan para canalizar nuestras decisiones en tanto que votantes (o compradores, así como nuestros procesos mentales, mediante el uso de conocimientos extraídos de la psiquiatría y de las ciencias sociales. Los esfuerzos suelen aplicarse en un plano que escapa a nuestra conciencia, de modo tal que las incitaciones son frecuentemente y en cierto sentido “ocultas”, con lo que resulta que a muchos de nosotros se nos influye y se nos manipula en mayor medida de lo que nos damos cuenta, en lo que se refiere a las pautas de nuestra vida diaria. En cada capítulo de dicho ejemplar, se enumeran diferentes procesos de operar masivamente, sobre todo aquello en que los grupos “operados” tienen una regresión a edades menores que la que realmente tienen (se habla de una regresión a la edad de seis años) Es reconocido que la campaña Macrista fue dirigida por un especialista en manipulación colectiva, que preparaba minuciosamente lo que debían decir y cómo expresarlo.
Un dato contundente de la maniobra colectiva de campaña, es el perfil –morfología-caracterológico del candidato, que se ajusta a las condiciones de contorno “ideal” para las masas. Ser rubio/ojos celestes, borra groseramente, lo ideológico e impone lo cultural: Por tener un determinado rasgo ideal (se acerca al ideal de lo bello-rico, por consecuencia bueno), el sujeto se inscribe como condición necesaria para que ese rasgo sea asumido como valoración total de la personalidad. Gana una lógica social binaria, de todo o nada, quedando excluidas las posiciones intermedias de la escala. Es decir, que ese Yo ideal (del hombre rubio-ojos celestes y rico) parcial pasa a ser vivido como si fuera la persona en su totalidad, se convierte en Yo ideal que es tenido en cuenta en ese momento, quedando eclipsados todos los demás Yo ideal posibles conformados sobre otros rasgos diferentes a aquel que se sintió no poseer. No se olvide que la oposición son los “negros peronistas”. Estamos ante denigraciones populares muy sutiles y generalizadas (inconscientes).
El masoquismo moral
Siguiendo sobre estas condiciones de la Psicología Profunda, digamos que los resultados electorales se inscriben en una fuerte connotación del Masoquismo grupal. Si los grupos sociales fueron advertidos, sin ambages, de un inmediato “tarifazo”, nombrado como “devaluación forzosa”, una explicación posible es que estamos ante un gigantesco fenómeno de Masoquismo. Así como el narcisismo es el amor por el propio Yo, o sea, es una relación consigo misma en que el Yo es tomado como objeto de amor por el individuo, de igual manera la autoagresión es una relación del individuo consigo mismo en que el Yo es tomado como objeto de odio.
La autoagresión es a la intencionalidad agresiva lo que el narcisismo es al amor. Se abre así la posibilidad de analizar la relación de odio consigo mismo como la interiorización de una relación intersubjetiva.
Dos tipos de condiciones en que el sufrimiento da placer:
– 1) Cuando a través del sufrimiento se busca el amor del otro o del Superyó (en este caso, el amor del Poderoso o Patrón). La autoagresión y el sufrimiento actúan como sacrificio ritual, como propiciación. Constituyen un medio (adecuado) para conseguir el amor del otro o aplacar al perseguidor, o sea al Patrón, para que no se enoje. Sufrir es una especie de contraseña para el amor. Toda cultura induce este tipo de masoquismo. Se premia al sufrimiento, de modo que los grupos confunden el hecho que se le diga pobre o “negrito” con el hecho de que se lo quiera, quedando de esta manera fijada a una forma prevalente de demanda de amor. El sufriente queda capturado en su propia imagen y entonces puede lamentarse de ser lo que en un momento quiso ser: representar algo en la mente del poderoso-patrón.
– 2) A diferencia del anterior, se busca el sufrimiento en sí. Cuando alguien se dice a sí mismo: “te lo mereces”, el placer no es del que sufre sino del que castiga. El placer se realiza desde la identificación con el agresor, desde la parte sádica. En este caso por ser “morenos” se merecen la agresión y sus consecuencias.
Hasta aquí llego, convencido de que por encima de las razones manifiestas (superficiales), hubo un manejo direccionado del nivel motivacional latente del colectivo social, que incidió rotundamente en los resultados finales. La fuerza del racismo endémico tiene una poderosa vigencia en nuestra sociedad de clases y si en superficie se disimula, en la profundidad de la sociedad, marca los prejuicios decisivos en una contienda electoral y los resultados a la vista.
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