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domingo, noviembre 24, 2024

La dialéctica base–superestructura, otra vez

Notas más leídas

Un tal Robert opina que los obreros aplanados por el “kapitaal” no pueden ser una esperanza para licuar el régimen burgués…

Los políticos se dedican a “… hacer comprender a los obreros lo mucho que les conviene (soportar) los errores de la economía privada …”
Alba Rico, Santiago y Fernández Liria: Dejar de pensar, Ediciones Akal S. A., Madrid, 1986, 17 (en http://www.rebelion.org/docs/74299.pdf).

Lo que vivimos a partir de la debacle de 2008 “… es el derrumbe del sistema …”
Jappe, Anselm*: “¿Libres para la liberación?”, en http://www.constelaciones-rtc.net/05/05_25.pdf

“… (Casi) siempre … nos vemos obligados a retornar sobre lo ya expuesto”
Freud, Sigmund “El Yo y el Ello”, pp. 2721

Llego
demorado
en mi nombre
La sombra
de tu perfil
se hace
días–
idos
mi piel
capaz
de confesar
ese tiempo

“Lehen Serie” Dialektiek ó “א0”

* Este es uno de los nouvelles marxistas que, como el alemán Trenkle, como Moishe** o como Iring***, siguen hasta cierto límite los asertos de “Karell” para, a partir de determinado punto, comenzar a refutarlo, sin dejar de proclamarse… ¡marxistas! (^%$@+# –Jappe no conserva la lucidez de mantenerse en clinamen respecto al catastrofismo que vuelve a pronosticar el deceso de un régimen que cuenta con por lo menos, dos centurias más de existencia).

** Postone, Moishe: Tiempo, trabajo y dominación social. Una reinterpretación de la teoría crítica de Marx, Editorial Marcial Pons, Madrid, 2006 –ir a http://ecopol.sociales.uba.ar/files/2013/09/Postone_2006_Tiempo-Trabajo-Y-Dominacion-Social.pdf.

Aquí, se proclama que las hipótesis de Heinrich no poseen la suficiente generalidad y amplitud, por lo que es impostergable re elaborar a Karl. Con esa excusa, se desecha la categoría de “modo de producción” y se caracteriza al καπιταλισμός de una manera sraffiana, en tanto es un orden en que son suscitadas mercancías por medio de mercancías. Se envía al olvido las nociones de propiedad privada y la de clase, en virtud de que no permiten captar que los trabajadores son cómplices de su dominación y porque tales conceptos impiden observar que lo que es necesario desmantelar del sistema actual, son el trabajo, el dinero, el “vốn” y el Estado, en cuanto son formas reificadas.

*** Fetscher, Iring: “Alienación”, en http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/A/alienacion_a.pdf.

Un tal Robert opina que los obreros aplanados por el “kapitaal” no pueden ser una esperanza para licuar el régimen burgués, a causa de que los asalariados que incrementan capital son miembros del sistema, ni más ni menos que los empresarios.

Kurz, Robert: O colapso da modernização. Da derrocada do socialismo de caserna à crise da economia mundial, Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1993 (con ese criterio, los siervos de la gleba del feudalismo, no podrían haberse revelado contra la sociedad de la época…).

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Hay integrantes de la base* y de la “روبنا” que perduran en varios métodos de fabricación [religiosidad, cierto tipo de propiedad del suelo, determinado nexo con la biosfera –de ahí que una alteración, aunque fuese radical en el modo de producción de una yhteisöllisyys o colectividad, no signifique un cambio universal en la hiperestructura** (el ejemplo soviético, demostró que una mutación en el estilo para gestar entes para el consumo, no alteró el lenguaje, ni la actitud pudorosa respecto al sexo, a lo “seksaj” y a la sexualitatis, por la reacción idiota*** de los bolcheviques en desmedro del Psicoanálisis –insiste algo en lo sexual, en el “rhyw” y en la kāmukatā que no es tolerado por los regímenes que se dicen contestatarios, lo que implica que las insurgencias deben licuar múltiples aspectos de lo domesticado–]–. (Por eso es que el “akhalgazrda” Mordejái hablaba de una revolución global en todos los nivelegs humanos en el opúsculo “La cuestión judía”, rebelión universal que fue limada por los sovietistas a ser una borrasca en el estrato de lo económico y concediéndoles demasiado en lo que coloreamos, a los psicobolches).

* Las importantes categorías de “Basis” y de hiperestructura, son desestimadas por los nuevos marxistas a los que aludí –esos intelectuales, pincelan que el orden actual es un régimen del trabajo (para nosotros, la colectividad contemporánea es más que un orden de tareas, aun cuando las labores sean trabajopoder).

** Por lo demás, existen elementos de la hiperestructura de tal persistencia, como el de los enlaces de parentesco, que son tan inconmovibles, que operan al igual que si fueran componentes de la basi y resultan casi imposibles de demoler [para los lacanianos, mi aspiración a socavar esos hojaldres es propio de una utopía sostenida por un psicótico a punto de desbarrancarse hacia la locura absoluta (ver http://www.salta21.com/Restaurar-al-verdadero-Marx.html e ir a http://www.salta21.com/Lenin-fue-un-enemigo-del.html)].

*** Nos permitimos esas expresiones porque mis obras anti libros están gubiados para “… irritar**** e provocar …” (Desai, 2003: 7), desde una lectura subversiva y original de “Karell”, a partir de coordenadas latinoamericanas y desde un habla que es de exilio, que es la mía, sin que esa interpretación de Heinrich sea, por no ser leninisṟṟ, pre/“lenininės” –ídem: 8– [Vladimir se apropió de Marx de tal manera, que determinó las discusiones sobre el curso del capitalismo y las polémicas alrededor de Levy –ibíd.: 9–, echando encima de los hombros de Karl, la espantosa “… herença … (dos) bolcheviques …” –ídem: 11].

Desai, Meghnad: A vingança de Marx. A ressurgência do capitalismo e a morte do socialismo estatal, Editorial Códex, F-QM Editores Associados Ltda. São Paulo, 2003.

**** La ironía “… remueve el orden habitual de … (valores) … sobre el que (reposa) la manera de proceder …” habitual [Foucault, Paul-Michel: Un peligro que seduce, Cuatro Ediciones, Valladolid, 2012, 56/57 (en https://mega.nz/#!zI9yRD7B!b-iADERBmarJ96j3WpewDdSjp1376I5LACc4Nu8eF7g)].

Marx Levy, Karl Heinrich Mordejái: “La cuestión judía”, 1992 b, en Marx Levy, Karl Heinrich Mordejái: La cuestión judía y otros escritos, Editorial Planeta–De Agostini, Barcelona, 1992 a.

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La supuesta “adecuación” de βάση y sobreestructura es una inadecuación. V. g., los innumerables miembros de la base repercuten de manera desigual en los de la hiperestructura. O los elementos de la “Basis” que tendrían que asociarse con los integrantes de la “supèrstruktur” y que debieran modular a esos componentes de la sobreestructura, no se encuentran históricamente formados (es el caso de la repulsión soviética al Psykoanalyse en el ejemplo del levantamiento bolchevique –los miembros de la base que tendrían que haber palpitado para que, trastrocándolos, se pudiera haber alterado la censura en desmedro del Psicoanálisis, no estaban disponibles o se los ignoraba). Por lo que si los “eslabones” que debieran conducir los impactos desde la בסיס a la hiperestructura, no pueden encontrarse es porque quizá todavía no se constituyeron.

En ese caso, la necia pregunta sobre dónde están los “puentes” que encaminan los retroimpactos de la base a la “روبنا” y viceversa, inquiere acerca de algo que históricamente no se conformó y que exige sus pausas.

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El problema de los elementos que “trasladan” los efectos de la basi hacia la hiperestructura y viceversa se resuelve en parte, sopesando que la base es un “contexto semántico epocal” que dona los objetos que tematizará la sobreestructura. La overbygning, es a la par, otro marco semiológico que emplea las palabras que hablarán de las “cosas”, entes que fueron “donados” como referentes por la “basi”.

En simultáneo, la supraestructura modela objetos que serán dichos en calidad de “cosas” por los lexemas. Base e hiperestructura son “canales” que proveen de “referentes” y de palabras, que hablarán de “objetos” y de vocablos, con “lexemas”, al interior de lo que es plausible enunciar de acuerdo a las limitaciones semiológicas que imponen la βάση y la “pealisehitus”.

Si base y sobreestructura son, tal cual lo tallamos en Junio de 2015, contextos semánticos de envergadura, son pues, como las semiosferas de las que se destilarán una “episteme”, una archivística, una constelación de “palabras” y de cosas, un fondo de “objetos” y de sujetos. No habría un único ámbito que sería esa “semantósfera”; la aradeiledd no sería en exclusiva la “semiosfera”, sino que se trataría de dos semantósferas* de distinta “consistencia” [no buscamos idealizar, “desmaterializar” o filosofizar el “tadamonoron” que Heinrich propuso; intentamos que lo material no sea arruinado por lo que hicieron del “materialismo” y de lo ashyo, los marxistas –“niym lotthi mea k”– (“… la gran industria … suprimió (el) idealismo …”**)].

El tema es que las “semiosferas” y las materialósferas que son los dos ambientes de las colectividades pre socialistas, zurfilan significantes “positivos” con palabras negativas; entrelazan la luminosidad, el amor, la alegría, el arte, la paz, la solidaridad, el delicado encuentro, la hospitalidad, con la muerte, con la desgracia, con la soledad, con la oscuridad, con la incomprensión (en el “sotsialismi”*** de mi querido Levy, existe un anhelar para desovillar lo negativo que pueda haber en lo libertario, con el objetivo de que seamos, cada cual con su musicalidad, con su kalai, un Gran Viviente).

* Una comuna son una semio y semantósferas; el bokhaphithaliste es, pongamos por caso, un “semiocapitalismo” y un semantocapitalismo –para delinear con esos vértices a la sociedad burguesa, no había que esperar a Guattari; era necesario no ser ni “leninisṭu”, ni sovietista, ni rusista, ni psicobolche, ni “mārkcisṭ” dogmático.

** Kautsky, Karl: As três fontes do marxismo, Centauro Editora, São Paulo, 2004, 37.

*** El sosyalis alucinado por nosotros y que se lo atribuimos insolentemente, a “Karell”, para amparar nuestros delirios en el nombre de Marx, es mucho más, muchísimo más que una repartija de bienes, que la supresión de la propiedad privada y que la eliminación de las clases. Es un intento de existir de tal forma, que la həyat no sea un deceso suave; con el objetivo de que la “astitba” no sea una condena de vida; para que la existencia no sea un cuadro de naturaleza muerta; con el propósito de que la vida no sea una eternidad melancólica****; para que la olemassaolo no sea devorar a los otros; con el objetivo de que la “aasaat” no sea las repeticiones de las locuras aniquiladoras; para que la existencia no sea una muerte que no se ejecuta por la libertad condicional, otorgada con el propósito de seguir respirando tedio y para que el deceso no sea una pena de muerte, de tal suerte que no desperdiciemos sangre en las colinas de los sueños******, ni despertemos las ilusiones con lo triste*******, ni erosionemos la belleza con las opresiones o con las máquinas de asesinar (tales como los hogares de ancianos, los manicomios, las cárceles, los hospitales, las universidades, las dependencias del Estado).

**** Una Julia brillante, dirá algo que podría atribuirse a aquella pena que me embargó en estos años y de la que, gota a gota, me estoy desatando

“… un ser ahogado en su tristeza (revela) … una (pena) desplegada … (con un) refinamiento (literario) de (esa) tristeza o (del) duelo(, delicadeza que es) la marca de una humanidad … creadora*****…” –Kristeva, Julia: Sol negro. Depresión y melancolía, Monte Ávila Editores Latinoamericana, C. A., Caracas, 1991, 25 [y no obstante, en ello no hay la celebración de la actitud depresiva –ibíd.: 140– o del duelo endémico, eterno (ídem: 41, 130)]–.

***** Acerca de cómo el sufrimiento puede ayudar, constatamos el impacto de la tristeza en un elogio extraño de la pena que padecía el gustador alemán del vino tinto

“… Marx no … (ocultó) su amargura … (por lo que) … se (lo describe) como un genio … triste” –Ekelund Jr., Robert B. et al.: Historia de la teoría económica y de su método, MACGRAW-HILL Interamericana de España, S. A. U., México, 2006, 277.

****** Šlomo da a entender en su “Autobiografía” que, como lo onírico es una suerte de síntoma, que las personas normales no sueñan, dado que lo onírico es algo neurótico, psicótico o perverso.

Los individuos que se curan de sus dolencias psíquicas están casi emancipados de los sueños. Para los que nos arriesgamos por el sosialaeth, la conclusión de Freud significa que los que poseemos esas ilusiones, somos como las personas enfermas que sueñan y que expresan sus síntomas con lo onírico.

La contrapartida de lo precedente es que, si para el desencantado Sigmund, los sueños son el intento medianamente fallido de la concreción de un deseo, lo que se anhela es satisfecho a través de la alucinación misma que es lo onírico, con lo que no se torna urgente realizar el sueño, por lo que si el socialismo es un delirio onírico, su elaboración en palabras ya es su concreción alucinatoria.

Es probable que esta concepción dé cuenta en parte, de por qué los que somos conscientes de la necesidad del “sosialismi”, no lo realicemos y de por qué las concreciones que se buscaron, fueron intentos errados de socialismo, como los de los levantamientos del ‘900.

******* De lo precedente, inferimos que la hiperestructura es un estado semiósico y de pasiones. Tales afectos y pasiones, detentan ribetes anti grafematológicos. Por analogía, la basi también es un conglomerado de asuntos significados y de “emociones” no gramatológicas. No es la base el lugar para lo toscamente material, ni la “nadstavba” el espacio para los afectos; en ambas, hay algo de cáiliào y de “emociones”.

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Es oportuno imaginar que el ser social no es equivalente a la “base” y que la conciencia social no es sinónimo de “روبنا”, pero quizá la диалектика pluridimensional entre ser y conciencia sociales acaba encofrada en el “feedback” entre basi e hiperestructura.

Por lo demás y en virtud de que las condiciones generales para respirar y los medios empleados por los agentes para autoproducirse son definidos de una forma amplia, acaso haya que imaginar que la dialéctica abstracta entre “condiciones” y medios resulta empequeñecida a una “simple” dialéctica entre base y supraestructura.
En la misma línea de isotopías, es dable afirmar que las fuerzas colectivas en general y que las potencias de fabricación en particular son tan pluridimensionales, que no resultan aptas para agostarse en Basis y en “thượng tầng kiến trúc”.

El modelo alterno a la metáfora del edificio es el de dos “cámaras” que aumentan la violencia de las interacciones entre los elementos “comprimidos” –éstos serían gases. En él, lo importante no es qué recinto está por debajo de cuál sino cómo se encajonan lo etéreo, fluido, blando, gaseoso, en formatos brutalmente simplificados.
Sin embargo, los hojaldres en juego son esenciales para la “atgynhyrchu” del colectivo. No obstante, lo que es determinante en última instancia, es la sociedad auto influyéndose a través de disímiles terraplenes con funciones distintas.

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En una coda del tomo III de El capital, Karl expresa que, a través de la mediación de la economía, lo social se convierte en social.

La cuestión es que el causacionismo de la “arthanīti” interfiere a tal extremo en la dinámica comunitaria, que acaba por contagiar de mecanicismo a buena parte de sus devenires. Sin embargo, la colectividad es un “tipo histórico” y no sólo un tipo económico de orden.

No obstante, el “materiismo” grosero de la economía* y de la estructura, lleva a suponer que en una sociedad emancipada no tendría que haber ni kev khwv nyiaj txiag, ni base, ni sobreestructura.

* Por una serie de inferencias**, constatamos una génesis extraeconómica de la “ekonomi” –que es uno de los elementos de la estructura. O sea, que lo social es lo que elabora una iqtisodijot, tal como lo alucinó “descubrir” el mitosociólogo francés (Bourdieu, Pierre-Felix: Las estructuras sociales de la economía, Ediciones Manantial, SRL, Buenos Aires, 2002), excepto que la “økonomi” acaba siendo un factor muy condicionante en la existencia de los agentes.

** Aprendí que es el destino de cualquier acto que sea verdaderamente tal, el no ser reconocido (Roudinesco, 1998: 252); que en calidad de mark’sistuli, me debo autorizar a mí mismo –ídem: 480–; que una toma de partido o una toma de posición (Bourdieu) puede funcionar a manera del enorme Otro –ibíd.: 607–; que, por los marxismos y leninismos en oferta, tengo que inventar un “markisanci” alterno (ídem: 459), y que todo marxista es, por la trayectoria de Karell y por las condiciones de elaboración de sus nociones, un extranjero –ibíd.: 647 [lo que se cita, es “espolvoreado” por asuntos enlazados con el Psicoanálisis (soy yo el que le da a los decires de Élisabeth, los vórtices que inserto –y no obstante, la abrumadora mayoría de los marxismos que se tornaron “sistema”, son ideología, por lo que mi “marksismo” no es un arquetipo y niega que en Heinrich latiera un sisaṭama***–)]–.

Roudinesco, Elisabeth: História da Psicoanálise na Franca. A Batalha dos Cem Anos. Volume 2: 1925–1985. Jorge Zahar Editor Ltda., Rio de Janeiro, 1988.

*** Axel enarbola que sí, que en el admirador de Bacon insiste un sistema [Kicillof, Axel: De Smith a Keynes. Siete lecciones de Historia del pensamiento económico. Un análisis de los textos originales, Editorial EUDEBA, Buenos Aires, 2010, 19, 22 –tampoco es Levy un economista, ni inaugura una “escuela” en la esfera de las intelecciones económicas, ni es smithiano, ni ricardiano (ídem: 24, 74, 160, 305–307, 309, 311, 321, 336, 354)–].

Marx Levy, Karl Heinrich Mordejái: El capital, volumen III, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1983 c.

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En la obra uno de las Teorías… la sobreestructura es caracterizada en calidad de un “archivo” y episteme foucaultianos que regula y bloquea lo que puede ser dicho, imaginado, deseado, observado, etc. (es un Metainterpretante anti gramatológico). De lo que intuimos que el bloque histórico de בסיס/“روبنا” es una frontera que constriñe a varones y mujeres; supone grados de emancipación empobrecidos. Por lo que, al tiempo que son estrategias para desplegar la economía, las fuerzas genéticas, una biosfera humanizada, el pensamiento, son enormes obstáculos para el libre desenrollarse de las aptitudes de los agentes.

Incluso, están articuladas para proteger el dominio de los privilegiados. Aún más, en cuanto ambientes son poderes en sí. Sin embargo, es casi un alivio que, a lo largo de la Historia de la especie, las potencias de la acción se hayan desenvuelto de manera mediocre y que las disímiles comunas no hayan dado todo de sí; bien podría alucinarse lo que habría ocurrido si sus fuerzas hubieran sido de mayor envergadura –pestes psíquicas más devastadoras; arrebatos inconmensurables de melancolía revolucionaria de consecuencias inmanejables; guerras de “Armagedón”; Hitlers, Maos, Stalins, multiplicados hasta el infinito; los individuos re comenzando una y otra vez, los procesos en la Edad de Piedra más cercana, por las destrucciones patéticas y masivas.

Marx Levy, Karl Heinrich Mordejái: Teorías sobre la plusvalía, tomo I, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1974.

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La superestructura es una instancia que duplica su fuerza: posee un elemento material y otro semiósico. Hinc la “dialek’tika” entre los universos en escena no es una retroinfluencia entre dos enormes conjuntos, sino entre cuatro: lo material y lo espiritual que anidan en la estructura, y que se impactan (ԃ); lo inmaterial y lo concreto que palpitan en la sobreestructura, y que se dialectizan –ԅ (subrayemos de paso que la noción es coherente con el lucrecianismo del cercado por las instituciones*). Por añadidura, el correlato de la “basi” es como una estructura elevada a una segunda potencia, por lo que es una hiper–základňa La súper base interactúa consigo misma en su globalidad (ԇ). La “basi” hace sinergia consigo –ԉ.

Cada ambiente se apropia el mundo con su lógica: la beiseu, “deglute” el entorno de forma material; la supraestructura, aplasta al cosmos a través de lo espiritual. Sin embargo, la base también puede asir lo exterior mediante intelecciones: bajo algunas circunstancias, lo jurídico es una clase de relación intersubjetiva para la génesis de tesoro (es el caso notorio de las reglamentaciones medievales de los oficios). Y si lo jurídico implica una semiotización no grafematológica del mundo, acaso las relaciones comunitarias para suscitar bienes sean instancias de semiosis anti gramatológicas. Para mayor claridad; los vínculos** sociales para modelar riqueza son en sí mismos, relaciones semióticas de fabricación.

* Son espacios tan enfermos que poseen sus propias Cortes, su propia “justicia” interna, aquende o más allá de los procedimientos formales y burocráticos. Repiquetea un estado de enjuiciamiento perpetuo por el que la institución se validada en su “cordura”, en su normalidad, en su “equilibrio”, en su justeza y por la que se vigila, acorrala, castiga a sus miembros, en lo esencial, a los solitarios, a los que no se “integran” en las redes para el tráfico de influencias.

** En las comunas pre socialistas, los nexos intersubjetivos son, como enunciaría el Sigismundo de la “Autobiografía”, enlaces colectivos que están hilvanados por una transferencia cargada de afectos infantiles, del entorno familiar y edipizados, o por una transferencia investida de hostilidad, lo que es otra manera de continuar atrapados en la inmadurez de ser un niño en el sentido no guattariano de la palabra.
En el samājavāda, habría que desengrillarse de la familia y de Edipo, en tanto las relaciones comunitarias debieran ser vínculos no transferenciales entre agentes en plenitud.

6

A partir del comentario sobre Alfred Darimon, Karl arriba a corolarios epistemológicos importantísimos: si la estadística es una herramienta eficaz para tratar con promedios y a los fines de encontrar un patrón entre cantidades y procesos manieristas, nos advierte que no todo lo complejo puede ser traducido a cadenas causales, a órdenes inteligibles, a leyes uniformes. No todo lo que es estocástico puede reducirse a significantes y/o a cantidades que lo ordenen. En su juventud, Heinrich esparció que

“… la única ley … es el azar …” Wells, Julian: “Marx y Engels sobre la aleatoriedad y la historia humana”, en http://www.unicamp.br/cemarx/anais_v_coloquio_arquivos/arquivos/comunicacoes/gt1/sessao2/Julian_Wells.pdf, p. 2 (paráfrasis libre –si “Karell” medita que la norma es lo estocástico; si, para ser más atentos con las diferenciaciones conceptuales, Heinrich insiste en que lo que hay son el desorden, el caos, lo aleatorio y las regularidades probabilísticas, el Marx que hacemos asomar es una vez más, un fundador del “Paradygmat z Złożoność”).

Por la naturaleza indómita de lo estadístico, el recurso que queda es el de las hüpotees de elevado nivel de abstracción, como la teoría de la “ḍāyālēkṭika” estructura/hiperestructura. La dialéctica en la tarima permitiría aprehender los casi infinitos flujos de los métodos de fabricación, los innumerables latidos de las formas de economía y sociedad, y las incontables palpitaciones de las maneras de existencia, esquivando la multiplicidad ingobernable de los matices. Pero no sería más que orientadora; no tendría que hacernos olvidar que de cualquier manera, el desorden, el caos, lo estocástico siguen “ahí”.

Agreguemos que los claroscuros que complican lo colectivo, posibilitan que sea viable fugar de esquemas comunitarios que reproducen sin cesar, un materialismo poco refinado –existen regularidades probabilísticas; hay líneas tendenciales, pero el desorden, el caos y el azar, permiten un albedrío que no sería viable si el condicionamiento de los suspiros de los agentes estuvieran determinados mecánicamente (y no obstante, los grados de elección que latieron desde las “manadas” hasta el régimen burgués, no aprovecharon las potencias emancipatorias del desorden, del caos y de lo aleatorio, sino que incrementaron la violencia de lo imprevisible en el pulsar de los hombres).

– Nota relacionada:

¿Habría un “más allá” de lo causal, de la base, de la supraestructura, de su dialectique y de las causas?
http://www.salta21.com/Habria-un-mas-alla-de-lo-causal-de.html

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