Este año se conmemora el Bicentenario de la Batalla del Valle de Lerma. Recordamos este aniversario con actos, publicaciones y conferencias. Se añaden artículos de divulgación histórica que, en algunos casos, incurren en errores de información, que dan lugar a interpretaciones antojadizas y equivocadas.
El primero de esos errores es cuestionar que se denomine Batalla del Valle de Lerma al conjunto coordinado de acciones que las fuerzas de Güemes desplegaron en abril y mayo de 1817, frustrando la ofensiva de las fuerzas realistas comandadas por el mariscal José de la Serna, forzadas a replegarse.
Hace diez años, el licenciado Jorge Sáenz, miembro de esta Academia, en su libro “La Batalla del Valle de Lerma”, advirtió sobre la propagación de una generalizada confusión sobre el correcto significado de los conceptos combate y batalla. Con rigor y claridad, Sáenz refutó ese error.
Desde el punto de vista militar hay una sensible diferencia entre un combate y una batalla, debido a sus efectos en la estrategia operacional. La batalla busca la definición y puede modificar la dirección de la marea de la guerra. Por el contrario, el combate no.
Aunque precedidas de una serie de combates, a las batallas de Tucumán y Salta, que culminaron con resonantes triunfos de Belgrano en 1812 y 1813, les corresponde el nombre de batallas, porque a partir de ellas la marea de la guerra se invirtió.
En octubre de 1813, en el Alto Perú, Belgrano se enfrentó con el general Pezuela en la Batalla de Vilcapugio y, en noviembre, en Ayohuma. Ambos encuentros volvieron a invertir, y a ratificar, la nueva dirección de la marea de la guerra. De tal modo, un conjunto de combates puede configurar una batalla si, a consecuencia de aquellos, un ejército es derrotado y se repliega. Esas batallas tomaban el nombre del lugar o comarca donde se desarrollaron.
El segundo error es identificar la localidad de Rosario de Lerma con el Valle de Lerma como, así mismo, confundir con un combate la incursión, en procura de víveres, que hiciera el coronel realista Vigil hasta El Encón, en las proximidades de La Silleta.
La historiografía militar argentina sostiene que lo sucedido en el Valle de Lerma en 1817, no fue una suma de encuentros entre milicias patriotas y regulares realistas, sino una verdadera batalla. Lo fue por cuanto, como consecuencia de esa acción, el comandante del ejército realista, al no poder alcanzar su objetivo estratégico, se vio obligado a emprender la retirada a sus cuarteles del Alto Perú.
Al rechazar la más importante ofensiva realista, que culminó con el triunfo de las fuerzas patriotas, la Batalla del Valle de Lerma aseguró la defensa de las Provincias Unidas, haciendo posible la continuidad de la campaña de los Andes del ejército de San Martín. Con la retirada de La Serna, esta batalla tuvo una importancia similar a los triunfos de Belgrano en Tucumán y en Salta, con la rendición de Pío Tristán.
Un tercer error es negar que se haya librado un combate en Rosario de Lerma reivindicando a La Silleta como escenario de esa acción. En historia, los hechos y la documentación de los hechos son sagrados, su interpretación es libre pero de ningún modo arbitraria. Aquellos hechos están detallados en el parte que Güemes envió a Belgrano desde El Bañado, en abril de 1817.
Güemes menciona localidades y parajes: Bañado, Cerrillos, Encón, Chicoana, Pulares, Escoipe, el Carril, La Viña, Punta de Diamante y Rosario de Lerma. Más allá de disputas por pequeñas preeminencias locales, se confirma que el Valle de Lerma fue escenario de esta batalla cuyos dos siglos conmemoramos.
Güemes escribió a Belgrano: “el comandante Burela los recibió (a los realistas) en aquel punto (Rosario) con cinco emboscadas dispuestas con el mayor orden; el efecto no pudo ser más favorable porque el enemigo perdió un oficial, cuarenta muertos, y muchos caballos, de los cuales más de veinte fueron muertos por la última emboscada de infernales al mando del valeroso teniente don Bernardino Olivera que se hallaba a las órdenes del comandante Burela; con este horroroso contraste retrocedieron a marchas forzadas para la ciudad, sin cesar la persecución y el fuego hasta dejarlos en las inmediaciones y fue preciso que las partidas retrocediesen por haber salido una partida considerable a protegerlos” (“Güemes Documentado”. Tomo 4, páginas 432 a 435)
La Academia Güemesiana, fundada hace 40 años, está integrada por diez académicos de número ad honorem y por académicos correspondientes de la Ciudad de Buenos Aires, provincias argentinas, Uruguay, Perú y Bolivia. Estudia e investiga la personalidad y obra del general Güemes, de su época y el escenario americano de su lucha. Está abierta a consultas referidas a este tema. Se rige por el absoluto respeto a los hechos y a la libertad académica.
– Por Academia Güemesiana
Fundada en Junio de 1977