La Cultura de Urtubey: ¿fallida?

La Cultura de Urtubey: ¿fallida?
Sra Romina Chavez: envie dos veces esta nota sobre lo que esta pasando en Cultura a la que titulé:

Menú poético

Concluyó el sábado 13 el promocionado Festival de Poesía del Norte Grande que organizara la directora de Acción Cultural de la Secretaría de Cultura, Verónica Ardanaz.
Si bien había muchas expectativas y muchos invitados de otras provincias, incluso de Paraguay y de Bolivia, a la hora de la acción el Festival mostró otras aristas nada poéticas de Ardanaz.
Quizás el análisis deba comenzar por determinar el perfil de una funcionaria de cultura que anteriormente anduvo olfateando las cercanías culturosas provincianas, armando o desarmando grupos con fines en principio loables y que luego dejaron un manto de dudas, sino de rencores imborrables. Por eso cuando asumió Ardanaz este cargo tan crucial para la acción cultural salteña, hubieron caras de sorpresa en el ambiente porque la chica es mujer de armas (y de ideas de otros) llevar y tiene su prontuario, que no ha blanqueado aún.
Si bien hacía falta actividad cultural en Salta que incluyera más a los salteños, en este caso a los poetas, tampoco era para darse semejante atracón en un solo Festival. Muchas actividades a la misma hora, muchas mesas seguidas escritas con letra minúscula que no se podían leer en el programa. Hubieron improvisaciones, superposiciones, público inexistente en algunas mesas, muchos escritores que no pudieron participar porque no hubo tiempo y se enojaron. En realidad, nada que no pueda pasar en otros eventos de este tipo. También hubo buenas lecturas, temas interesantes, público más nutrido en otras mesas.
Y esto no es una crítica por la crítica misma, sino porque al cierre del festival quedaron a la vista aspectos que develaron la verdadera cara de Verónica Ardanaz. La cadena saltó con la presentación del menú exclusivo del Festival de Poesía del Norte Grande:

-Entremeses: Verónica Ardanaz
-Entrada: Verónica Ardanaz
-Plato principal: Verónica Ardanaz
-Plato de fondo: Verónica Ardanaz
-Postre: algunos poetas

Un menú armado especialmente por y para ella. Estuvo en la apertura y en el discurso oficial. Estuvo en las primeras rondas de lectura de poesía. Estuvo en las mesas de discusión de políticas editoriales. Estuvo en las segundas mesas de lectura de poesía. Intervino en casi todas las mesas en donde no estaba como disertante, interrumpiendo a los que sí estaban. Hizo el prólogo de la Antología de poetas, editorial Hanne, y se invitó a si misma a participar de la misma ya que la funcionaria con criterio narcisista dividió esta Antología en “Los Invitados”, en donde figura ella, y “El Postre” (¿?!)en donde fueron a parar los escritores que ella considera que: 1) no merecen ser invitados; 2) tienen cara de zapallos en almíbar.
Un Menú un tanto pesado.
El despliegue de amor propio, de autoestima elevada, de complejo de superioridad y de egocentrismo fue el condimento que salpicó a Ardanaz durante los tres días del Festival, salpicando también a los participantes y asistentes que la vieron sin pausa montarse en un escenario, quizás el que esperó toda su vida, para exponerse y ser ella por arriba de todos.
Algo está fallando en la estructura funcional de Cultura. Es definitivamente inadmisible que una funcionaria sea juez y parte y arrase con los espacios que se abren solo para figurar y hacer ostentación de su poder político y su discurso sureño, que repite una y otra vez hasta el hartazgo desde que asumió.
Por otro lado y por si fuera poco es sabido en el ambiente que Ardanaz tiene por costumbre “tucumanear” cuanto proyecto ande por allí, sea de quien sea, ella recurrirá al reciclaje, le pondrá un nombre más o menos poético y después asentará su firma y su sello. Palo y a la bolsa. Desde que comenzó su gestión viene apropiándose de ideas ajenas para gestionar subsidios. Ya son legiones de damnificados que están nucleándose en las cercanías de Caseros 460 para pedir su cabeza.
Esta muchacha acaparadora parece no pensar en bajarse del predio ni siquiera se ha moqueado por tanto atropello y por el truculento menú poético que terminó en su flamante y lujosa casa del cerro con gran asado.
¿No hubo nadie que deseara ponerle freno a este intento de empacho masivo? ¿No hay un jefe de Chef?
Ay Cultura, cuántos crímenes se cometen en tu nombre.

Humberto Arteaga-