Se vienen tiempos difíciles, che, para todos los trabajadores. Sobre todo si se tienen en cuenta los borradores que están circulando por las redes sociales, y los comentarios que han deslizado, en distintos medios, tanto los dirigentes políticos y gremiales que están a favor o en contra, total o parcialmente.
Además el Presidente Mauricio “Milonguita” Macri, ya dio precisiones sobre las reformas que tiene pensado hacer; y mandar los respectivos proyectos de ley al congreso de la Nación, para “modernizar” y hacerla “más competitiva” a la Argentina del futuro.
Sin embargo, lo hasta aquí esbozado, todo hace pensar que la reforma laboral va en camino a instalar la precariedad y la quita de derechos de los trabajadores argentinos.
Y contrariamente a lo que todos piden, de que sus máximos dirigentes gremiales de la CGT nacional, pongan un poco de claridad y compromiso en defensa de los derechos ya adquiridos de los trabajadores, sólo se ve la pasibilidad de todos ellos, que sólo muestran “coqueteos” con el gobierno nacional. Aun sabiendo que toda la reforma que propone “Milonguita” Macri, en materia laboral, tendrá el mayor peso de responsabilidad y quita por parte de los trabajadores y no sobre los empresarios.
Lejos están quedando esos tiempos en que el Movimiento Obrero Organizado fuera verdadera columna vertebral de todo proceso político, social y económico de nuestro país y nuestra provincia.
Estamos viviendo momentos trascendentes en el país. Porque en la construcción de nuestro futuro; el del país que sueña “Milonguita” Macri, los trabajadores no serán más que los peones de estancias que aportarán la fuerza bruta del trabajo, pero sin derechos y en un estado de precariedad absoluta.
Es que hay que bajar los costos laborales, dice; y para ello no hay nada menor que apostar a la explotación del trabajador, generando mayor cantidad de mano de obra barata, con un mayor nivel de desempleo.
Esta película ya la hemos visto en la década de los ‘90. Y parece que hoy está abonado el terreno para avanzar como en esa época, sobre los trabajadores, porque muchos de los dirigentes gremiales, los popes de las organizaciones sindicales ya perdieron la capacidad y la vocación de servicio y de lucha por los derechos de los trabajadores.
Sobre que ya muchos dirigentes están desacreditados para la gran mayoría de los argentinos, ahora le dan razones para seguir pensando que no son los verdaderos representantes que los trabajadores necesitan; sobre todo en esta etapa.
“De qué valdría tener sindicatos ricos, organizaciones sindicales con grandes propiedades; incluso con sectores de trabajadores en condiciones de vida elevadas y justas, en una patria dependiente, pobre y distorsionado e inequitativo…Por eso nosotros nos preocupa mucho más la definición de un sindicalismo que piense una dimensión de argentinidad, en una dimensión de país y no en la dimensión de lo que significa un simple sindicato…En un país que no se realiza es imposible que nadie se pueda realizar, ni como sector ni como hombre…” Raimundo Ongaro
Es hora de despertar del largo letargo de la indiferencia y del no compromiso. Por eso hay que luchar ahora, sabiendo que los trabajadores no van a ser el motor primordial del desarrollo de nuestro país. Al menos en los planes de la política nacional del gobierno de Mauricio Macri, por eso hay que salir en defensa de los derechos adquiridos de todos los trabajadores argentinos.
Sería muy lamentable, que la CGT pretenda abrochar con el gobierno nacional su reforma laboral, donde las indemnizaciones se paguen con el salario básico, pelado, sin tener en cuenta nada más. Sólo esa cláusula les bajará el monto de la indemnización un 40% promedio a los trabajadores. Es parte de la propuesta para bajar los costos laborales. O la del blanqueo laboral beneficiando a los empleadores evasores, limitando la recuperación de derechos de las víctimas, que son los trabajadores; restricción al inicio de juicios laborales; o las modificaciones de los convenios colectivos de trabajos respectivos. Para enumerar solo algunas de la propuesta reforma laboral.
No es una reforma más, sino el intento de inclinar definitivamente la política del mercado laboral en favor de los intereses patronales. Y sobre todo con la derogación o modificación sustancial de diversos artículos de la Ley de Contrato de Trabajo, pretendiendo barrer con derechos adquiridos durante décadas y reconocidos por gobiernos de distinto color político en años de la democracia; y consagrados con los acuerdos logrados en el seno de la OIT.
Se afirma que la reforma favorecerá la creación de puestos de trabajo pero los efectos son los contrarios. Es improbable que la transferencia de ingresos desde el trabajo al capital redunde en mayores empleos, del mismo modo que las reformas laborales de los noventa, con lineamientos similares, fueron contemporáneas a una mayor desocupación.
Sin embargo, y pesar de que los trabajadores ya están advirtiendo lo nefasto que resultará la propuesta de reforma laboral, así como están de cómodos los máximos popes de la CGT nacional, los trabajadores NO TIENEN QUIEN LOS DEFIENDA.
No sabemos si nuestros legisladores nacionales, que asumieron un compromiso con los trabajadores, vayan a votar en contra de estas reformas que propone el gobierno nacional.
Pero en definitiva son los dirigentes gremiales los que deberán defender sus quintas y sus compañeros trabajadores.
No quiero pensar que algunos dirán como el tristemente famoso dirigente gremial de los años ’70, CASILDO HERRERA: “YO ME BORRO”.
– Por Indio Oreja Parada
Periscopio Salteño 385