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domingo, noviembre 24, 2024

Sicoanálisis del macrismo

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Este presente se inscribe en el sufrimiento social de un amplio espectro de clase, signado por la desocupación/el hambre/el descuido de la educación pública/la salud pública y el bienestar de la población, brutalmente desatendido por las obligaciones del Estado.

La tarea esencial del sicoanálisis es “hacer consciente lo inconsciente”. Hacer explícito lo latente, como tarea de cura.

Para ello hay que delimitar los espacios síquicos o mundos síquicos en los que se desenvuelven los seres humanos, que son las zonas diferenciables del mismo.

– 1) Uno de esos mundos es el interno, donde está el sujeto con sus representaciones, imágenes, sueños, fantasías. Allí se alojan las representaciones de su cuerpo, así como del propio funcionamiento mental.

– 2) Otro de los mundos es el interpersonal, donde el Yo está con otros, en alguna relación de privilegiada intimidad, con quienes intercambia amor, ternura, irritación, agresión, odio, toda la gama de sentimientos ambivalentes.

– 3) Otro mundo es el circundante o sociocultural, donde se establecen relaciones con uno o varios conjunto de representantes de la sociedad: valores/creencias/ideología/principios morales/ historia.

Cada uno de estos espacios tiene vida propia y todos constituyen los pilares de los sentimientos de pertenencia. Los espacios síquicos coexisten, lo que implica que están permanentemente presentes en la comprensión de la situación analítica. El sicoanalista tiene en mente (en su análisis) estos cortes de la realidad para interpretar el hecho globalmente y contextualmente. La situación existente de este momento, amerita definirla como de violencia social, como sí extensos sectores de argentinos estuvieran marcados por un fenómeno de maltrato social, que compromete su mundo interno, su espacio grupal y el contorno social vivible en el presente. A nadie escapa (excepto en la cabeza de los que gobiernan) que una amplia franja de la sociedad está sufriendo la descarada economía neoliberal, perversa si las hay.

La violencia social

Este presente se inscribe en el sufrimiento social de un amplio espectro de clase, signado por la desocupación/el hambre/el descuido de la educación pública/la salud pública y el bienestar de la población, brutalmente desatendido por las obligaciones del Estado. Todo eso, aunque no se reconozca, estalla en los enumerados espacios síquicos y organizan el malestar de la cultura en ebullición. La interpretación posible no es otra que la de un cruel maltrato de un amplio sector social, negando, delirantemente, las obligaciones constitucionales del Estado, expresado en el auxilio de la demanda popular por sobrevivir a esta inclemencia forzada, presentada como inevitable (…”no hay otro camino…”).

Estamos ante la fantasía de “padres abandónicos”: La presencia de los padres es fundamental para el bienestar de los hijos. El amor, el apoyo, la autoridad y el ejemplo de los padres son irremplazables. Por esa razón, carecer de alguno de estas figuras genera vacíos y heridas que perduran aún en la vida adulta y afectan las relaciones, personalidad y autovaloración de las personas. Expresable, también, en la teoría del “niño interior” que busca, desesperadamente, la atención de sus adultos representados, políticamente, en la figura presidencial y de su gabinete que curiosamente actúan como niños irresponsables , mezquinos y acaparadores. Son autoritarios, pero actúan como “infans terribles”.

El concepto de violencia se relaciona con la acción aniquilante ejercida por el gobernante sobre los otros (el pueblo sufriente) sin tener en cuenta sus necesidades básicas: trabajar/comer/recrearse. La violencia es una acción dirigida a la destrucción del otro, para la cual se agregan, no sin cierta frecuencia, mecanismos de ensañamiento. Este mecanismo es paradójico porque requiere de la presencia del otro para ser maltratado, ya que se lo culpabiliza de la situación reinante (entiéndase: planes sociales/recreación inmerecida/salarios fuera de lugar, consumo inapropiado (celulares), etc.

Buscando el final

Quizá algún lector se quede con la sensación de gusto a poco, pero estimo que lo elemental está. Traducido: se habló de la coexistencia de los lugares síquicos, de la sensación de desprotección de los gobernantes como figuras paternas (inconsciente infantil) y para terminar, el estado de violencia social que estamos soportando, por ejemplo, el sector de los jubilados, etc. El propósito de hacer consciente lo inconsciente, sería para no repetir (en este caso, conductas recurrentes de conflicto histórico). La respuesta de transformación como objetivo del sicoanálisis, estaría en la exploración de nuevos recursos para transmutar esta penuria que no es otra que nuevas oportunidades electorales. En ese lugar estaría la promesa de reparación.

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