De esta historia se eligieron tres visiones diferentes. La primera es la escrita por el mejor compositor argentino: Alberto Ginastera dedicada al que muchos opinan fue el mejor conductor orquestal de nuestro país, el maestro Juan José Castro.
Salta, jueves 8 de noviembre de 2018. Teatro Provincial. Orquesta Sinfónica de Salta. Claudio García Bes (narrador). Bailarines de la Escuela de Ballet de la Provincia. Director Titular maestro Noam Zur. Obertura para el Fausto Criollo de Alberto Ginastera (1916-1983). Música de Ballet de la ópera Fausto (*) de Charles Gounod (1818-1893). Sinfonía Fausto de Franz Liszt (1811-1886). (* estreno en Salta).
La leyenda de Fausto, el sabio alquimista alemán, se remonta a los inicios del Medioevo. Este primitivo drama está descrito en innumerables cuentos pueblerinos hasta que Johann Wolfang Goethe une, en un drama imaginario, todos los elementos de la leyenda construyendo una obra de ilimitado interés ético y poético que, además, es más atractivo a la mente moderna. Un brevísimo resumen relata la historia de un Fausto canoso y encorvado por el peso de los años, se siente cansado de la vida y de pronto se encuentra con Mefistófeles, el Espíritu Maligno vestido como un caballero que le ofrece riquezas, gloria y poder.
A Fausto nada de eso le importa pues su único e inconmovible anhelo es algo que nada ni nadie puede darle, esto es: ¡Juventud!. El Maligno le ofrece también cumplir este capricho pero si Fausto consiente en entregarle su alma. El filósofo tiembla y vacila y ante un gesto diabólico, aparece la figura de Margarita, virgen bellísima y joven y ante la posibilidad de tenerla, Fausto firma el papel que Mefistófeles le ofrece y bebe el brebaje que su “amigo” le acerca. El decrépito hombre se transforma en un joven y apuesto mancebo dispuesto a enfrentar una nueva vida de placeres infinitos. Ocurren una multitud de hechos que involucran a estos personajes como el de Fausto que lucha con Mefistófeles para llevarse a la bella Margarita que a su vez es redimida por los cielos mientras que el Maligno sucumbe bajo la luminosa espada de un arcángel y Fausto salva su alma por la fuerza irresistible de la oración y concurre también hacia la paz del cielo.
De esta historia se eligieron tres visiones diferentes. La primera es la escrita por el mejor compositor argentino: Alberto Ginastera dedicada al que muchos opinan fue el mejor conductor orquestal de nuestro país, el maestro Juan José Castro. El compositor ya había escrito la música del espectacular Ballet Estancia y con innegable tratamiento académico concibe esta obertura sobre la base del poema escrito por Estanislao Del Campo que a su modo, alejado de la letra de Goethe, cuenta la leyenda desde un punto de vista del gaucho ingenuo e inculto que toma conocimiento de la leyenda germana y usa como “leit motiv” la vigorosa danza del malambo nacional que se encuentra en el citado ballet.
Charles Gounod quedó muy impresionado por los aspectos místicos, sicológios, filosóficos y metafísicos del Fausto de Goethe. Compuso una ópera cuyo texto busca permanentemente el efecto teatral y su música tiene la característica de adaptarse en su estructura a ese libreto. Pero el cielo está lleno de buenas intenciones. A pesar de su trabajo la ópera no tuvo mucho éxito en sus primeros tiempos y ante el temor de resultar poco atractiva, agregó un ballet al último acto para presentarla en la Gran Opera de París. Alumnos de avanzada de la Escuela Oficial de Ballet que conduce Alejandra Cercená (Morena Taibo, Rocío Lorenzone, Victoria Cardozo, Candela Martínez, Camila Balastegui y Rubén Vazquez) tuvieron a su cargo los siete momentos de una música de apasionadas melodías.
Finalmente un Fausto grandioso, entregado y victorioso a la vez, la inocencia virginal de Margarita y la diabólica música de Mefistófeles en la extensa y particular obra que su autor, Franz Liszt llama Sinfonía aunque tiene no pocas características de un tipo de composición que el mismo describió como poema sinfónico. Dura poco más de una hora en la que se mezclan el amor, la humanidad y el espíritu maléfico de Satanás sobre la base de una libertad estructural en los caminos sonoros empleados por este notable compositor húngaro que logra conmover al oyente con la fuerza de Fausto, la delicadeza de Margarita y la potencia de Mefistófeles. Liszt siempre se sintió obsesionado por este drama que está presente en varias de sus obras aunque la cumbre es precisamente ésta, aún faltándole (es opcional) el varonil coro y tenor solista que le otorgan mas misticismo a la composición.
La condición teatral del narrador García Bes tanto en la letra de del Campo como en una de las tantas traducciones del drama escrito por Goethe, fue un aporte a la generosa entrega orquestal y a la solvente transmisión de tres lenguajes musicales tan diferentes por parte del maestro Zur que logra también no solo el colorido adecuado sino un poderoso ensamble entre las diferentes secciones instrumentales.
Fue importante también el agradecimiento de la orquesta, leído por el percusionista Martín Bonilla, a todos quienes ayudamos para que se vaya plasmando la idea de brindar una condición más justa de relación entre los músicos y el Estado.