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sábado, noviembre 23, 2024

La perversión al palo (volcar, invertir o dar vuelta)

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La continuidad perversa de este gobierno en contra de la población es sin precedentes en esta última década, toda vez que el pueblo venía respaldado en una Líder que ejercía la democracia participativa, que los actuales consideraban, peyorativamente, de “populismo” negativo, hasta el extremo de ser considerada mala palabra.

Esta palabra, semánticamente, rechazada, consistía en brindar a la población en su globalidad, condiciones materiales de vida, que mejoraran su bienestar general sin freno de clase. En estas políticas públicas entraban todos: ricos y pobres, tratando de mejorar sus aspiraciones sociales, dejando eso sí, marginados, nuevamente a los originarios, que tampoco entraron en esos planes de bienestar; pero las poblaciones (sobre todo centrales) fueron ampliamente beneficiadas.

A tal punto, que los jubilados recuperaron su suerte de mejorar, visiblemente, los ingresos atrasados de actualización y los barrios periféricos, ganaron con la instalación (con partidas nacionales) de baños con agua caliente y fría, al decir de mi vieja: “Hijo, ya no siento el olor de braseros en sus cuerpos…porque estos chicos ya se pueden bañar…” lo que llenaba de satisfacción sus últimos años de vida.

Otra mirada

Pero esta derecha mezquina e individualista quebró el timón de la historia actual, desarrollando el oprobio de la miserabilidad y enmarcó las políticas para su exclusivo sector de clase, haciendo insostenible la supervivencia del mapa poblacional, ajustando los ingresos con tarifas impagables y llevando la industria nacional a su quebranto en una carrera interminable de sufrimiento popular, porque eso (el sufrimiento del otro) les provoca placer, más aún goce indefinido.

«Goce” y “placer” son dos palabras que en el lenguaje vulgar se intercambian habitualmente: no es así para el psicoanálisis, a partir de la enseñanza de Jacques Lacan. Dice Lacan: “¿Qué se nos dice del placer? Que es la menor excitación, lo que hace desaparecer la tensión, la atempera más, por lo tanto aquello que nos detiene necesariamente en un punto de alejamiento, de distancia muy respetuosa del goce. Pues lo que yo llamo goce, en el sentido que en el cuerpo se experimenta, es siempre del orden de la tensión, del forzamiento, del gasto, incluso de la hazaña”.

“Incontestablemente hay goce en el nivel donde comienza a aparecer el dolor, y sabemos que es sólo a ese nivel del dolor que puede experimentarse toda una dimensión del organismo que de otro modo aparece velada (…) Este cuerpo no se caracteriza simplemente por la dimensión de la extensión: un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo”.

Resumido el concepto, convengamos que el macrismo goza, interminablemente, con el dolor del ciudadano común, llevándolo a situaciones extremas, que incluye en su elasticidad al mismo suicidio. Cuántos jubilados y, por qué no jóvenes, ocuparan su mente con las ganas de suicidarse para saltar esta época de penurias: entiéndase, desocupación/hambre/falta de recursos/0 de expectativas de vida y todo lo que Ud. imagine por lo que un ser humano puede sufrir en esta “cochina vida”.

Para terminar, planteado el dolor incomprensible de un pueblo que no sale de su asombro y no tiene capacidad de reacción, estamos ante una situación de enfermedad social, más precisamente de salud mental, herida en sus cimientos. El pueblo tendrá que metabolizar este trago amargo y, aprender de una vez para siempre, que los conservadores no gobiernan para todos sino para sus restringidos intereses y, que los derechos ganados, para recuperarlos requieren una actitud reflexiva, absolutamente, exenta de improvisación.

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