La orquesta no le pertenece a una sola persona, es de la provincia de Salta cuya función es velar por su buena administración. Por noticias dadas por el director titular, autoridades, músicos y funcionarios, la provincia recibió la idea de grabar con nuestra orquesta, música sinfónica argentina.
Jueves 9 de abril de 2009. Teatro Provincial de Salta. Solistas: Valeria Albarracín y Myriam Molina (sopranos). Arnaldo Quiroga (tenor). Coro de Cámara de la Universidad Católica. Orquesta Sinfónica de Salta. Director: Maestro Jorge Lhez. Escenas Argentinas (Carlos López Buchardo 1881-1948). Sinfonía nº 2 “Himno de Alabanza” (Felix Mendelssohn-Bartholdy 1809-1847).
No tiene sentido que alguien se atribuya el mérito de tener una idea en algo cuya ejecución no es buena. Ejecutar mal una idea equivale a no haber tenido nunca esa idea. Por otra parte las ideas pueden ser buenas o malas y esa característica depende de cómo se implementan. Grabar música sinfónica argentina es algo que hicieron otros como la productora que tenía o tiene Iván Cosentino que dedicó parte de sus esfuerzos a la patriada de hacerlo aun sabiendo de antemano que la demanda de su producción no iba a ser masiva. Eisntein dijo, exagerando tal vez, que la genialidad se basa en un 1% de inspiración y un 99% de transpiración.
Esto sucede en cualquier actividad del ser humano aun cuando los porcentajes puedan ser otros. Por noticias dadas por el director titular, autoridades, músicos y funcionarios, la provincia recibió la idea de grabar con nuestra orquesta, música sinfónica argentina. Pero esa idea no tiene hasta ahora, convenio con la supuesta productora del CD., el repertorio propuesto no contempla, hasta lo que se sabe, ninguna obra sinfónica salteña, viene algún músico del exterior cuando aquí hay artistas capaces de hacer lo necesario.
Se ha mencionado una cifra escalofriante a pagar a la compañía grabadora que tiene carácter internacional a lo que se agregan los costos de la grabación en sí. No se sabe que exista retorno económico para la orquesta local por la posible venta de los CD. cuya cantidad tampoco se conoce. O sea, una buena idea, pero aún pésimamente implementada. Las autoridades culturales deberán corregir con firmeza todo ésto y poner la idea en condiciones de buena ejecución a partir de un convenio debidamente analizado que contemple todas estas circunstancias. ¿Por qué? Porque los fondos con que se enfrenta este asunto son públicos, son suyos señor lector, son míos, son de cualquier habitante que paga sus impuestos. Caso contrario, se corre el riesgo de ingresar en lo que se llama incumplimiento de los deberes del funcionario público. Seguramente el Secretario de Cultura, Víctor Fernández Esteban, enderezará ésto que, según noticias circulantes y ante de la carencia de instrumentos formales, aparece como criticable desacierto. La orquesta no le pertenece a una sola persona, es de la provincia de Salta cuya función es velar por su buena administración.
El Concierto
Mas allá del famoso “guste o no” es menester reconocer que se escuchó un excelente concierto. El maestro Jorge Lhez puso todo su arte al servicio de una muestra musical de jerarquía. Su trabajo de preparación fue inobjetable y el resultado en concierto, de elevado nivel. El poema sinfónico “Escenas Argentinas” trajo a su infrecuente autor, el reconocido compatriota Carlos López Buchardo y se inicia con “La Campera” de lánguida, sensual y crepuscular expresión para luego escuchar sin solución de continuidad el alegre tramo “Día de Fiesta” y el plácido “El arroyo” donde la europea formación del compositor lo habilita para un lenguaje casi nacionalista. Esta obra entiendo formará merecida parte del CD citado en el párrafo precedente.
El segundo esquicio sirvió para conocer en Salta una obra también infrecuente en los escenarios del mundo. En efecto la monumental segunda sinfonía con forma de cantata, del romántico Mendelssohn, deja de lado su condición judía para incursionar con éxito en las alabanzas cristianas al Señor. Incluye una sinfonía inicial de serena y bucólica forma desarrollada en cuatro movimientos, para ingresar en los treinta minutos finales donde el coro impone su maciza presencia, con vigor, potencia, finura y cohesión envidiables. Excelentes las sopranos solistas tucumanas y el tenor salteño que mostró lo cómodo de sus altas tesituras. La orquesta fue notable marco para la parte vocal y la conducción irreprochable. Las melodías corales, muchas de ellas con cierto tinte schubertiano, no solo son altamente expresivas sino conmovedoras en textos y líneas musicales. Además, esos textos fueron acertadamente insertados para el oyente, en la parte superior de escenario. Como reza el título, todo un éxito.