Pascha, suceso mundial e historias que suman al padre Chifri

La nota de Jesús Rodríguez publicada en Clarín sobre Pascha, produjo 62.300 artículos en Google. A partir de esa historia se pueden vislumbrar otras que tienen como protagonistas a la gente del lugar y a un cura que los asiste en esos inhóspitos parajes puneños

Una nota de Clarín puso -a través de internet- a la “Escuela Albergue 4599 Veteranos de Guerra y Caídos en Combate de Malvinas” a la vista del mundo. Ingresando en la red con la frase: “Salta: un maestro tuvo que pedir un préstamo personal para darles de comer a sus alumnos” se puede constatar una repercusión abrumadora de la noticia.

Los mil pesos de la polémica (el director de la escuela de Pascha tuvo que sacar un crédito para alimentar a sus alumnos) sirvieron para dar a conocer una realidad cercana pero ignorada por muchos salteños que está a sólo 120 km al oeste de la capital provincial. Esa realidad ya había sido anunciada en nota del periodista de Clarín.com en abril de 2002. El Padre Chifri, Sigfrido Moroder, tiene a su cargo 21 escuelas rurales, entre las que está el núcleo educativo que fue noticia nacional e internacional.

En la Puna una realidad golpea fuerte: la pobreza de sus habitantes. En la zona cordillerana de Rosario de Lerma, a 3800 metros de altura, viven 20 familias. Esto es Pascha, una ciudad fantasma. El modo de subsistencia se basa en las actividades artesanales que van desde el hilado y el tejido en telar hasta el trabajo con la arcilla.

Lo duro de la vida en la zona está marcado por el hecho de que allí no hay un centro de salud, ni transporte; tampoco agua ni energía eléctrica.

Desde hace unos años, el padre Sigfrido Moroder, el sacerdote Chifri, trabaja desde la parroquia Santa Rita de Rosario de Lerma, y cubre con su labor 21 escuelas rurales estatales a cada una de las cuales asiste un catequista. Les proveen material de catequesis, videos, casetes, CD con canciones, entre otros elementos. La parroquia distribuye útiles, juguetes, alimentos y ropa para mejorar la calidad de vida de estos habitantes que están entre los 2500 y los 4500 m de altura. También se les brinda capacitación en hilado, tejido, tintura y arcilla.

Pascha, es una zona especial, particular. Tiene una historia conmovedora, trágica, imposible de soportar en pleno siglo XXI. La muerte de aquel bebé a quien se le practicó una autopsia en un banco y que falleció en manos de Zulema Padilla, su madre, en el 2001, por falta de asistencia médica, habla sobre el olvido y la desolación de los habitantes de la Puna.

Escribe Carolina Zelaya: “Les cuento que desde nuestra Parroquia se da la catequesis para las 21 escuelitas de los parajes de los cerros y en cada visita que realizamos podemos ver lo dura que es la forma de vida en esos parajes tan distantes y alejados de la ciudad. Desde aquí realizamos continuamente tareas solidarias, pero no suficientes, para sobrellevar la cruda realidad de la vida en los cerros”.

La escuelita está a cargo del maestro López, que atraviesa varios kilómetros a pie para asistir a los niños que en ella estudian. La escuela de Pascha necesita alimentos no perecederos, ropa, calzado, frazadas, libros, juguetes, útiles escolares, medicamentos y todo aquel elemento que pueda mejorar su calidad de vida.

Se pueden realizar envíos a esta dirección: Parroquia Santa Rita de Casia. Destructor Entre Ríos S/N Barrio Villa Mercedes, Rosario de Lerma, Salta, a nombre de Sigfrido Moroder.

También se habilitó una cuenta en el Banco Francés, donde se recibe ayuda desde un peso: Caja de ahorro en $ del Banco Francés: 087-305637/1
CBU: 0170087940000030563717, a nombre de Sigfrido Moroder.

El padre Chifri ha instalado dos centros desde los que funciona un nexo entre la vida y la muerte, una posibilidad de escapar a la vigilia de lo imposible y a la crudeza de la realidad: uno es El Alfarcito y otro El Rosedal.

Se trata de centros eclesiásticos dependientes de la Parroquia Santa Rita. La evangelización en los cerros es una tarea de acompañamiento a los docentes de 21 escuelas rurales, desde el jardín hasta el 9° año. No hay comunicaciones. No llegan los celulares, no hay señales de transitores y sólo funciona una radio B.L.U que manejan los docentes para estar en contacto entre la lejanía de los cerros.

Una pregunta para monseñor Cargnello, ¿cómo legitima su ayuda? ¿Qué puentes de contacto flexibles establece entre estas 21 escuelas estatales y el gobierno de la provincia?

Gracias al centro turístico y artesanal El Rosedal, muchos turistas conocen a los hermanos americanos. En Salta, ¿cuál es la inversión que realizan los funcionarios, que diste de lo comercial- empresarial- para ayudar a los descendientes de los pueblos originarios?

Escribió Jesús Rodríguez: “En Pascha, por primera vez en la historia del lugar, quince hombres (descendientes de los incas) tienen un empleo estable aunque más no sea por cuatro meses. Las tareas consisten en abrir, a pala y pico, un camino para la escuela … Entre el 15 y 20 de cada mes, estos peones deben recibir su salario, y para no atrasar las tareas, adelantan horas. Como Narciso Quipildor, todos deben ir a Rosario de Lerma (120 kilómetros) para cobrar el sueldo en el Banco Macro. Este trámite les demanda tres días de caminata.
Historias de un pueblo fantasma”.

Pascha, tan cerca, tan lejos, tan infierno y paraíso. Cómo conjugar la eterna melancolía sublime de un dios caprichoso con la eterna voz de un pueblo que honra la memoria, la fe, el amor al otro en pos de la supervivencia. ¿Supervivencia? ¿Por qué tanto destino de miseria?

Hay un ser que alberga en su espíritu una posibilidad para los parajes de la Puna. Más que logística, realidades con hechos. Eso requieren. Vamos a dar el paso. Pascha lo espera. 21 escuelas rurales sueñan con el mañana.

Foto principal: El Rosedal, segunda foto, trabajo pastoril en la Puna, tercera, El Alfarcito. Fuente: Google.

Página sobre las actividades del padre Chifri: www.parroquia-santarita.com.ar