La Delegación teatro, con dirección de Raúl Chunco, estrenó el 21 de mayo en Rivadavia 937, la popularísima obra de teatro. Anoche, en la segunda función, asistimos con fiaca pero salimos complacidos, ampliamente. El derecho a la pereza en teatro.
Ser nadie en un sistema de vida donde hay que ser alguien les resulta insoportable. Ser alguien en una carrera de obstáculos colmada de competidores insaciables sin límites ni escrúpulos resulta, finalmente, agotador. Depender todo el tiempo de la opinión y la aprobación de terceros, es una tortura. Por eso, a veces, algunos buscan en la muerte un alivio a su tormento. Ricardo Talesnik
La idea de llevar adelante la realización de La fiaca de Ricardo Talesnik, completa uno de los grandes anhelos de Raúl Chunco, surgido hace varios años atrás. Auspiciosa concreción porque más allá del deseo, está la complejidad artística que significó este trabajo, con excelentes resultados.
El elenco salteño compuesto por Nena Córdoba, Enrique Marini, Cristina Sánchez, Raúl Chunco, Vicente Rocha y Rafael Amado, llevaron a feliz puerto un clásico del teatro argentino. Y digo feliz porque renuevan la escena realista con acierto, reactualizan el sentido de la oposición al sistema y de su inexorable aplastamiento al laburante; dinamizan la puesta con matices actuales.
Meses y meses de ensayo y preparativos valieron la pena, sobre todo porque la “oferta” teatral amplía sus horizontes. La propuesta es la vuelta al realismo de protesta que recala en un teatro de ideas.
Después de Medea , esta interpetación de Nena Córdoba (María) es muy satisfactoria, se la ve en su papel, bien llevado y lejos de Cita a ciegas . Después de Chicho, en La nona , Enrique Marini (Néstor) vuelve a las tablas como el buen actor que es. Raúl Chunco, destacado actor de la escena salteña, se luce en el cuadro del baile y en la caracterización de Peralta. Cristina Sánchez (madre), Vicente Rocha (Jáuregui) y Rafael Amado (Balbiani), patean los penales y salen de la cancha.
Creo que habría que revisar la música que suena discordante con el tono de la obra, que se desarrolla en la habitación de un matrimonio que entra en crisis porque Néstor tiene fiaca. La iluminación (Jorge Rodríguez) es acorde a la estética sugerida y funcional al ritmo.
La crítica social pasa por el rechazo a la monotonía y a la opresión del sistema empresarial en donde el empleado se olvida de vivir su vida hasta que no quiere ir a trabajar. Como toda “huelga”, el desgaste provocado en Néstor es bien usado por Balbiani, el gerente de Global Nort; casi como un hecho real, el empleado vuelve al trabajo por un miserable sandwich- como los docentes que vuelven a las aulas por $ 10.
Como pequeño detalle, sería maravilloso que el protagonista lea un diario como “Crítica de la Argentina” y no el panfleto urtubeycista que lee. Son opiniones subjetivas, claro. O cuando se nombra a Jorge Villazón y Mónica Petrocelli, ejemplos de periodismo obsecuente.
Adriana Pérez salió contenta de la obra de teatro; llama la atención que su propaganda política ocupe una parte importante del programa de mano. Creo que es otro detalle a tener en cuenta, en mi opinión.
En un orden de cosas importantes, celebro el suceso La fiaca . Una obra que dignifica el placer del descanso, la necesidad del ocio, el tiempo para uno mismo y el inconformismo. Provocadora.
Anexo
Ricardo Horvath dice: fiaca es pereza, desgano, falta de voluntad. Haraganería. Ganas de no hacer nada. Linusa. Abandono. Del italiano fiacca: flema, cachaza, debilidad, cansancio, desgano. Debilidad por falta de alimento.
Talesnik aclaró, en una entrevista publicada por la revista La Nación de fecha 27 de julio de 1969, lo que sigue: Se llama ‘fiacca’ en el dialecto romano a la laxitud o desgano producido por el hambre. Para Roberto Arlt, fiaca es, auténticamente una palabra genovesa, pero que no es lo mismo que ‘tirarse a muerto’, ya que es el deseo de no hacer nada. Languidez, Sopor. Ganas de acostarse en una hamaca paraguaya durante un siglo.
Para Eladia Blázquez, autora e intérprete de Doña Fiaca , La fiaca, no es pereza no es descanso/ es una sutileza de algo más:/ una melànge de todo a nuestro modo/ un rasgo del folklore nacional.
En una entrevista (Página/12, del 17 de mayo de 2005), Talesnik explicó: Hoy, en general, se gana poco y se tiene miedo a quedar en la miseria. Sin embargo, es posible que alguien decida hacer fiaca, por lo menos un día. La insatisfacción frente a la rutina también es un malestar de esta época. En Doña Fiaca se sostiene que la gente fina la bautiza en su lirismo/ como ausentismo pero es lo mismo./ Y Doña Fiaca es una mina que domina/ en casa, en la oficina y en toda la nación.
El derecho a la fiaca fue reivindicado por el socialista revolucionario Paul Lafargue (1842/1911), yerno de Carlos Marx, en su obra El derecho a la pereza (1880) que se inicia con una frase de Lessing que dice: Seamos perezosos en todas las cosas, excepto en amar y en beber, excepto en ser perezosos.
En Milonga del 900 Homero Manzi explicó que No me gusta el empedrao/ ni me doy con lo moderno./ Descanso cuando ando enfermo/ y después que me he sanao, en clara reivindicación del precepto fiacún. El mismo derecho que con ironía y sentido del humor planteaba Lafargue deschavando la hipocrecía burguesa que hace del trabajo –y por ende la explotación– la suprema virtud, cuando el obrero en realidad suda plusvalía. También con humor Eladia Blázquez remata su canción: No teman, el mayor de los encordios/ serán las ganas que le den de apoliyar./ Si en alguien el bostezo se hace gordo/ llamen al tordo que lo va a curar. Y concluye: Y convengamos que es un poco pastenaca/ aquel que nunca le da…/ ¡la fiaca!.
En el año 2005 los médicos alemanes Peter Axt y Micaela Axt-Gadermann señalaron en su libro El placer de la pereza. Cómo bajar el ritmo y vivir más , que hacer fiaca alarga la vida. Los milicos –y sus mandantes, los yanquis y la oligarquía vernácula– seguramente no estaban muy de acuerdo con este tema: por resolución del COMFER N° 17 de fecha 14 de junio de 1978 prohibieron la difusión del tango Doña Fiaca grabado por Eladia Blázquez».
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