En medio de la vorágine de información sobre la gripe porcina donde se destaca principalmente la poca prolijidad y la falta de claridad, vemos asombrados cómo se activa el virus endémico argento: la Psicosis.
En realidad este mal tiene su foco principal en la gran metrópoli del país y desde aquí disemina su veneno a través de los MCS a todo lo largo y lo ancho del apacible interior.
Pero… salvemos a los comunicadores sociales que no hacen más que moverse y regirse por las pautas de las políticas estatales dentro de un marco no pocas veces de obsecuencia especulativa y con poco criterio objetivo en pro de la población. A decir verdad “el cuarto poder” también debería siempre velar por el bien común a pesar de sus intenciones lucrativas.
La cuestión ahora es ¿cómo combatir la psicosis endémica provocada por la errada política de salud implementada por el Ministerio correspondiente? o ¿a qué fines responden estas políticas implementadas? ¿Se puede ser tan inocentones desde la administración Pública Nacional y provincial para que se deslicen tremendos desaciertos?
Se podrían sugerir muchas repuestas como las que ya se tiraron sobre el tapete social; por ejemplo: el descuido del manejo de la Pandemia por el acto eleccionario último, la especulación en el uso de fondos especiales para “combatir” la gripe porcina (emergencia sanitaria), usar el “tema pandémico” para facturar fuertemente desde las industrias farmacéuticas, los intereses creados que favorecen a ciertos grupos turísticos, es decir, ¿a quién le tiramos más bichos H1N1 para absorber el mercado del turismo?, etc…
Todo esto lo único que provoca hasta el momento es una incomodidad social provocada por la instabilidad e incertidumbre. Esta inestabilidad e incertidumbre viene a su vez generada por el temor en que se sumerge la persona común al absorber tanta información que la lleva a sentirse en un estado de indefensión tremendo al punto de sentirse enfermar y pronto a morir. ¿A quién puedo tocar? ¿A dónde puedo ir y reunirme? “Evitar contacto con los demás y con las cosas” produce un aislamiento de la persona que la sumerge en un individualismo cargado de soledad y esto aporta su correspondiente dosis de angustia ya que sin el otro y sin las cosas no podemos vivir.
¿Qué hay tras de todo este proceso pandémico que vivimos? Lo que queda claro sobre esta pregunta es que existe un fuerte ataque a la libertad de la persona y por supuesto a su dignidad, se daña impunemente la conciencia y los pensamientos de las gentes llenándola de ataduras y miedos, incapacitándola para relacionarse libremente con los demás y, por supuesto, atrofiando su creatividad al limitar el contacto con las cosas y modificando los ritmos de trabajo, estudio y de todo lo que hace al hacer, incluso el vacacionar.
No niego para nada la realidad de la gripe A, el daño que produce en los infectados, el malestar que produce esta enfermedad, pero lo que si es criticable por donde se las vea son las acciones políticas que se han tomado hasta ahora y no hablo de lo coyuntural sino del efecto que se produce en el ciudadano común, siempre el más descuidado y en definitiva el que paga los platos rotos de aquellos que deberían de estar velando por el bien de todos nosotros.