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domingo, noviembre 24, 2024

Hacia el amanecer de otra práctica marxista

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En el Día (comercial) del Amigo, me encontré con Carlos Balmaceda, un viejo compañero de militancias y de desilusiones, quien tiene, como lo enunciara en otra ocasión, una inteligencia refinada y sin embargo, por algunos “Ramapithecus” leninistas, es (mal)tratado como si fuera un idiota redondo (no “ricotero”…).

“… Si tu amor no (… produce) amor en los otros, (tus sentimientos son) una impotencia, una desgracia …” Karl Heinrich Mordejái Marx Levy

“… No es justo que privemos a los asnos de sus lechugas y pretendamos que … sean semejantes (a nosotros, pues respira una) diversidad de ingenios …” Giordano Bruno

En medio de una amena charla, tal cual sucede siempre que la tenue vida me da la oportunidad de festejarnos, surgió la idea de ofrecer al público y en público, lo que humildemente comprendo que “debiera ser” otra práctica marxista, no leninista y consecuentemente, revolucionaria y libertaria. Me tomó unos días animarme, por las quizá, previsibles reacciones de los numerosos integrantes del “campo popular” de la aldeana Salta y en especial, por el seguro enojo de quienes se sentirán aludidos “en clave” y que son integrantes de los partidos leninistas de izquierda actuales.

A pesar de los temores, que no son infundados…, opté por embarcarme en la difícil y riesgosa empresa.

Para ello, comenzaré por recordar que en las entrevistas “¿Qué significa ser marxista para Adrián López?” [1] y en “Los múltiples significados del pensamiento de Marx” [2], difundidas en salta21.com el 16 de junio pasado, realicé, en el primer artículo, una (auto) “defensa” de por qué sí puedo reclamarme “legítimamente”, marxista, revolucionario y comunista, aunque no sea leninista (tampoco anti leninista –es simple; creo que es inútil pretender ser anti leninista, aunque no pueda argumentarlo en este marco, por cuanto el leninismo “sencillamente”, está superado por la misma Historia y en particular, en sus modalidades recalcitrantes, integristas, fundamentalistas, talibanes y profundamente autoritarias).

En la segunda entrevista, muchos más en “jerga” de lo que me hubiera gustado, aun cuando me esmero en el estilo…, realizada por las piadosas, condescendientes y pacientes manos de esa gran periodista y mujer que es Romina (frecuente e injustamente atacada desde disímiles ángulos y por múltiples (sin)razones), procuré indicar que en mis investigaciones (que ya tienen más de 20 años en el complejo y vasto campo del marxismo, pero no sólo en él), era factible reelaborar otros hojaldres acerca del oriundo de Tréveris, perspectiva que sin ser leninista, conservara frente a los que declaran fallecido para siempre a Marx, que sus categorías son útiles (y lo seguirán siendo, mientras aun haya capitalismo o cualquier otra forma de producción de riqueza que implique toda clase de inequidades, diferencias de género, miserias, exclusiones, pobreza, explotación, racismo, guerras, depredación de la biosfera, incomprensión generacional, despotismo de los padres contra los hijos, soledad, etc.).

En el artículo “Los ‘familiares’ de Marx” [3], de 17 de julio (editado por este medio alternativo que es conservado con un enorme esfuerzo), principié por efectuar el intento de una “defensa” de cierto Marx y de determinado marxismo, que fuese allende mi auto calificación de “genuino” marxista (puesta en duda por muchos), de la crítica fraterna al leninismo y de la sugerencia respecto a que la estructura Partido (cualquiera sea su orientación política) se encuentra caduca y perimida en tanto herramienta de lucha para subvertir el mundo.

Ahora quisiera explicitar y proponer, a los fines de que la sorda, insidiosa, no frontal, sibilina y no amigable “polémica” conmigo trascienda mi anatemización y hasta “condena”, por evaluárseme “revisionista”, “masturbador intelectual”, “boludo”, “contra revolucionario anti leninista”, “individualista no comunista”, “universitario egocéntrico”, entre otras lindas “cualidades”. Espero lograr que el debate sea con “altura” y que se dé con el horizonte de que la polémica remueva el “avispero”, el “aguilero” y el “gallinero” de las organizaciones de izquierda del campo popular de Salta (algunos grupos son no leninistas –como la Red de DDHH- y otros, adquieren el tono de los partidos leninistas tradicionales).

Efectuada la “introducción” y el convite, desearía que no se me espete la fácil “respuesta” en torno a que vengo a debatir en redor de lo que ya se dijo en 1917 y antes, puesto que si lo que se observa en el campo popular local es una ignorancia supina de lo que Marx e incluso, Lenin, sostuvieron, no se puede “despachar” así nomás lo que humildemente, me inspiro en sugerir.

En primer término, si Engels y su hermano desecharon el Partido Comunista e intentaron otras formas de lucha, como la pelea contra el capitalismo en el ámbito de la teoría y en pos de una colectividad distinta, es que entonces revelaron en su práctica que el Partido no era el único instrumento de lucha al interior de la refriega entre clases.

En segundo lugar, si co fundaron la Internacional, siendo policlasista, multisectorial y plurinacional, es en virtud de que apostaban a que la organización (necesidad que jamás desestimé…) que podía derrocar el orden capitalista hasta momentos previos a la insurgencia universal, eran coaliciones flexibles, no jerárquicas, abiertas, plurales, no dogmáticas, no autoritarias, no centralizadas que podrán o no, contactarse con los aparatos partidos leninistas, de análoga forma a que la Internacional decidió juntarse o no, con ciertos partidos, independientemente de que se auto ponderasen contestatarios.

En tercera instancia, si el levantamiento armado es inevitable, no debe caer en el terror ni en el terrorismo (tampoco en el pacifismo a lo Buda), puesto que la “dictadura” del proletariado no sólo es hondamente democrática, sino que, tal cual lo martillaron el oriundo de Prusia y el mismísimo Engels, en plena revolución y con mayor razón, después, tiene que haber absoluta vigencia de lo que se llaman “derechos civiles” y “derechos humanos”: libertad de expresión, habeas corpus, libertad de prensa, habeas data, libertad de reunión, libertad de desplazamiento, libertad de creencias y libertad de religión (Anti-Dühring), derecho a huelga, derecho a la inviolabilidad del domicilio, derecho a la intimidad, etc., etc. Esas garantías, conquistadas a sangre y fuego contra monarquías y dictaduras alevosas, no son burguesas, sino libertarias. Por ende, una rebelión que se diga emancipatoria no puede negárselas a los sectores populares (que son más numerosos que las clases sometidas por el capital), aplastados por las innumerables opresiones del maldito régimen burgués y de su falso Estado de “derecho”.

En cuarto término, no hay dictadura de Partido único ni con/fusión entre Estado y Partido, porque el pueblo en armas auto coordinado reemplaza al Estado y a lo que pudiera haber habido de Partido o partidos.

En quinto lugar, los grupos actuales, en vista de lo precedente, se deben entrenar en la eliminación de las desigualdades entre dirigentes y dirigidos, entre Secretarios y militantes de base, etc., etc., modos de acción que derivan de un rancio leninismo y que nada tienen que ver con Marx. Es más, tienen que esquivar que el ideal de militante sea un alienado por el Partido, al límite que no pueda dedicarse a sus cosas, por cuanto un “verdadero” revolucionario es un “nosotros” (¡el padre de Laura jamás estipuló semejante atrocidad!…).

En otro espacio de asuntos, el alucinado centralismo “democrático” leninista, “bien aplicado” o no, es centralismo sin atenuantes y ahoga o mata lo democrático.

En séptima instancia, hay que acabar con las exclusiones, las “purgas”, las expulsiones, entre otras actitudes, a raíz de que tales acciones no son y no lo serán, libertarias y revolucionarias.

En octavo lugar, lo comunista o insurgente, lo marxista es practicar una militancia por los bellos gestos y por las relaciones elevadas de trato, donde queden fuera no únicamente la mala onda, el desprecio, la mala leche, los rumores descalificatorios, la burla, las sonrisitas de superioridad, la “lástima” por el “tontito”, sino el ser atento con el otro porque eso no es “formal” ni estúpida cortesía. Es una actitud humana en un mundo capitalista deshumanizado. Los bellos gestos y el cultivo de la delicadeza, son revolucionarios a causa de que el comunismo, el marxismo, la lucha dura contra este presente y futuro burgués, no nos tienen que conducir al lado oscuro de abandonar la sensibilidad, en una competencia para explicitar quién es más recio o quién se la “banca” (!!!!). Por ese derrotero, cuanto más se atan a la cabeza el “turbante” leninista, cuanto más Jomeini leninistas son los leninistas, menos marxistas se tornan (y es que en realidad, el “marxismo” leninismo es leninismo; nada más).

En noveno término, no existe una única vía revolucionaria y por consecuencia, un único Partido (leninista o no) que sea el mejor, y por ende, una única Estrategia y Táctica infalibles, leninistas o no. Lo que hay son caminoS, estrategiaS, tácticaS y una inmensidad de formaS organizacionaleS, que se construyen junto a los demás y en un diálogo, crítica sana y autocrítica equilibrada que conduzcan a las hermandadeS.
Este marxismo práctico, inferido de una lectura no leninista ni soviética de Marx, para volverlo lo que fue (abierto, hábil para devenir, capaz de tejer modos de encuentro hasta donde fuesen útiles, sin temor a desecharlos, etc.), es lo que guía plus ou moins, mis débiles pasos; a veces, con muchísimos desaciertos pero también con algunos frágiles aciertos, en una época fría en que no asoma el sol de la “bondad” para secar la ropa vieja y que se haga nueva, a la par que se da la sangre, como cuando se la entrega en un hospital a quien le hace falta (¡lo sé tan de cerca!…), por el amigo del poeta Heine y por su hermosa, marvillosa revolución, la que nunca fue lo que procuraron el demencial guerrillerismo de Sendero Luminoso o de Montoneros. Se acerca a lo que intentaron e intentan, los neozapatistas y el Sub (que no es un “Subcomediante”).

Celebro pues, la multiplicidad. Por los colores diversos, por el anarcomunismo de determinado Marx, por una revolución que no sea terrorismo, por una aurora sin lágrimas de desilusión, cuando arribe el día siguiente al derrocamiento del zarcapital.

En ese punto, el Lacan de La ética del Psicoanálisis , era del parecer que todos los que alucinan que no habrá más necesidades, insatisfacciones, angustias, tristezas, etc., luego de bien “aceitado” el socialismo libertario, hablan el discurso de los Amos, puesto que son los Tiranos los que nos quieren vencer y convencer que con la revolución basta, en virtud de que lo que les interesa au fond, es que nos olvidemos del hermoso Inconsciente, del deseo, de los placeres, del cuerpo y de que nada ni nadie alcanzará el Paraíso en la tierra: ello no es revolucionario; es teológico y espantosamente peligroso. Por esto, el suegro de Miller era de la opinión que tres cuestiones eran imposibles: educar, curar con la terapia y gobernar. Me atrevería a añadir que en paralelo, es muy difícil la revolución plena y que, tal cual sospechaba el contradictorio y genial Engels de El Anti-Dühring , acaso nunca podamos contrarrestar nuestra bestialidad, dado que hemos apelado a medios brutales para procurar salir del reino animal.

Sin embargo, habrá que bailar y cantar el ¡Para todos, todo!

– [1] Qué significa ser marxista para Adrián López

www.salta21.com/spip.php?article2035

– [2] Los múltiples significados del pensamiento de Marx

www.salta21.com/spip.php?article2036

– [3] Los «familiares» de Marx

www.salta21.com/spip.php?article2156

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