El sábado 25 de julio se presentó en Salta, en Casa de la Cultura, la obra «Telémaco o el padre ausente» con gran elenco. El Cónsul, personaje interpretado por Contreras, representa «utopías y violencias caníbales». Un padre que desampara al hijo y la mujer, es un padre enfermo. Este es el sentido destacable del conflicto.
En la obra del Teatro Nacional Cervantes, Patricio es el Cónsul, un hombre que se esconde tras la figura del poder. “Telémaco o el padre ausente” es un drama que vuelve a repreguntarse por la figura del padre y del trauma que provoca su ausencia. Pero sus sentidos favorecen la mirada a la familia y los vínculos como una inquietante forma de acceder a un viaje épico a través de la búsqueda.
Patricio Alejandro Contreras Pavez, conocido artísticamente como Patricio Contreras, es un actor de cine, teatro y televisión, nacido en Santiago de Chile el 15 de diciembre de 1947. Se radicó en Argentina, y aquí es donde desarrolló su carrera actoral.
El personaje de Patricio Contreras, el Cónsul, tiene algo de lo siniestro. Como actor nos deja mudos y expectantes. Su trabajo es brillante. Toca, hiere, sacude y fortalece la admiración por el género teatral.
En diálogo con Patricio, uno rememora las imágenes a través del cine y de la TV que nos han hecho conocer el perfil de un artista con un carisma original.
Patricio: luego de ver esta obra tan fuerte quiero preguntarte si tu personaje, el Cónsul, tiene algo de psicologismo y si de alguna manera tiene que ver con algunos complejos
– Hay de todo en la obra de Marco Antonio de la Parra porque él, además, es psiquiatra aparte de ser dramaturgo, director y actor. Él maneja ese mundo de la mente que efectivamente no le es ajeno. Si bien la obra no es psicologista sí apela a ciertos valores, ciertos paradigmas como el del padre que en psicología está definido como quien es la ley, por ejemplo. En las sociedades la ley es el estado. De alguna manera sustituye al padre, hay rasgos de ese tipo de lectura por eso la obra es muy rica, es decir, puede ser apreciada desde el punto de vista psicológico en muchos casos. Por la importancia del padre desde el punto de vista social y desde el punto de vista religioso también. No es casual que el padre que se busca es Teodoro, sabemos que la palabra Teo es Dios. Se ve lo importante que es el padre en la sociedad, en una familia o en la fe del que la tenga.
¿Ya habías llegado antes a Salta?
– Vine en varias oportunidades. Estuve haciendo “Esperando a Godot” en los 90’, ya estuve en este milenio, en este siglo, en el 2006 -creo- con una obra de Susana Torres Molina. Estuve con “Made in Lanús” en los 80’. Estamos encantados con esta sala, este Teatro es maravilloso, tiene un escenario que es un lujo, la platea también. Se escucha muy bien, tiene una acústica genial y tuvimos un público maravilloso, estoy muy agradecido por la atención que tuvo una receptividad al humor que surge de pronto en la obra , a los momentos de tensión respondió con un silencio que nos acompañaba.
Viví a tu personaje como un ser torturado no sé como se siente Patricio Contreras haciendo un asesino…
– Me siento estupendo (risas)… Uno saca las partes y fantasías que se tiene con respecto al mal, a la perversión y entonces uno tiene permiso para mostrar ese costado en un escenario y si lo hace bien además lo aplauden. Es fantástico poder realizar personajes, por eso el teatro también es terapéutico no solamente para los que lo ven sino para los que lo hacemos. Se pueden vivir una cantidad de fantasías, de cosas oscuras que a uno también lo habitan, tiene el permiso, ese espacio de juego en donde llevarlo a cabo para de alguna manera sublimar también las pulsiones que uno tenga en ese sentido.
¿Te estás proyectando como director, verdad?
– Sí. He dirigido ya tres obras, la última en el Teatro San Marín y tengo deseos de hacerlo, me gustó mucho. Yo no estudié dirección pero con el hecho de haber estado en un escenario durante más de 40 años creo que me habilita y creo comprender más o menos de qué se trata y lo disfruto mucho. Es un rol que Nunca imaginé que era tan gozoso, sacrificado porque te exprime, uno no puede estar en otra cosa, la cabeza no puede estar en otro lado. Pero es muy lindo.
Y qué preferís… de qué lado te sentís mejor
– Yo soy actor. Y creo que como actor puedo desarrollar esa parte de dirección porque los compañeros con los que he realizado estos tres trabajos de dirección han quedado muy satisfechos de que los dirija alguien que conoce el mecanismo del actor, las dificultades y el hecho de que les facilite muchas cosas.
¿Tenés tu propio grupo?
– No, lamentablemente escasean los grupos, salvo los jóvenes. El teatro ha quedado un poco de lado. Son tiempos distintos estos, hay un trabajo más individual, cada uno quiere hacer su carrera, su profesión y entonces son otros los valores. Han cambiado algunas cosas pero lo importante es que el teatro sigue vivo. Está vivito y coliando…
¿Podés vivir de ser actor de teatro?
– Afortunadamente sí, no todos mis compañeros pueden disfrutar de esa posibilidad, no somos muchos. En el mundo es difícil ser actor pero en nuestro país es más difícil todavía. Dependemos mucho de que nos llamen de la televisión… no dependo de eso afortunadamente, más allá de que lo haga y con gusto en algún tiempo que tengo, televisión o cine. Soy de los pocos que sí pueden vivir de esto.
Tradicionalmente Argentina y Chile han tenido mucha interinfluencia en literatura por ejemplo pero da la impresión que en los últimos años hay una conexión con el teatro, el balet… Cómo ves ese eje de enriquecimiento cultural entre Buenos Aires-Santiago a través del intercambio…
– Es extraordinario. El destino del mundo es el mestizaje. Todo mezclado con todo pero conservando las identidades porque vivimos en geografías distintas, con costumbres distintas y culturas distintas. Nosotros estábamos muy aislados, Chile desde el punto de vista virtual es una isla Entre la Cordillera y el Pacífico, como decía el poeta Fernando Alegría “en donde el mundo se cierra”. Los medios de comunicación, el tránsito fluido de hoy, posibilita esa situación de intercambio. Hay muchos jóvenes que vienen a estudiar acá teatro y cine y otras profesiones que alberga la Universidad de Buenos Aires. En Argentina hay muchos chilenos, colombianos, peruanos porque Argentina sigue siendo un polo importante desde el punto de vista educativo. Y también desde lo económico porque a los jóvenes chilenos por ejemplo, les resulta más barato venir para acá. La música también ha sido un vehículo importante: Mercedes Sosa, Fito Páez, León Gieco, Víctor Heredia, Charly, Les Luthiers… en fin, la música ha sido un vehículo importante para la integración. Eso nos saca a los chilenos del aislamiento y nos vincula más con nuestra América latina.
Patricio Contreras. Actor de teatro, cine y televisión. Lleva a cabo sus estudios de teatro en la Escuela de Arte Dramático del Ministerio de Educación de Chile. En la década actuó en las siguientes obras de teatro: «Medida por Medida» (1991); «Tirano Banderas»(1992) – la interpretó la Sala Odeón de París y en ciudades españolas y latinoamericanas; «Corrupción en el Palacio de Justicia» (1993); «El patio de atrás»(1994) – Estrella de Mar 1995: Actor Protagónico -, «Esperando a Godot» (1996) – ACE y Estrella de Mar: Actor Protagónico -; «Seis personajes en busca de un autor» (1998); «Luces de Bohemia» (1999); «Ifigenia» (2000). En cine se destacó en: «La Frontera» (1991) – Premio Catalina de Oro en el Fest. Cartagena: Actor Protagónico y el film ganó el Oso de Plata 1992 (Fest. de Berlín), el Goya 1992 (España) y el Sol de Oro 1992 (Festival de Biarritz)-, «Tirano Banderas» (1993); «De amor y de sombras» (1994); «Fotos del alma» (1995); «El Censor» (1996); «Sotto Voce» (1996); en 1997 «Sin querer», «Asesinato a distancia» y «La sonámbula»; en 1999 «Yepetto» e «Invocación»; en el año 2000 «Nocturno», «Ciudad del Sol» y «La Fuga». En TV: «Para toda la Vida», «Bajamar» e «Ilusiones». En 1993 es condecorado con la Orden al Mérito Cultural «Gabriela Mistral» en el grado de Caballero por el Gobierno de Chile. Además, en esta década recibió el Cóndor de Plata: Actor de Reparto por «Después de la Tormenta». Por «La última siembra» obtuvo el Cóndor de Plata por Actor Protagónico y el Premio Especial del Jurado en la Muestra de San Remo. «HAIKUS» de César Aira es la segunda obra que dirige, la primera fue «EL MANJAR» de Susana Torres Molina.
Patricia Palmer: “llegué a Buenos Aires con mi nenita y una valijita”
http://www.salta21.com/spip.php?article2194
«Telémaco o el padre ausente» en gira del Teatro Nacional Cervantes
http://www.salta21.com/spip.php?article2175