Miserias que se reproducen en la perra institución universitaria

Hace unos días encontré en las trincheras de la institución, una casi amiga que no veía desde 2000, más o menos. Viajó a España becada por esa época; luego consiguió otra ayuda para realizar un doctorado. Finalizado, trabajó unos años en Europa en distintas áreas vinculadas con su carrera de grado y con su posgrado.

“Según cuenta Plutarco, en el primer siglo de nuestra era ya no se iba a Delfos más que para plantear preguntas mezquinas (bodas, compras, etc.).” Émile Cioran

“[No] hay diferencia entre las palabras y la voz de los tontos ignorantes y los ruidos del vientre que provienen del exceso de gases.” Leonardo da Vinci

Ella tuvo la pésima idea de regresar a Salta y a la Argentina, para tentar (a la mala) suerte e inscribirse en uno de los innumerables concursos “arreglados” de antemano en la parroquiana administración, para que obtenga el “premio” el “Caballo de Comisario” (subrayo mejor, “caballo”…), sin importar la calidad de los oponentes y de los antecedentes que pudieran haber conseguido. Tal como se lo anticipé, la “reventaron”, la “quemaron” como a Juana de Arco (porque son Inquisidores…) y la crucificaron con un “Dictamen” que parece aconsejarle que se vaya nomás, que acá, sin “endogrupos” que la apoyen, sin “Madrinas” que la avalen, sin ser es-cogido por la institución, no interesa si sos el mismísimo Einstein, que inexorablemente, perderás el concurso. ¡Y en una administración “asesina” y “criminal” que, por presión y depresión, fue capaz de llevar al suicidio en 2008 a un profesor y que por ende, tal suicidio no fue sino un “asesinato” inducido, ni se te ocurra impugnar la palabra de los Jurados papales, que son más infalibles que Dios!

En otro “concurso” reciente, donde una de las “aspirantes”, se pasó casi 50 minutos “desarrollando” el tema que se había sorteado, con la “ayuda” o “soporte pedagógico” de Pawer Point, del Data display y de FICHAS que leyó todo el tiempo, como si fuera una alumna de Primero Inferior, mientras a la par también LEÍA lo que tales dispositivos le facilitaban, le ganó el concurso a una colega que hace 14 (catorce) años que se encuentra frente a esa asignatura y que por supuesto, por honestidad, no utilizó esos “machetes” de colegio secundario, con la dudosa excusa de emplear las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (conocidas como Tics), en la clase oral y pública. Enunciado sea de paso, hasta antes que con la Prof. Carrique y yo, colega fundadora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la que le dieron un verdadero “golpe de Estado”, entre los que participaron los que como el Emperador de la Guerra de las Galaxias, viven diciendo que ellos aman la democracia, la transparencia, el hacer bien las cosas (en especial, para que sean favorecidos…) y que en cuanto se diluya la “crisis” que condujo a elecciones rápidas para cubrir el corte de cabeza que efectuaron contra la genial docente, sin guillotina afilada…, “devolverán” los “poderes” extraordinarios que se le concedieron, porque lo que “importa” son los estudiantes y por ellos, hay que tomar todo (perdón; quise expresar “dar todo”…), investigásemos acerca de cine, de la imagen, de los mass-media, entre otros infinitos temas, no había demasiada gente que se ocupara de tales ejes, como ahora, que crecen como hongos y viajan al exterior con Barthes “sobaqueado”, atragantándose con él (porque JAMÁS lo habían siquiera ojeado…) y como si fueran expertos en Semiótica o temas afines.

La verdad, que la selva de miserias y de miserables que se reproducen en la perra institución, da para que suceda lo más increíble, ¿eh?
Ah…; sí; ser competentes, estar informados, tener vuelo académico, etc., etc., significa ser oportunista, “dictar” clases sentados leyendo filminas, aprovechar las modas y volverse lo que sea (desde greimasianos y “admiradores” de Barthes, hasta ecologista new age, foucaultianos, deleuzianos o seguidores del estúpido Edgar Morin, etc.).

Eso sin contar que hay que estar analmente bien subastaditos por las “camarillas” cuasi “mafiosas” que manipulan concursos, ingresos o egresos a institutos, becas, acceso a la información, inserción en el CONICET, entre otras maravillas de genios oxidados de lámpara herrumbrada.

Encima, a todo ese cuadro dantesco, las exigencias para iniciar un Trabajo o Proyecto, sin hablar de un Programa de Investigación, son tan absurdas, burocráticas y astronómicas, que casi la mayoría de los que se prestan a este cambalache, lo que están realizando en el fondo, es impedir que se investigue. Para ser claros: los protocolos administrativos que hay que cumplir para insertarse en los institutos y para cobrar el “soborno” que son los “incentivos”, están DESTRUYENDO la posibilidad de crear saberes y conocimientos no sólo genuinos, sino que sirvan al país, a la provincia, dado que lo que se estimula es en realidad, un cumplimiento burocrático de “investigación”, llenando millares de formularios y de items, que además son absolutamente, castradores de la imaginación científica e intelectual.

En simultáneo, los “verduleros” que ofrecen posgrados al mejor postor, destruyen la educación laica, de ingreso irrestricto, no arancelada, etc., porque se tornan cómplices del cobro de los posgrados, que debieran ser completamente gratuitos: pero, ¡hermano!…; lo que interesa acá es llenarse los bolsillos de guita y que reviente el orbe…; con la plata “robada” con los posgrados arancelados, podré estar en un “búnker” que me aísle del desastre, cuando llegue la Gran Tribulación, aunque no sea cristiano ni me movilice si los dioses existen o no. Mi dios es el posgrado rentado, que para eso me vendí como Esclavo, ¿no?

La universidades argentinas se dirigen pues, a un futuro donde predominen abrumadoramente, los tontos, los mediocres y “sediciosos”, que sean hábiles en amañar “tráficos de influencia” y que sean aptos para cumplir con la gigantesca burocracia, pero sin efectuar producciones con genuino “valor agregado”. Se alimentarán parásitos que sean hábiles para llenar planillas y no para investigar. Por supuesto, en un contexto de tales rasgos, olvidémonos de Premios Nobel o de cualquier colega de verdaderos quilates y no de “peso”, por las toneladas conseguidas a fuerza de “papelitos” mentirosos.