Una investigación de C5N mostró el fenómeno de la «favelización» de las villas de la Provincia y cómo funcionan las bandas de narcos. A su vez, reveló la conexión entre los malvivientes y la Policía, luego de un crimen ocurrido en septiembre pasado. Gracias a la misma, el subcomisario Claudio Brítez fue separado de la fuerza
El negocio de la droga en la provincia de Buenos Aires, un mal que aqueja con más fuerza de un tiempo a esta parte y que deriva, inevitablemente, en la inseguridad en territorio bonaerense, es un tema que preocupa a la sociedad. Una investigación especial de C5N reveló cómo funcionan las bandas de narcos, la organización criminal con la que operan, igual a las que se ven en las favelas de Brasil, y, en un ribete que no sorprende, la posible complicidad de policías.
Enfocándose en el partido de San Martín, donde hay un total de 53 asentamientos, uno por cada kilómetro cuadrado, se descubrió que los más peligrosos son Villa La Rana, Villa Corea, Villa 18 de septiembre y Villa 9 de Julio. Allí, lugar de fácil acceso a través de la Autopista Panamericana, la venta no es de «paco» o marihuana, sino de clorhidrato de cocaína de máxima pureza, un negocio que cada fin de semana le deja a los «nuevos dueños del narcotráfico» 300.000 pesos.
La estructura para llevar adelante este delito es, como se ha resaltado en un párrafo anterior, una fiel copia de las de las favelas de brasileñas: hay un jefe narco, un vendedor o «transa», dos o tres lugartenientes, un grupo de «soldaditos» fuertemente armado con pistolas automáticas, revólveres, escopetas itakas y ametralladora tipo Uzi para cuidar a los vendedores y a los clientes, y «satélites» o «campanas» encargados de avisar si hay alguien sospechoso. Además, como si se tratara de un trabajo legal, hay encargados y las personas cumplen turnos de ocho horas.
La lucha entre dos «bandas»
Con un botín de millones de pesos al mes, en la Villa 9 de Julio, el negocio del narcotráfico ha provocado cruentos enfrentamientos entre bandas antagónicas que luchan por el control de la zona.
En ese lugar del partido de San Martín, el narcotráfico estaba bajo la tutela de Gerardo Goncebat. Sin embargo, hace un tiempo, Carlos «El Negro» Gómez tomó el mando, luego de que Goncebat tuviera que ausentarse un tiempo para ocultarse por un crimen que cometió.
Junto Gómez, dos o tres lugartenientes controlan el narcotráfico. Uno de ellos, que finalmente será la conexión entre la Policía y los malvivientes, es Daniel «Cartucho» Brítez, quien traicionó a Goncebat y pasó a formar parte de la banda de «El Negro».
El 3 de septiembre pasado, este hecho derivó en un enfrentamiento en la Villa 9 de Julio. Allí, murieron Ramón Enrique Alegre y Miguel Ángel López, mientras que el ahora ex «cabeza narco» y ex socio de Brítez resultó herido, quedó parapléjico y fue detenido.
La conexión policial
La posible conexión entre los narcos y la policía aparece tras esta masacre. Sucede que quien se enfrentó a los tiros con Alegre y con Goncebat fue el subcomisario Claudio Brítez, hermano de «Cartucho» y titular de la Comisaría de Matheu, en el partido bonaerense de Escobar.
Según declaró el oficial, él fue llamado a las 20:40 por un enfrentamiento que ocurría en la Villa 9 de Julio. Tras el alerta, en sólo media hora, tiempo más que curioso, llegó desde su dependencia hasta el asentamiento, pese a que otras comisarías podrían haber acudido a la zona, y, más sorprendente aún, llegó hasta la casa de Goncebat.
En ese lugar, se enfrentó a los tiros con los malvivientes, hiriendo a uno y matando a otro, algo curioso teniendo en cuenta que el herido es ex aliado de su hermano y quien buscaba recuperar el control del narcotráfico en la viila.
Ante el hecho, el comisario Mario Caballero, jefe de departamento Zárate-Campana, justificó el accionar de Brítez y explicó que la llegada a la casa de Goncebat no se debió a la rivalidad que hay entre su hermano y el narcotraficante, sino a que conocía la zona y fue en auxilio de un ex compañero de trabajo que había sido herido en una pierna.
«Trabajó toda su carrera en San Martín y conoce la delincuencia», indicó Caballero, quien a su vez apuntó que el subcomisario no tiene una buena relación con «Cartucho», por lo que resulta inprobable que conociera el negocio en el que estaba metido.
A su vez, reveló que el subcomisario «está distanciado» de «Cartucho» y que la semana pasada «buscó a un amigo para denunciar al hermano», una explicación que no termina de convencer si se tiene en cuenta que esta denuncia se hizo cuando en la fuerza de seguridad ya se sabía sobre el informe que iba a poner en el aire C5N.
Por su parte, la doctora María Alejandra Provítola, auditora general de asuntos internos en materia de seguridad, indicó que el subcomisario fue separado de la fuerza, ante los hechos irregulares. Técnicamente, explicó que «Brítez, por orden del ministro de Seguridad de la Provincia (Carlos) Stornelli, ha sido puesto a disponibilidad preventiva. Ya no está en la Comisaría de Matheu”.
«Se llame Brítez, Pereyra o Provítola, el policía que deje de ser policía para transformarse en delincuente, o sea delincuente y policía a la vez y sea descubierto, se quedará sin trabajo e irá tras las rejas si así corresponde. Tolerancia cero», disparó la auditora general, mientras el narcotráfico y la lucha contra el mismo crecen día.
– Fuente: Infobae
