Gala del Folklore de Salta para el Bicentenario: faltaron Bergoglio, Cargnello y Saavedra

La visión ideológica de esta Salta del Bicentenario que se mostró en la Gala del viernes pasado en el Teatro Provincial, legitima tres pilares de la idiosincrasia salteña: religión, colonización y tradición.

Estoy en franco desacuerdo con el contenido ideológico del espectáculo. No me identifico con lo visto, dicho y actuado bajo ningún concepto. Considero que debieron tener una mirada originaria. Pero como salteños nos corresponde repensar si nuestra identidad pasa por la cruz y la espada.

Voy a citar un poco a Abelardo Castillo, autor de «La aldea de Tolstoi» cuando señala que «ciertos entusiastas de lo nacional confunden esto (el lugar geográfico) con una postal del Obelisco o la incesante mención de los fortines. Los antiguos no tenían la mala conciencia de parecer patriotas…»

Exactamente esto es lo que ocurrió en este espectáculo. Entonces me sirve Tolstoi para repreguntar: ¿Y la comarca de los sentimientos? Es a través de eso que se logra pintar la aldea. ¿Dónde está el Loco del pueblo, el cocherito, el verdulero, el panadero? ¿Dónde están los arquetipos? ¿Dónde está su gente, su cielo, su lengua, sus árboles…?

Horacio Quiroga en el plano de las letras por ejemplo, se nutrió en Misiones y nos mostró una Misiones recreada, enriquecida y crecida.

Alguien podría decir y no erradamente, que en la Gala se vio el desfile de la Pachamama, del Hucumar, del Sombrerudo, de la Comparsa. Estos elementos adyacentes en la puesta, no alcanzaron a ser superlativos, es decir, no se colocaron por encima de los hilos conductores: religión y militarismo. Me niego a creer que somos el sueño de Hernando de Lerma (basta ver la historia para saber con qué soñaba), en todo caso, lo que vino después es una pesadilla. ¿Y la visión americanista? Güemes, el único héroe que dio Salta a la historia, desfila también en la puesta aunque no alcanza para llenar o rellenar la pesadilla del después del invasor. Esta visión monopolizada, extranjerizante y europeizante de Salta, quiso mostrar el origen colono de la ciudad: antes no había nada… Centralismo, oficialismo y negación.

Quiero citar a Jorge Dubatti: «El teatro no es -como se ha dicho erróneamente hasta el cansancio- un lenguaje en crisis sino una expresión contra la corriente, en dirección contraria, resistente. El teatro parece un lenguaje especialmente diseñado para resistir la mundialización imaginada por la nueva derecha y la expansión capitalista. El teatro es complementario con la utopía de la izquierda de un ‘mundo multipolar’ y policéntrico, un ‘mundo regionalizado’, donde paradójicamente lo que se mundialice sea la multipolaridad».

Y en todo caso afirmo lo que Dubatti se pregunta: «el teatro es un modelo cultural precursor hacia el diseño de un mundo político regionalizado para el futuro». Me planto además, en la idea de que la globalización comenzó hace 500 años.

En el sitio web camdipsalta dice de Hernando de Lerma: «Las crónicas de la época hablan del Licenciado Lerma como una persona de altiva entereza, dice Paul Goussac en su Ensayo Historico sobre el Tucumán que ‘… la administración de Lerma no fué sinó una serie de criminales atentados’… (…) «Transcurridos los primeros veinte años, Salta tendía a reducirse antes que a crecer. Fueron los indios calchaquíes los que con más crudeza se enfrentaron a los españoles, entre 1630 y 1640. Pero también hicieron lo suyo los indios quilmes y los indios mocovíes, muchos erradicados de la zona y otros muertos o expulsados hacia otras fronteras. El equilibrio entre los puertos El Callao (hoy Perú) y Buenos Aires (actualmente Argentina) era difícil e inestable durante la colonia española.» Más abajo, dice que en realidad, la mala fama del colono fue una conspiración por su enemistad con la Iglesia, de lo cual no hay muchas pruebas…

Si en este espectáculo figura el nombre de un historiador, entre los consagrados, quien está vinculado a turbios asuntos con Plumada y quien dijera que Walter Adet era cómplice de la dictadura, no podemos esperar nada elevado. Y una escritora que huyó a España por robarse- así literalmente- los fondos de becas, mucho menos…

Jorge Renoldi, en una entrevista con Salta 21 [1], dice claramente que en el armado de su libreto, no tuvo intención de discutir con la historia ni poner una ideología, quería mostrar Salta como es. Pero esa es la Salta de Urtubey, del Opus Dei y de la Ultraderecha. Una puesta melgibsiana [2]: la religión católica nos vino a salvar de la barbarie gracias a la llegada de los conquistadores porque antes no había civilización.

En todo caso tomó partido por lo ecléctico sí, pero hizo un intento. En lugar de colocar las imágenes del Señor y de la Virgen del Milagro presidiendo la puesta tendría que haber colocado a la Pachamama. («Pachamama no es sólo la Madre Tierra, es el universo y el mundo» dijo el cacique Siares a Salta 21). Eso hubiese marcado la diferencia, eso hubiese suscitado la reflexión, eso hubiese sido valiente, eso hubiese sido acertado, eso hubiese sido honesto artísticamente y ético moralmente. Caer en el discurso hegemónico para quedar bien con los que monopolizan la Cultura, la Historia y la Religión es más de lo mismo. Esto fue más de lo mismo.

Porque recuerdo perfectamente cuando los Pueblos Originarios quisieron rendirle un culto a la Pachamama en la Plaza 9 de julio [3] para orar por los Niños del Llullaillaco, y los sacaron cagando por órdenes de la Iglesia. Porque no hay un sincretismo, hay un oficialismo, hay un poder claro que se da la mano: iglesia y estado, dos caras de la misma moneda.

El Cotillón Andino fue eso, cotillón, accesorio. Se mostró el poder eclesiástico y el poder militar matizado con globos de cumpleaños. Seguimos en la barbarie, sin dudas.

“La tierra dejó de temblar…” – frase de la obra- me quedó rodando en la cabeza. Además de tener que ver con la paranoia que significó aquel temblor de este año y los terremotos de los vecinos países, nos da un mensaje claro: mientras creamos en la Virgen y el Señor, estamos a salvo, o algo de toda esta parnafernaria de la curia y la visión medieval. En Florianópolis, hay una catedral que tiene la mismísima historia nuestra pero con la diferencia de que a ellos los tapaba el agua, entonces se refugiaron en “Dios”. Porque son mecanismos de represión y de opresión, de retención y de regresión [4].

Errores de concepto. Mal comportamiento del público

Tampoco cargo todas las tintas sobre el director de teatro al que le cuestiono lo ideológico, su punto de vista. Hay una organización que ofició de Producción Ejecutiva. Nadie entiende que la “Gala del Folklore de Salta para el Bicentenario” haya sido una obra de teatro con música en vivo o un espectáculo integral. Mal colocado el título que privilegió una Gala del Folclore desde la música y la danza, sin el teatro. Por eso quizá, cuando todos querían escuchar cantar y ver bailar, se mataron de risas cuando salió la Pachamama, explotaron en carcajadas cuando murió Güemes en escena tras un disparo y no escucharon los textos relatados. El super pullman era una pasarela de jóvenes desorientados, poco habituados al teatro, más acostumbrados al espectáculo folclórico callejero, jóvenes cuyos chicles explotaban en bombitas estrepitosas. Abajo, en la platea, no hubo desorden pero no faltó el mismo gesto detestable, aunque la ignorancia en este contexto, haya funcionado exitosamente. Esa también es la Salta del Bicentenario.

¡Y los nombres que aparecieron en pantalla! No se sabía si estaban muertos o vivos. Algunos son incuestionables y otros, no merecen ni la pena… En esta selección, faltaron muchos y sobraron bastantes…

Ahora bien, ¿por qué es gratis? Aprendí que cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía. ¿Quién paga? ¿Con qué paga?

¿Alguien sabe para quién trabaja…?

¿Quién dijo que todo está perdido? Melania Pérez y Fernando Chalabe se lucieron (en esto coincido con Mario Carrer [5]). Se los vio conformes en el cierre con “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. ¿Habrán entendido, me pregunto, el libreto? Porque fueron parte del sueño de Hernando de Lerma.

Lo más inteligente sería que me digan: pero como todo es ficción, nada de lo que viste es cierto. Creo que estaría de todos modos, errado, ya que el espectador no cuestiona la verdad ni lo que ve, lo vive así. Está enmarcado en un realismo lírico. Ni los mismos conquistadores, hubiesen escrito mejor esta versión de La historia del buen salteño.

Para mí, fue una pesadilla.

– Notas relacionadas:

– [1] Renoldi: Mega espectáculo por el Bicentenario y rumbo a la Nacional de Teatro en La Plata

http://www.salta21.com/Renoldi-Mega-espectaculo-por-el.html

– [2] Apocalypto, film antiamericanista

http://www.salta21.com/Apocalypto-film-antiamericanista.html

– [3] La Iglesia se opuso a la celebración de la Pachamama en Plaza 9 de julio

http://www.salta21.com/La-Iglesia-se-opuso-a-la.html

– [4] En Salta se impuso la religión como medio de dominación

http://www.salta21.com/En-Salta-se-impuso-la-religion.html

– [5] Música para todos los gustos

http://www.salta21.com/Musica-para-todos-los-gustos.html