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Las provincias y la nación aprobaron los contenidos básicos para la educación sexual en todo el país

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Un acuerdo para hablar de eso en las aulas

Son los aprendizajes comunes obligatorios para alumnos de escuelas públicas y privadas de todo el país. Incluyen las diversas formas de organización familiar, la prevención del abuso sexual, las relaciones de género y el respeto por la diversidad de identidades.

– Por Mariana Carbajal . 30 de Mayo de 2008

La educación sexual quedó ayer un poquito más cerca de llegar finalmente a las aulas de todo el país, como fija la ley sancionada hace un año y ocho meses. Después de algunos meses de tironeos y acaloradas discusiones, ayer los ministros de Educación de todas las provincias aprobaron por unanimidad los contenidos mínimos que redactó la cartera nacional y que tendrán que tenerse en cuenta tanto en escuelas públicas como privadas, religiosas y no confesionales, a la hora de impartir educación sexual. “Estos lineamientos curriculares básicos definen aquello que todos los alumnos de la Argentina tienen que aprender. Es un acuerdo histórico”, destacó el ministro Juan Carlos Tedesco, en una entrevista con Página 12

El documento, al que accedió este diario, define la educación sexual desde un abordaje integral y no reducido al modelo tradicional biologista. Propone que se imparta en forma transversal en los niveles inicial y primario y abre la opción de que sea un contenido específico en el secundario, de acuerdo con la elección de cada jurisdicción.

Las temáticas, claro, deberán adaptarse a la edad de los alumnos. Algunos de los “aprendizajes comunes y obligatorios” se refieren a las distintas formas “de organización familiar”, el respeto a la intimidad propia y ajena, la prevención del abuso sexual, las relaciones de género entre varones y mujeres, el respeto por la diversidad de identidades, y la necesidad de luchar contra las discriminaciones y los estereotipos.

En el ciclo básico del secundario los estudiantes deberán conocer “todos los métodos anticonceptivos y de regulación de la fecundidad existentes” y el “análisis de sus ventajas y desventajas”, pero se deberá enfatizar que “el preservativo es el único método” disponible “para prevenir el VIH/sida”.

La problemática del aborto tendrá que encararse desde distintas ópticas: “como problema ético, de salud pública, moral, social, cultural y jurídico”.

Para los últimos años del secundario se establece el “abordaje y análisis crítico” de la masculinidad y la feminidad y sus representaciones estereotipadas. También la reflexión sobre “las implicancias de la homofobia” y “el análisis crítico de la subvaloración de otras formas de ser mujer que no incluyan la maternidad”, entre otros múltiples contenidos.

Los lineamientos curriculares se aprobaron en el Consejo Federal de Educación que se reunió ayer en Buenos Aires, y que presidió el ministro de Eduacación Juan Carlos Tedesco.

Su redacción surgió de un borrador elaborado por un equipo de especialistas convocadas por el Ministerio de Educación, que tuvieron en cuenta las recomendaciones de un comité de expertas que trabajó a lo largo de varios meses durante 2007.

En ese comité participaron Graciela Morgade, directora de la Carrera de Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, María del Carmen Feijóo –hasta diciembre, oficial de Enlace en la Argentina del Fondo de Población de ONU–, la psicoanalista y directora del Programa Las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia, Eva Giberti; Silvina Ramos, titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad; Elena Duro, de Unicef; Claudia Lombardo en representación de las iglesias evangélicas, el rabino Daniel Goldman, y Miryam Andújar y María Inés Franck por el Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), que depende del Episcopado.

La definición de los lineamientos básicos se venía demorando, por la resistencia de las sectores más conservadores vinculados con la Iglesia Católica (que tienen fuerte influencia en ministerios de Educación de algunas provincias). Se oponían a la incorporación de la perspectiva de género –que finalmente se aceptó– y a la preeminencia del Estado frente a los padres para fijar contenidos.

Ahora, cada jurisdicción provincial deberá desarrollar sus propios programas, siempre teniendo en cuenta el acuerdo de ayer. Algunas, como la ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Formosa y Entre Ríos tienen leyes de educación sexual y ya han puesto en marcha la capacitación de los docentes y la incorporación de contenidos en las escuelas.

Con la sanción de la Ley Nacional de Educación Sexual, el 4 de octubre de 2006, se dio un paso muy importante para garantizar el acceso a la educación sexual a todos los estudiantes del país.

Más allá de que desde el Estado fije contenidos básicos, la ley establece que “cada comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración de su proyecto institucional la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”.

También está previsto un ámbito en el cual los padres conozcan lo que verán sus hijos en las aulas.

La norma dice que cada jurisdicción, con apoyo del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, “deberá organizar en todos los establecimientos educativos espacios de formación para los padres o responsables que tienen derecho a estar informados”.

El Ministerio de Educación tiene cuatro años para que se implemente el Programa Nacional de Educación Sexual en forma “gradual” e integral en todo el país. Es decir, todavía pueden pasar dos años más antes de que muchos chicos empiecen a trabajar en clase sobre temas vinculados con la sexualidad.

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